Adiós a la rendición de cuentas

WASHINGTON (proceso).- Donald Trump es impredecible. Su personalidad y sus arrebatos van contra la lógica gubernamental. Pero en la Casa Blanca, Josh Earnest, vocero del presidente Barack Obama, piensa que la retórica del próximo mandatario no se hará realidad.
En mangas de camisa, relajado y sonriente, Earnest recibe a Proceso en su oficina de la Casa Blanca para hablar de Trump, de lo que le podría esperar a México, de la prensa y de su labor como cara y voz de la Presidencia de Estados Unidos.
A menos de un mes de dejar el puesto, tras dos años y medio de ser la imagen pública de la Casa Blanca y de Obama, Earnest habla sobre lo que piensa que ocurrirá en la relación México-Estados Unidos durante la presidencia de Trump.
“Los lazos culturales entre ambos países son innegables, la relación económica entre ambos es importante, lo mismo que la relación en materia de seguridad y la cooperación para combatir al tráfico de drogas, de armas y el terrorismo. Son temas realmente importantes”, dice Earnest, quien hace una pequeña pausa en su reflexión para luego acotar: “El presidente Obama ha hecho de nuestra relación con México una prioridad, porque él cree que es para bien de los intereses de los estadunidenses. No está muy claro si el señor Trump comparte la misma conclusión”.
En el amplio despacho del vocero presidencial –estratégicamente ubicado a pocos metros de la Oficina Oval y de la sala de prensa James Brady, el Briefing Room– se respira influencia y poder, pero también nostalgia. Se acerca la hora de dejar el puesto a otro, y será a alguien de quien no se sabe si continuará con los hábitos democráticos de mantener buena relación entre la Casa Blanca y la prensa. Con el gobierno de Trump, que empieza el próximo 20 de enero, no hay certezas ni garantías.

Trump vs. México

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En la entrevista se le pregunta a Earnest qué piensa la administración de Obama respecto a las descalificaciones de Trump hacia México, país del cual afirmó que tiene una sociedad de criminales, violadores y narcotraficantes, a quienes desea separar y no voltear a ver, para lo cual construirá un muro en la frontera sur de Estados Unidos.
“Hay algunas indicaciones de que es improbable que materialice su promesa de construir un muro; pero, como he dicho, no creo que nadie pueda predecir exactamente qué pasará con el presidente Trump”, responde.
Aunque no lo dice abiertamente, da la impresión de que Earnest lamenta lo que se viene para la prensa y para el mundo con el próximo gobierno.
Como candidato presidencial Trump prometió deportar a todos los mexicanos indocumentados, construir el muro en la frontera sur y renegociar o anular el Tratado de Libre Comercio de América del Norte; y lo ha refrendado como presidente electo.
En cuanto a su relación con los medios, su equipo de transición ya advirtió que “tal vez” se acaben las conferencias de prensa diarias del portavoz presidencial, que se reasignarán los 49 asientos permanentes en el Briefing Room y que se reducirá notablemente el número de reporteros acreditados ante La Casa Blanca, comenzando por los extranjeros.
Por lo pronto, el jueves 22 Trump nombró como nuevo vocero de La Casa Blanca a Sean Spicer, miembro del equipo de comunicaciones que lo apoyó durante la campaña electoral.
“En Estados Unidos tenemos una larga tradición en la que la prensa independiente exige la rendición de cuentas a los funcionarios públicos, empezando con el presidente”, comenta Earnest.
Explica que para ello, funcionarios como él son elegidos para explicar “diariamente” la posición del gobierno sobre los temas de interés nacional e internacional. La tarea del vocero es describir las prioridades del presidente, sus actividades, sus proyectos y hasta un poco de su vida personal. La rendición de cuentas es una responsabilidad impostergable de la oficina de prensa de la Casa Blanca.

Los medios extranjeros

Los ataques y descalificaciones a la prensa son parte de la rutina de Trump en los mensajes que publica con frecuencia en su cuenta de Twitter.
A medios de Estados Unidos, como el periódico The New York Times, Trump lo tilda de tendencioso y manipulador de la verdad. En términos generales, el próximo presidente de Estados Unidos descalifica a cualquier medio que no comulgue con sus ideas y las ponga en entredicho.
Trump no está acostumbrado a rendirle cuentas a nadie y esto es lo que ha generado el ambiente de incertidumbre y desconcierto sobre el futuro de la relación de la prensa y la Casa Blanca.
Proceso –como único medio mexicano acreditado ante la Presidencia de Estados Unidos e integrante de la Asociación de Corresponsales Extranjeros y de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca–, acudió hace unos días a una reunión en la que se planteó y discutió la amenaza del equipo de transición del presidente electo, de eliminar el número de acreditaciones permanentes, empezando con las de la prensa extranjera.
Aunque Earnest habla de la necesidad y la importancia de la relación de la Casa Blanca con la prensa, es un secreto a voces que los corresponsales extranjeros no son prioridad para el vocero presidencial de Estados Unidos, con excepción de las agencias Reuters y France Presse, de Gran Bretaña y Francia, respectivamente.
Al portavoz del presidente Obama se le cuestiona sobre la falta de interés de la Casa Blanca en la prensa extranjera y sobre la posibilidad de que a los pocos corresponsales extranjeros el gobierno de Trump les quite la credencial.
“La Casa Blanca de Obama hizo mucho para tratar de comunicarse con los corresponsales extranjeros, porque entendimos que interactuando y comprometiéndonos con ellos tenemos la oportunidad de darle forma a las percepciones en el mundo sobre Estados Unidos.
“En parte esa es la razón por la cual tengo esta entrevista contigo. No sé hasta qué punto la próxima Presidencia aprecie lo importante que es. Espero que lo haga o lo comprenda. Pero el presidente Obama se ha beneficiado de los lazos que hemos establecido con todos ustedes, y nosotros nos hemos beneficiado de los esfuerzos que tú y tus colegas periodistas extranjeros, han llevado a cabo para extender el tiempo y el esfuerzo de comprender lo que pasa en la Casa Blanca”, subraya.
De las críticas de Trump a The New York Times, Earnest prefiere no opinar directamente. Comenta que un sistema democrático se debe al debate y a las exigencias de la prensa para informar a la ciudadanía. “Por eso creemos que los medios deben ser libres e independientes, para que evalúen los argumentos de las personas en el poder o con autoridad y así ayudar a comprender por qué se están tomando esas decisiones.
“No creo que sea bueno para el país o para la democracia atacar a los periodistas; creo que es más fácil ser exitoso y ayudar a las personas a comprender tu punto de vista si estás listo para sentarte, hablar de los hechos y defender tu posición, formulando un argumento. Es un camino de dos vías. No creo que sea particularmente válido o efectivo que las personas con autoridad ataquen a los periodistas”, explica.