Alivio para mujeres menopaúsicas

Desde que el gran estudio del gobierno titulado Iniciativa de Salud de la Mujer (ISM) arrojó diversos riesgos asociados con hormonas de la menopausia, millones de mujeres que están en o cerca de la menopausia han estado soportando solas bochornos y otros síntomas. Pero ahora, nueva investigación sugiere que los beneficios a corto plazo de un tratamiento con hormonas para controlar síntomas de la menopausia que alteran la vida superan a los riesgos… siempre y cuando se empiece el tratamiento en o cerca de la menopausia.

Además, ahora hay muchos productos disponibles y diferentes formas de usarlos que mejoran la seguridad del reemplazo hormonal. Además, hay incluso una aplicación para ayudarles a las mujeres y sus médicos a explorar diversas opciones y elegir el tratamiento más apropiado.

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Para mujeres sin un historial de cáncer, coágulos de sangre o enfermedad cardiaca, la mayoría de las sociedades médicas interesadas en salud de la mujer actualmente recomienda tratamiento para síntomas de la menopausia por hasta cinco años, usando terapia que combina estrógeno y progesterona e incluso más tiempo para aquellas que solo toman estrógeno.

A una edad promedio de 51 años, dejan de tener su periodo porque sus ovarios no producen ya suficiente estrógeno para estimular el crecimiento del revestimiento uterino que se desecha cada ciclo menstrual.

Durante meses antes y hasta una década o más después del comienzo de la menopausia, muchas mujeres presentan síntomas que pueden disminuir seriamente la calidad de su vida al alterar su productividad, sueño, estados de ánimo y capacidad de disfrutar relaciones sexuales.

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El síntoma más común -bochornos – puede dejar a algunas mujeres chorreando de sudor durante minutos cada vez y varias veces al día, particularmente durante la noche. La resequedad vaginal y atrofia relacionadas con la menopausia pueden resultar en severa incomodidad sexual, dolor y sangrado con el ejercicio, infecciones vaginales y urinarias e incontinencia.

Hasta comienzos de 2000, muchas mujeres con síntomas menopáusicos tomaron terapia de reemplazo hormonal – TRH – para contrarrestarlos. Incluso algunas que no tenían síntomas inquietantes usaron la TRH debido a que estudios de observación indicaban que ésta reducía el riesgo de enfermedades cardiovasculares, al tiempo que populares libros y artículos sugirieron que demoraba señales de envejecimiento.

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Después, en 2002, los resultados del mayor estudio clínico al azar de reemplazo hormonal, la Iniciativa de Salud de la Mujer, creó algo similar a un pánico menopáusico, impulsando a millones de mujeres maduras a dejar o no empezar con tratamientos de hormonas, así como llevando a que los médicos no las prescribieran.

El estudio arrojó que, entre las mujeres tratadas con las hormonas, hubo un riesgo mayor de ataques al corazón, embolias, coágulos de sangre y, lo más aterrador para muchas mujeres, un riesgo ligeramente mayor de cáncer de mama entre aquéllas elegidas al azar para tomar el régimen líder de TRH de estrógenos conjugados de origen equino (Premarin) y una progesterona sintética (Provera) recomendada para mujeres que aún tenían útero. (Aquéllas sin útero, quienes fueron seleccionadas al azar para tomar solo estrógenos conjugados, no registraron aumento en cáncer de mama; lo que es más, tuvieron un ligera reducción general.)

La combinación hormonal efectivamente protegió contra fracturas de la cadera y redujo el riesgo de cáncer colorrectal, pero, para la abrumadora mayoría de mujeres menopáusicas, los riesgos de la TRH parecían – de manera superficial – superar los beneficios.

Sin embargo, la Dra. JoAnn E. Manson, endocrinóloga y una de las principales investigadoras de la ISM, dijo: “Los hallazgos de la ISM han sido malentendidos y malinterpretados gravemente”, y se está negando tratamiento a millones de mujeres para quienes los beneficios claramente superan los riesgos. “El péndulo se ha balanceado demasiado lejos”, dijo.

El estudio de la ISM efectivamente no tuvo nada que ver con síntomas menopáusicos. La mayoría de las 27,347 mujeres que enteraron al estudio ya rondaban los 60 y 70 años de edad, una década ya o más después de la menopausia. Más bien, el estudio fue diseñado para precisar si la TRH efectivamente reducía el riesgo de enfermedad cardiaca, el principal asesino de mujeres estadounidenses. Entre estas mujeres mayores, no encontró dicho efecto.

En los años posteriores a los hallazgos de la ISM, muchos análisis y estudios nuevos han llevado a expertos a revalorar la sensatez de evitar el reemplazo hormonal, particularmente entre mujeres a pocos años de la menopausia cuya historia personal y familiar no las ponen en alto riesgo de cáncer de mama.

Expertos como Manson, profesor de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard y Hospital Brigham & de la Mujer, sostienen que los resultados del estudio ISM no son relevantes para el uso más común de la TRH para mujeres por los 50 años de edad y para aquéllas que experimenten la menopausia adelantada a consecuencia de tratamientos médicos.

El Dr. Howard N. Hodis, cardiólogo preventivo por la Universidad del Sur de California, dijo que el milmillonario estudio WHI cometió “un gran error” al aplicarles las hormonas a mujeres mayores, cuando daño cardiovascular pudiera ya haber ocurrido. “La protección cardiovascular hallada en estudios de observación involucró a mujeres que eran más jóvenes y aún a unos pocos años de la menopausia cuando empezaron a tomar la TRH”, dijo.

En un estudio danés al azar y controlado entre 1,006 mujeres que entraban a la menopausia, entre aquéllas que recibieron hormonas durante 10 años, “hubo una reducción en la enfermedad cardiovascular y cáncer de mama; un claro beneficio con riesgo normal”, dijo Hodis. Estos beneficios persistieron después de 16 años de seguimiento, con base en el estudio, que fue publicado en 2012.

A Hodis le perturba en particular la renuencia a prescribir estrógenos para mujeres menopáusicas que han sido sometidas a histerectomías y no necesitan progesterona para prevenir el cáncer endometrial.

En un análisis de 2013 en la Revista Estadounidense de Salud Pública, el Dr. Philip M. Sarrel y sus coautores calcularon que, con base en índices de muerte reducidos entre mujeres que toman solo estrógeno en el estudio de la ISM, evitar el reemplazo hormonal resultó en las muertes prematuras de 18,601 a 91,610 mujeres en la década posterior a la divulgación del estudio.

Jane E. Brody
© 2016 New York Times News Service