A medida que China construye, las empresas estadounidenses quieren participar

XUZHOU, China ⎯ A medida que China planea construir una multitud de carreteras, líneas férreas, puertos y aeropuertos en toda Asia, África y Europa, los escépticos dicen que las empresas chinas serán las únicas verdaderas ganadoras de la ambiciosa iniciativa.

General Electric no está de acuerdo.

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En 2014, compañías de construcción e ingeniería chinas ordenaron equipo con valor de 400 millones de dólares a GE para instalarlo en el extranjero, mayormente en la región que comprende el esfuerzo, conocido como “Un cinturón, una ruta”. El año pasado, esos pedidos totalizaron 2,300 millones de dólares, y GE planea presentarse en la licitación de 7,000 millones de dólares adicionales en pedidos de turbinas de gas natural y otro equipo de energía en aproximadamente los próximos 18 meses.

“Estamos muy enfocados en ganar estas licitaciones”, dijo Rachel Duan, directora ejecutiva de General Electric China.

China está atrayendo a empresas y países más fuertemente hacia su esfera económica y geopolítica con el plan “Un cinturón, una ruta”. Un reciente foro sobre el esfuerzo en Pekín, del cual fue anfitrión el presidente de China, Xi Jinping, atrajo al presidente de Rusia, Vladimir Putin, y a otros líderes de Estado, así como a funcionarios de más de tres docenas de países, incluido Estados Unidos.

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Si se promulga como está planeado, la iniciativa pudiera llevar a un frenesí de construcción mundial; China ha prometido más de un billón de dólares de inversión a largo plazo.

Las empresas occidentales están buscando agresivamente una parte de la acción. Citibank ganó un contrato de Bank of China para manejar una compleja oferta de bonos de 3,000 millones de dólares el mes pasado para recaudar dinero para abrir sucursales en toda Asia, Europa Oriental y el este de África. La compañía de tecnología y manufactura Honeywell International está vendiendo equipo a Asia Central para procesar gas natural.

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Algunas empresas no chinas también están modificando sus operaciones para ganar más pedidos relacionados con el plan de Pekín, y GE ha reorganizado a su personal de mercadotecnia para equipo energético mundial para darles prioridad.

El gasto de China no necesariamente significa utilidades inmediatas. La mayor parte del dinero aún no ha sido asignado, mucho menos gastado. Y China ⎯ que tiene demasiadas fábricas que producen demasiado acero y cemento ⎯ está asegurándose de que sus propias empresas sean las mayores beneficiarias.

Empresas como Caterpillar, por ejemplo, tendrán que competir con un fabricante chino de maquinaria de construcción rápidamente creciente y controlado por el gobierno, el Xuzhou Construction Machinery Group, conocido como XCMG. Esas empresas, que enfrentan a un mercado maduro en casa, están ansiosas por encontrar nuevos mercados, una ambición central del plan.

En una de las cavernosas fábricas de XCMG aquí en la zona al norte y centro de China, los trabajadores se apresuran a duplicar el número de excavadoras que pueden producir cada año, principalmente añadiendo robots al proceso de ensamblaje. La iniciativa tiene a la fábrica en operación 16 horas al día, seis días de la semana.

“‘Un cinturón, una ruta’ hace que nuestra estrategia de internacionalización sea como un tigre al que se le añadieron alas”, dijo Wang Min, presidente de XCMG.

Para las empresas, el plan ofrece incertidumbre así como promesas. La infraestructura que China está construyendo pudiera algún día convertirse en la vía hacia miles de millones de dólares gracias a un aumento del comercio, o ser un sumidero cargado de deuda. Xi está presionando a las empresas que hacen negocios en China para que participen sin importar cuáles sean las perspectivas.

La esperanza de una prosperidad futura es tentadora. Li and Fung, una compañía de Hong Kong que durante décadas ha enviado productos de fabricación china a tiendas departamentales estadounidenses y europeas, ahora está dirigiendo sus esfuerzos de mercadotecnia a pequeños y medianos minoristas en el mundo en desarrollo. Es una apuesta a que la iniciativa china elevará el gasto de consumo en docenas de países, dijo Victor Fung, presidente del Fung Group, su compañía matriz.

Otros están esperando para ver si la idea ambiciosa de China se traduce en inversión real; y si las empresas estadounidenses y europeas tendrán un lugar en la mesa. Les inquieta particularmente que el programa parezca girar principalmente en torno a las exportaciones chinas, y no tanto en torno a las importaciones.

“Díganos qué vamos a sacar de esto”, dijo James Zimmerman, un abogado en Pekín que es ex presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, refiriéndose a Occidente. “No tiene posibilidades de éxito si todo gira en torno de llevar productos chinos a Europa, o si es todo en una sola dirección”.

Un destacado funcionario del gobierno de Donald Trump, Matthew Pottinger, director para Asia del Consejo de Seguridad Nacional, dijo en la conferencia de este mes que China debería ofrecer transparencia en la licitación de los contratos relacionados con la iniciativa, para dar una mejor oportunidad a las empresas que no son propiedad del Estado.

La sobrecapacidad industrial de China es un gran motivador detrás del plan. China puede producir casi 1,100 millones de toneladas de acero al año, tanto como el resto del mundo en conjunto, pero tiene una demanda nacional de solo alrededor de 800 millones de toneladas. La iniciativa absorbería solo unos 30 millones de toneladas por año, según un estudio reciente realizado por la Cámara de Comercio de la Unión Europea.

Algunas empresas estadounidenses están dando pasos para mejorar sus probabilidades; pero eso en ocasiones significa manufacturar más en China, no en Estados Unidos. Duan dijo que GE se había enfocado en formas de producir productos en China para satisfacer los requerimientos del país de que parte del trabajo se realice localmente. Honeywell afirmó en una declaración que también había estado buscando formas de producir más productos en China para el programa.

“Cuando estén construidas las carreteras, cuando estén construidos los puertos, cuando estén construidas las plantas eléctricas, pienso que vendrán las otras oportunidades”, dijo Duan.

Otros están esperando y observando. Las inversiones se han concentrado fuertemente en Pakistán, Afganistán, Kazajistán, Uzbekistán y otros países cercanos que son prioridades geopolíticas para China pero tienen economías débiles.

Vincent Lo, un multimillonario inmobiliario que es presidente del Consejo de Desarrollo Comercial de Hong Kong, encabezó a un equipo de 50 empresarios de Shanghái y Hong Kong de visita en Tailandia y Vietnam este mes para explorar inversiones basadas en la iniciativa china, dijo. Viajes a Medio Oriente y Europa Oriental pudieran ser los siguientes. Asia Central está muy abajo en su lista.

“Si los países del Asia Central se muestran entusiastas, trabajaremos con ellos, pero por supuesto tendremos que analizar los cimientos financieros”, dijo Lo. “Muchos de estos países tendrán que hacer muchas reformas para poder recibir capital”.

Los participantes chinos buscan ser grandes ganadores desde el principio.

Xi ha designado a la ciudad de Xuzhou ⎯ un polvoriento centro ferroviario aproximadamente a la mitad de camino a lo largo del viaje en tren bala de cinco horas entre Pekín y Shanghái ⎯ como una base manufacturera clave para su política. Al pie de una colina aquí coronada por un nuevo complejo de templos budistas, Caterpillar tiene una de las fábricas de maquinaria de construcción más grandes del mundo, la cual produce enormes piezas de equipo de excavación.

Cerca, su rival local XCMG está redoblando esfuerzos. Con 23,000 trabajadores en esta ciudad y controlada por el gobierno municipal de Xuzhou, XCMG es el fabricante más grande de China de maquinaria de construcción, desde excavadoras hasta grúas y niveladoras.

La fábrica produce excavadoras del tamaño de un tanque en una serie de cuatro salas con techos de acero de 24 metros de altura. Casi todo en el interior es nuevo, desde los 13 robots cortadores de acero del tamaño de cabañas hasta el costoso equipo rectificador italiano y japonés que recorta con precisión los componentes de acero.

Wang, el presidente de XCMG, restó importancia a las inquietudes de que los negocios no se materializarán.

“Deberíamos ser persistentes y manejar bien nuestra empresa”, dijo. “Cuando llegue la primavera, floreceremos abruptamente”.

Keith Bradsher
© 2017 New York Times News Service