Un arranque en el extranjero: símbolo de la manufactura de Estados Unidos está abriendo una planta en Tailandia

HONG KONG ⎯ El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha exhibido a Harley-Davidson como un pilar de la manufactura estadounidense.

“¡Estamos orgullosos de ustedes! Hecho en Estados Unidos, Harley-Davidson”, dijo Trump a los altos ejecutivos vestidos de cuero de la empresa en febrero mientras cinco de sus motocicletas retumbaban en el jardín de la Casa Blanca.

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Pero incluso mientras él elogiaba las credenciales de totalmente estadounidense de Harley-Davidson, la empresa estaba construyendo afanosamente una nueva planta, en Tailandia.

Harley-Davidson, un ícono del estilo y la maestría estadounidenses, sirve como ejemplo de las realidades económicas matizadas que están llevando a las empresas de Estados Unidos a despedir trabajadores en el país y establecer nuevas fábricas en el extranjero. Los sindicatos que representan a sus trabajadores acusan a la compañía de recortar empleos estadounidenses para contratar a trabajadores extranjeros con salarios más bajos. Sin embargo, las barreras comerciales mundiales y la proximidad con una base creciente de nuevos clientes también juegan un papel, y son complejidades inherentes a la ambición de Trump de revisar la política comercial.

Las motocicletas hechas en la nueva fábrica ⎯ cuyos planes no habían sido anteriormente revelados ⎯ se venderán en Asia, no en Estados Unidos, cuyas plantas nacionales seguirán en funcionamiento, anunció Harley-Davidson.

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“Esto de ninguna manera gira en torno de sacar empleos de Estados Unidos”, dijo Marc D. McAllister, director administrativo de ventas internacionales en Harley-Davidson con sede en Singapur. “Esto se trata de hacer crecer nuestro negocio en Asia”.

Sin embargo, los sindicatos que representan a sus trabajadores en Estados Unidos no se sienten complacidos.

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“¿Por qué no pudiéramos producirlas en Estados Unidos y exportarlas?”, preguntó Leo W. Gerard, el presidente internacional del sindicato Trabajadores Metalúrgicos Unidos, el cual representa a los trabajadores de Harley-Davidson en Wisconsin y Missouri. Expresó preocupación de que la compañía pudiera estar entrando en una “competencia hacia el fondo” en la búsqueda de menores costos laborales.

“Es una bofetada a los trabajadores estadounidenses que crearon un ícono estadounidense”, dijo Robert Martínez Jr., el presidente internacional de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales. El sindicato representa a los trabajadores de Harley-Davidson en plantas que incluyen una en York, Pensilvania, donde la compañía planea despedir a más de 100 trabajadores.

Harley-Davidson argumenta que la decisión se tomó debido a las elevadas barreras comerciales en un mercado de alto crecimiento, no al deseo de recortar empleos estadounidenses. El sudeste de Asia ofrece un rápido desarrollo y consumidores cada vez más adinerados, pero muchos países en la región imponen altos aranceles a los productos importados, lo cual hace a sus motocicletas prohibitivamente caras, dice la compañía.

“Producir motocicletas en Estados Unidos y exportarlas no nos produce los beneficios de que estamos hablando cuando se trata de las barreras arancelarias”, dijo McAllister, un veterano de 22 años en la compañía.

Harley dice que la nueva planta de Tailandia le ayudará a atender a más motociclistas asiáticos como Akaravech Chotinaruemol, un analista financiero retirado en Bangkok que colecciona Harleys y disfruta llevarlas en serpenteantes viajes por carretera en el norte rural y montañoso de Tailandia. Para él, nada más se compara con el sonido y la sensación de montar una Harley.

“Solo monto Harley-Davidson”, dijo, “y nada más”.

“Es un pasatiempo para mí, un juguete, un entretenimiento en vacaciones”, añadió. “Y también es como un compañero de viaje”.

La Harley más costosa de Akaravech, una Road Glide 2013 personalizada, costó aproximadamente 60,000 dólares, en gran medida debido a los altos aranceles de Tailandia. En Estados Unidos, el mismo modelo se vende al menudeo por poco más de la mitad de esa cantidad. (La planta de Tailandia ensamblaría motocicletas de menor costo.)

Harley-Davidson ha mirado desde hace tiempo hacia el extranjero en medio del lento crecimiento en Estados Unidos. Espera que la mitad de sus ventas sean internacionales en la próxima década, comparado con alrededor de un tercio el año pasado y menos de una cuarta parte hace 10 años. Sus ventas internacionales crecieron 2.3 por ciento el año pasado; en comparación, las ventas en Estados Unidos cayeron 3.9 por ciento.

Pese a la reputación de totalmente estadounidense de Harley-Davidson, la planta tailandesa no será la primera que construya en el extranjero; o siquiera en Asia. La compañía abrió una planta similar en Bawal, India, en 2011 para que le ayudara a eludir el arancel de 100 por ciento de ese país sobre las motocicletas importadas. También ensambla motocicletas en una planta en Brasil y tiene una fábrica de llantas en Australia. La planta de Tailandia ensamblará motocicletas para Asia que anteriormente eran importadas de India o Estados Unidos.

Las motocicletas hechas en Tailandia de Harley-Davidson evitarán el arancel de hasta 60 por ciento del país sobre motocicletas importadas. También recibiría una enorme exención de aranceles cuando exporte a los vecinos de Tailandia, gracias a un acuerdo comercial entre los 10 miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por su sigla en inglés).

Además, se tiene la intención de que la planta tailandesa ayude a atender a un mercado enorme en la China continental. La ASEAN está buscando un área de libre comercio ampliada con Pekín. Y McAllister de Harley-Davidson dijo que la planta tailandesa reduciría el tiempo de transporte y embarque desde Estados Unidos hacia el mercado chino a alrededor de entre cinco y siete días, respecto de entre 45 y 60 días.

Para las empresas grandes, “los aspectos económicos son cada vez más imperiosos, y la ASEAN está de nuevo atrayendo al grueso de la inversión directa extranjera en Asia, después de que China había sido el destino primario durante muchos años”, dijo Frederic Neumann, codirector de investigación económica asiática en HSBC en Hong Kong.

En comparación, muchas de esas naciones cobran elevados aranceles a los productos hechos en el extranjero como las motocicletas Harley.

Trump usó en febrero esas barreras arancelarias para ejemplificar los obstáculos que enfrentan los fabricantes estadounidenses cuando venden en el extranjero, un argumento central mientras presiona para renegociar los acuerdos comerciales de Estados Unidos. Cuatro semanas después de que los ejecutivos de Harley-Davidson visitaron la Casa Blanca, Trump dijo en un discurso en el Congreso que les había preguntado sobre las ventas internacionales.

“Me dijeron ⎯ sin siquiera quejarse, porque los han maltratado tanto durante tanto tiempo que se han acostumbrado a ello ⎯ que es muy difícil hacer negocios con otros países porque gravan nuestros productos a tasas muy altas”, dijo.

“Ni siquiera estaban pidiendo un cambio”, añadió. “Pero yo sí”.

Pero el mes anterior, citando su potencial impacto para los trabajadores estadounidenses, Trump aniquiló el Tratado de la Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), un acuerdo comercial que habría reducido los aranceles que Harley-Davidson enfrentaba en Vietnam y Malasia a cero. La empresa había apoyado a lo que habría sido el pacto de 12 naciones.

“La gran oportunidad para Harley, en cuanto al crecimiento, está en Asia, y mucho del trabajo con el TPP aborda algunas de las barreras que entorpecen nuestro crecimiento en Asia”, dijo su director ejecutivo, Matthew S. Levatich, en una aparición en televisión el año pasado.

La nueva planta tailandesa está entrando en un área ya poblada por nombres extranjeros en la provincia de Rayong en el este del país, cerca de las operaciones manufactureras de Ford, Ducati, General Motors y Suzuki. La planta empleará inicialmente a unas 100 personas en el ensamblaje de motocicletas principalmente a partir de kits importados cuando abra a fines del año próximo.

Akaravech, el fanático de Harley en Bangkok, dijo que no esperaba que hubiera una gran diferencia entre las motocicletas hechas en Tailandia y las hechas en Estados Unidos. Pero expresó preocupación de que una afluencia de Harleys más baratas, con arancel cero y producidas localmente reduzca el valor de las usadas, como las que él colecciona.

“Va a afectar al sentimiento del mercado”, dijo Akaravech. “Si el precio baja, eso desalentará la compra por parte de los motociclistas”.

Neil Gough
© 2017 New York Times News Service