Un artista está llegando más allá de Barbados

ST. PHILIP PARISH, Barbados ⎯ Casi todas las habitaciones en la casa familiar de Sheena Rose, ubicada en una calle tranquila, han albergado a sus pinturas y su arte de performance en vivo.

En 2015, para “A Bit of Gossip, a Bit of Privacy”, Rose invitó al público y a personas del mundo del arte a deambular por una recámara, una oficina, un baño y un estudio, y verla, en colaboración con tres actores, explorar el rompimiento de una relación, con base en sus experiencias de vida. La tensión entre los momentos privados y la vida pública es un hilo recurrente en la obra de Rose, en la cual a menudo explora la cultura barbadense, usando el autorretrato como lente.

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Algunos visitantes quizá hayan encontrado a su arte un poco demasiado personal. “Encuentro que la gente se siente incómoda”, dijo durante una reciente entrevista en su estudio en casa. “Pero dicen que es refrescante porque Barbados es un espacio muy conservador”.

“El truco es simplemente ser honesto”, añadió Rose, de 31 años de edad. “La gente quiere verse a sí misma”.

Después de años de crear pinturas y dibujos en su estudio en casa, e invitar a cientos de visitantes, está buscando un cambio.

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“Mis padres me han apoyado mucho, pero pienso que todos hemos sobrepasado la idea de gente entrando y saliendo de nuestra casa”, dijo, y añadió que espera mudarse a un nuevo estudio, que está en construcción. Tres veces más grande que su estudio en casa, el espacio estará disponible para que lo use gratis por un año, cortesía de un admirador de su obra.

El nuevo estudio es un siguiente paso alentador para Rose, quien regresó a casa a la isla el año pasado después de completar dos años como becaria Fulbright en la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, donde obtuvo un título de posgrado en arte de estudio. Su conflicto emocional en torno a encontrar un sentido de pertenencia desde que regresó a Barbados es el tema de una de sus piezas de performance, “Island and Monster”, que representó el 2 de junio en el Museo de Arte Contemporáneo de la Diáspora Africana en Brooklyn, Nueva York.

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Rose dijo que vivir en Estados Unidos había creado momentos trascendentales para su carrera, como exhibiciones grupales en ese museo y en Art Basel Miami Beach. Más allá de las exposiciones, los dos años llevaron a un mayor sentido de identidad y propósito como artista barbadense, dijo.

“Cuando se vive en una isla que es mayoritariamente negra, no estudias el color de tu piel en sí; parece normal”, dijo Rose. “Yo pintaba figuras sin color de piel”, dijo, y añadió que ahora pinta a la mayoría de sus personajes negros. “No fue solo la piel. Fue afirmar, atrapar mi historia, mi cultura, y estoy orgullosa de ello”.

Rose se enamoró por primera vez del arte a través de dibujos en cuadernos de bocetos en su niñez. En 2007, durante un viaje escolar, una visita al Museo Whitney en Nueva York y una instalación de video que vio mientras estuvo ahí consolidaron su decisión de seguir una carrera en el arte. Cuenta a Christopher Cozier, Richard Mark Rawlins y Ebony G. Patterson entre los artistas caribeños que han inspirado su obra.

Como casi todas las facetas de la vida en el Caribe, el mercado del arte aquí está fuertemente influenciado por el turismo, una industria de mil millones de dólares que apuntala a muchas economías isleñas.

“El Caribe es sinónimo de este ‘abandona tu cotidianidad si estás estresado y abrumado por el trabajo, ven y juega, bebe todo lo que quieras, tiéndete en la playa, deja pasar los días’”, dijo Oshun Layne, gerente de exhibiciones y programas de la Fundación Filantrópica de Arte Rush, una organización basada en Nueva York que trabaja para apoyar a artistas nacientes como Rose. “Cuando uno acude en busca de ocio, lo que termina sucediendo es que el arte refleja esa sensación nostálgica. Uno no está buscando realmente cavar profundamente para ver qué más hay ahí; qué está ocurriendo en las comunidades que se esté reflejando en el arte”.

Además de galerías de arte independientes en Barbados, otros espacios de exhibición tipo galerías están apareciendo en sitios inesperados como los niveles superiores de los restaurantes, particularmente a lo largo de la costa oeste de la isla, donde hay una concentración de hoteles y restaurantes de lujo. Muchos ofrecen una mezcla de obras decorativas y contemporáneas de artistas locales como Rose, Terrence Rupert Piggott y Llanor Alleyne.

Sin embargo, impera el arte decorativo.

“Las obras dirigidas a la estética turística son comercialmente sostenibles porque están apelando a este mercado de gente que viene y se va”, dijo Natalie McGuire, gerente de Gallery NuEdge Fine Arts, en Holetown en el oeste de Barbados. “Esa es la mayor parte del involucramiento que tienen la clientela o incluso los coleccionistas en este nivel”.

Cansada de escenas de la idílica vida isleña, Rose creó las series “Town” y “Sweet Gossip”, centradas en Bridgetown, la capital del país. “Town”, un conjunto de dibujos en gran medida en blanco y negro con partecitas de técnicas mixtas, muestra a los ciudadanos transitando en momentos cotidianos: de compras, en traslados, descansando. “Sweet Gossip”, una colaboración con el fotógrafo Adrian Richards y McGuire, exploró el papel de los chismes en las interacciones sociales. La pieza consistió de dos partes: pinturas con imágenes relacionadas con frases oídas al pasar, y un performance mudo, acompañado por versiones tamaño poster de las obras de arte, montado en las calles de Bridgetown.

Desde 2012, Rose ha creado versiones de “Town” para Miami, Nueva York, Ciudad del Cabo, Sudáfrica, y Ámsterdam. La popularidad de la serie ha ayudado a despertar el interés de los coleccionistas en el extranjero, incluida la estrella del tenis Venus Williams, quien adquirió un dibujo de “Town” en una subasta el año pasado. En 2015, Penguin Press usó “Too Much Makeup on Her Face”, una pintura de “Sweet Gossip”, como la portada de la novela debut de Naomi Jackson, “The Star Side of Bird Hill”, situada en Barbados durante el verano de 1989.

La alegre Rose, que se apasiona por el activismo artístico, da clases de artes visuales en el Barbados Community College en St. Michael. Sin embargo, está meditando si permanecer en Barbados o mudarse al extranjero a una ciudad como Nueva York, de la cual dijo que era como su segundo hogar.

“Algunas personas dicen: ‘Oye, Sheena, te están sucediendo muchas cosas. ¿Por qué te entretienes tanto con Barbados?’ Y les digo: ‘Barbados es mi hogar. No puedo evitarlo’ tengo esta ansiedad de ‘¿Debería irme? ¿Las cosas serán más grandes y mejores para mí?’”

Esas preguntas ⎯ y posibles respuestas ⎯ sin duda continuarán expresándose en su arte.

Tamara Best
© 2017 New York Times News Service