A donde va Boeing, también va el mercado: para arriba

¡A un lado, acciones FANG! El índice promedio industrial Dow Jones y el Standard & Poor’s 500 alcanzaron un nuevo récord el lunes a pesar de las tensiones geopolíticas, el alboroto en la Casa Blanca y la amenaza de un aumento en las tasas de interés. Esta hazaña se explica con una sola palabra:
Boeing.
Mientras los inversionistas adquirían acciones de crecimiento en empresas de alta tecnología, el gigante fabricante de aeronaves comerciales y contratista de defensa despegó silenciosamente y continuó hasta conquistar el primer lugar en el índice Dow. Esta semana sus acciones subieron por arriba de los 240 dólares, y en total han subido un 50 por ciento este año.
Le lleva una delantera considerable al segundo lugar, Apple, cuyo aumento es del 36 por ciento.
También está mejor que Netflix, que subió un 37 por ciento. Facebook y Alphabet, la sociedad controladora de Google, tampoco lo pueden igualar.
Cuando se trata de valuaciones, a los inversionistas solo les interesan los resultados. Las poderosas fuerzas económicas que han impulsado las ganancias de Boeing también generan aumentos en muchas grandes empresas multinacionales, lo que a su vez dispara los índices de los principales valores a nuevas alturas.
Boeing mantuvo activos a finales del mes pasado a los analistas de Wall Street, pues tuvieron que actualizar sus recomendaciones después de que la empresa dio a conocer que obtuvo ganancias por 2.500 millones de dólares en el segundo trimestre y elevó los pronósticos para sus resultados y su flujo de efectivo. La empresa indicó que tiene órdenes pendientes para un total de 5700 aeronaves, que equivalen a entregas durante unos siete años completos. Esto quiere decir que tiene garantizadas sus ganancias y flujo de efectivo para varios años.
Seth Seifman, un analista de J.P. Morgan, dijo que este trimestre es un “parteaguas”.
Dennis Muilenburg, un veterano de larga trayectoria en Boeing que asumió la dirección general en 2015, ahora es objeto de muchos elogios debido al aumento en los márgenes de utilidades y la mejora en las relaciones laborales, que antes eran tensas. No obstante, la empresa en gran medida solo está aprovechando la misma dinámica que ha impulsado los ingresos y los precios de las acciones de muchos de los mayores componentes de los índices de mercado.
A continuación, se detallan los distintos elementos que se han conjugado.
Crecimiento global
“Boeing definitivamente es una de las grandes empresas multinacionales que se ha visto beneficiada por el crecimiento económico global”, explicó Michael Arone, director adjunto y experto en estrategias de inversión en State Street Global Advisors. “Experimentamos una recuperación más global y sincronizada”.
Destacó que Europa superó a Estados Unidos en cuanto a crecimiento económico este año, y que los resultados de las empresas incluidas en el índice S&P 500 reflejaron un crecimiento de dos dígitos por primera vez en seis años. En mercados emergentes como la India y China, el aumento en los ingresos ha producido un aumento en la demanda de viajes de placer. “La demanda global de viajes aumenta a un ritmo muy por encima de las cifras históricas”, aseveró Richard L. Aboulafia, un analista veterano de Teal Group experto en aviación y en la industria aeroespacial.
Durante la teleconferencia que sostuvo Boeing el mes pasado para anunciar sus resultados, Muilenberg subrayó que el tráfico aéreo de pasajeros había superado el crecimiento económico este año, además de que el tráfico de carga aérea había aumentado un diez por ciento durante los primeros cinco meses del año. La demanda de productos Boeing “es más diversa geográficamente y equilibrada en todo el mundo”, señaló.
Reducción en los costos
Pocas empresas han demostrado tanta habilidad para administrar sus costos como Boeing. Para lograrlo, amplió sus operaciones en Carolina del Sur, un área no sindicalizada, y estableció “sociedades” con sus proveedores. (Los trabajadores de Boeing en Carolina del Sur se opusieron a un intento por crear un sindicato en febrero). “En materia de costos, han hecho algo increíble; no solo redujeron los costos de mano de obra y proveedores, sino que además aumentaron sus utilidades”, indicó Aboulafia. “Es impresionante”.
Esta afirmación es cierta especialmente en el caso del 787 Dreamliner, que provocó demoras y generó costos adicionales, entre otros problemas, pero parece haber superado esa etapa negativa. El informe de Seifman indica que el desempeño del 787 superó “incluso los pronósticos más optimistas”.
Sin embargo, Boeing no es un caso aislado. “En un periodo de crecimiento lento en la economía y las ganancias brutas, las empresas actuaron con gran destreza en la administración de sus costos y lograron mantener sus márgenes”, enfatizó Arone.
Por supuesto, solo es uno de los motivos por los que los empleados han tardado en ver reflejados los mayores ingresos de las empresas en sus salarios, que han aumentado a un ritmo tediosamente lento. Los más beneficiados han sido los accionistas. Boeing amplió su programa de recompra de acciones a diez mil millones de dólares este año, además de incrementar sus dividendos en un 30 por ciento.
Tasas de interés bajas
“Boeing se ha beneficiado muchísimo con las tasas de interés bajas”, comentó Aboulafia, en especial con los precios altos del combustible. Los clientes “tienen muchos incentivos para remplazar los aviones más antiguos por versiones nuevas que utilicen el combustible de manera más eficiente”.
Además, comprar una aeronave representa una inversión significativa de capital que por lo regular se obtiene a través de préstamos. “Muchos grandes fabricantes lo hacen así”, señaló Arone, y por eso las acciones con capitalizaciones significativas han tenido un mejor desempeño este año que las de empresas pequeñas, cuyos productos en general no requieren un gasto enorme de capital.
Además, con las tasas de interés bajas, los inversionistas que desean obtener ganancias no tienen muchas alternativas además de los valores. Por eso todos los índices han ido al alza.
La Casa Blanca
Al igual que muchas otras empresas con mercados globales, el futuro de Boeing se nubló cuando el presidente Trump anunció sus intenciones de renegociar tratados de comercio y casi hizo estallar una guerra comercial. Amenazó con cerrar el Banco de Exportaciones e Importaciones, un acreditante tan importante para los clientes de Boeing que en ocasiones se le da el sobrenombre de “Banco de Boeing”. Cuando atacó a Boeing en una serie de tuits en diciembre del año pasado y amenazó con cancelar un contrato para remplazar el antiguo avión presidencial Air Force One, a los accionistas de Boeing “casi les da un ataque”, según relata Aboulafia.
Después de seis meses de aplicación de la táctica del encanto, ahora Trump elogia a Boeing. En febrero posó frente a un 787 Dreamliner recién terminado en la activa planta de fabricación de Boeing de North Charleston, Carolina del Sur, y declaró que estaba ahí “para celebrar la creación de empleos”. Además dijo: “¡Dios bendiga a Boeing!”.
“Era todo un espectáculo ver cómo adulaban los ejecutivos de Boeing a Trump en Carolina del Sur”, comentó Aboulafia. “Pusieron en marcha una campaña de total adulación, y vaya que les redituó”.
Durante su visita a Carolina del Sur, el presidente prometió hacer un gran pedido a Boeing de aviones de combate Super Hornet, y en mayo el gobierno federal cumplió al asignar 1100 millones de dólares del presupuesto de este año a la compra de 14 de esos aviones.
En abril se comprometió no solo a mantener el Banco de Exportaciones e Importaciones, sino a reactivarlo.
Incluso la amenaza del presidente de renovar las sanciones impuestas a Irán apenas ha afectado a Boeing. Irán hizo dos pedidos grandes de aeronaves comerciales nuevas por 20.000 millones de dólares.
El porvenir
Todavía no hay consenso en cuanto al crédito que debe darse al presidente por el aumento en los precios de los valores; lo cierto es que hasta ahora ha tratado al mercado mucho mejor de lo que dio a entender en sus declaraciones de campaña. “Hizo pronunciamientos duros, pero no se han concretado en las áreas más importantes para los inversionistas”, como la inmigración y el comercio, argumentó Arone.
Por su parte, los inversionistas todavía esperan que se apruebe una reforma fiscal y se reduzca la tasa de impuestos para las empresas. El año pasado, Boeing pagó 1200 millones de dólares de impuestos federales, lo que equivale una tasa efectiva del 23 por ciento.
¿Es posible que esta situación se prolongue, aunque las valuaciones siguen aumentando y el periodo alcista ya ha sido muy largo? “Ese es el dilema”, señaló Arone. Las acciones de Boeing, por ejemplo, no son nada baratas, pues se ubican en 240 dólares por acción, y su razón precio-resultados para los doce meses anteriores casi alcanza los 30 puntos, muy por encima del promedio del mercado. Llega un punto en que no es posible reducir más los costos. Sin embargo, esto no ha impedido a los analistas dar pronósticos más altos para los precios Boeing: 300 (Cowen & Company), 280 (J.P. Morgan) y 275 (Bank of America Merrill Lynch) dólares, respectivamente.
En cuanto a otras grandes multinacionales y los índices del resto del mercado, Arone no cree que haya ningún factor inmediato que les impida obtener mayores ingresos. Siguen sin aparecer las señales de advertencia que busca normalmente: correcciones de mercado más frecuentes, tasas de interés más altas y diferenciales de rendimiento más amplios. “Ningún indicador parpadea en rojo”, dijo. “Vamos, ni siquiera en amarillo”. Aunque reconoce que el mercado alcista “ya se ha prolongado demasiado”, también enfatiza que “los mercados alcistas no mueren de viejos”.

JAMES B. STEWART
© The New York Times 2017