Kurdos de Siria temen que Estados Unidos los traicione , de nuevo

Karam Shoumali contribuyó con información desde Estambul, y Kamil Kakol desde Sulaimaniya, Irak.

ESTAMBUL _ Durante casi dos años, los kurdos sirios, con armas, cobertura aérea y entrenamiento estadounidenses, han combatido y muerto en batalla contra el Estado Islámico. Se han enorgullecido de su estatus como el representante más fiel de Estados Unidos en la lucha contra el grupo militante, y han esperado que su efectividad como combatientes conduzca al apoyo estadounidense para los avances políticos kurdos dentro de Siria.

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Así que muchos kurdos se estremecieron cuando tanques y soldados turcos entraron recientemente en el norte de Siria, con apoyo estadounidense, para hacer retroceder los avances kurdos. Lo vieron, quizá prematuramente, como una repetición de un siglo de traiciones por parte de las potencias mundiales, que se remonta a la Primera Guerra Mundial, cuando les prometieron, y luego les negaron, su propio Estado en el acuerdo posterior a la guerra.

“Los kurdos van a gritar traición cada vez que piensen que las cosas no van en su dirección, porque han padecido un siglo de lo mismo”, dijo Joost Hiltermann, director de programa para Medio Oriente y el norte de África en el Grupo para las Crisis Internacionales, y un veterano experto en los kurdos.

Los kurdos sirios afirman que su intención es establecer una región autónoma donde sus derechos estén protegidos, no su propio Estado, en cualquier acuerdo que surja de la larga guerra civil siria. Y dicen que esperan que Estados Unidos los apoye en su deseo.

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Para cumplir eso, sin embargo, necesitan conectar dos de sus territorios: Afrin, en el oeste, y Kobani, en el este, un esfuerzo que Turquía ve como una amenaza a su seguridad nacional que debe ser desactivada virtualmente a toda costa.

Así que, aunque la primera intención de la incursión de Turquía el mes pasado en el norte de Siria fue hacer retroceder al Estado Islámico de la localidad fronteriza de Jarablus, muchos creen que el principal propósito de Turquía era frustrar las ambiciones territoriales curdas.

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El hecho de que Estados Unidos apoyara la acción de Turquía, un aliado de la OTAN, repercutió entre los kurdos étnicos en toda la región, donde están dispersos entre cuatro países _ Irán, Irak, Siria y Turquía _ y han soñado desde hace tiempo con su propio Estado, mientras eran oprimidos por gobiernos autocráticos que les han negado sus derechos políticos básicos.

“Estas operaciones por parte de Turquía son obviamente más contra los kurdos que el Daesh”, dijo Mahmoud Othman, prominente político kurdo iraquí, usando el acrónimo árabe para el Estado Islámico. Añadió: “La gente tiene miedo ahora. La gente realmente tiene miedo de lo que pudiera suceder al final”.

Basándose en la historia, los kurdos se ven como los juguetes de las potencias mundiales, usados para combates en su representación cuando conviene a los intereses de alguien y luego desechados.

Se puede decir, en balance, que Estados Unidos ha sido un gran amigo de los kurdos, tras acudir en su socorro después de la Guerra del Golfo Pérsico a principios de los años 90 y ayudarles a establecer una región autónoma para ellos en Irak, donde estuvieran seguros ante la brutalidad de Saddam Hussein.

Sin embargo, Estados Unidos también figura prominentemente en ese recuerdo histórico de traición. En 1975, después de que la CIA trabajó con Irán para suministrar armas a los kurdos para combatir al régimen de Saddam, el secretario de Estado Henry A. Kissinger les retiró abruptamente el apoyo después de una reconciliación entre Teherán y Bagdad.

“En 1975, sucedió la misma traición a los kurdos”, dijo Hasos Hard, periodista
kurdo en el norte de Irak, cuando se le preguntó su reacción al apoyo estadounidense a la incursión de Turquía en Siria.

Sin embargo, muchos analistas, así como combatientes kurdos sirios en el terreno, dicen que las acusaciones de traición no son del todo correctas; al menos no todavía.

Hay pocos signos de que Estados Unidos haya abandonado a los kurdos sirios. Funcionarios estadounidenses han trabajado para negociar una tregua en el terreno entre los rebeldes respaldados por Turquía y las milicias curdas, conocidas como Unidades de Protección del Pueblo, y los combates se han calmado en los últimos días.

Pero muchos kurdos dicen que ahora ven los acontecimientos y les preocupa que una vez que el Estado Islámico sea expulsado de su capital en la ciudad siria de Raqqa, Estados Unidos los traicione.

Hiltermann dijo que cuando viajó al norte de Siria este año, los kurdos le hicieron esta pregunta, una y otra vez: “¿Qué piensa que harán lo estadounidenses cuando Raqqa sea tomada?”

La pregunta destaca el dilema que el campo de batalla sirio cada vez más complicado plantea a Estados Unidos, que ha tratado de equilibrar sus relaciones con Turquía y los kurdos sirios, un enemigo turco importante debido a sus vínculos con militantes dentro del país.

Aun cuando Estados Unidos haya canalizado armas a los kurdos sirios y les haya ofrecido entrenamiento militar, no ha establecido vínculos con el ala política de la milicia, el Partido de la Unión Democrática, debido a las inquietudes turcas. Ni les ha prometido nada más allá del apoyo militar en la lucha contra el Estado Islámico, aparte de expresiones de apoyo para un papel kurdo en la mesa de negociaciones cuando, o si, se inician negociaciones de paz serias.

Aliza Marcus, autora y experta en temas kurdos, dijo: “Parece insensible de parte de Estados Unidos” ofrecer apoyo militar sin ninguna medida para establecer lazos políticos. Esto parece especialmente cierto ahora, dijo, después de que los kurdos tuvieron fuertes bajas al expulsar al Estado Islámico de Manbij, una ciudad en el norte de Siria que liberaron recientemente, y de la que ahora se les pide que se vayan porque Turquía no los quiere ahí.

Sin el apoyo de Estados Unidos, el Partido de la Unión Democrática ha sido excluido de las negociaciones de paz sirias que se han celebrado en Ginebra, y ahora hay creciente preocupación de que Washington eventualmente se distancie de los kurdos sirios en un esfuerzo por mejorar las relaciones con Turquía.

“El propio Estados Unidos dice: estos son los mejores combatientes contra el Daesh”, dijo Othman, refiriéndose a las Unidades de Protección del Pueblo. “Estos son los mejores aliados. Con suerte, se aferrarán a eso, y les ayudarán, y no los abandonarán al final”.

Por ahora, los kurdos siguen contando con que los estadounidenses les mantendrán un lugar en un futuro Estado sirio. “Deberían ayudarles políticamente, a tener derechos en Siria”, dijo Othman. Los kurdos, afirmó, “quieren que se establezca una nueva Siria, y tener una voz en ella”.

Si nada más, el apoyo militar estadounidense, aun sin ninguna promesa en el frente político, ha legitimado las ambiciones de los kurdos sirios. Les ha ayudado a asegurar una gran sección de territorio que dicen nunca cederán sin importar quienes sean sus mecenas.

“A lo largo de la historia, los kurdos fueron abandonados”, dijo Ahmad Haj Mansour, un funcionario del Partido de la Unión Democrática que vive en Gran Bretaña. “Pero ahora, el tiempo y el lugar son diferentes. No necesitamos a las potencias mundiales para sobrevivir. Estamos a cargo de nuestro territorio, y tenemos combatientes”.

Tim Arango
© 2016 New York Times News Service