“Bellas de noche”: Cuando el amanecer nos cobra las facturas  

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Olga Breeskin, Princesa Yamal, Wanda Seux, Lyn May y Rossy Mendoza son algunas de las reinas de la noche y del entretenimiento nocturno que inundaban con su presencia la Ciudad de México, allá en la década de los 70 y 80. Eran artistas que bailaban, cantaban y hacían gala de su cuerpo espectacular… Eran vedettes, eran Diosas.

 

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Pero poco a poco la vida nocturna cambió: ellas envejecieron y la vida comenzó a cobrarles facturas del ajetreo de aquellos años. Esto es precisamente lo que María José Cuevas deja plasmado en su documental Bellas de noche, película que combina la añoranza de aquellos años de abundancia con una realidad aplastante, que mantiene a las protagonistas  al borde de la derrota, aunque ellas no ceden… luchan por seguirse ganando el pan con el sudor de su frente en un esfuerzo titánico.

 

A lo largo de 10 años, María José Cuevas documentó las memorias de estas mujeres, quienes abrieron su corazón para mostrar su lado más luminoso, pero también los momentos más oscuros de su vida, aunado a una fotografía espectacular y a una narrativa que nos mantiene pegados al asiento.

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En un principio, vemos a cinco personajes anacrónicos que se niegan a envejecer, y que a la menor oportunidad buscan seguir mostrando su cuerpo como lo hacían en sus años mozos. Y es entonces que descubrimos que estas mujeres poseían gran fuerza y capacidad de seducción, no sólo por medio de su cuerpo sino también a través de sus bailes, su canto y su capacidad histriónica.

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Poco a poco la condición humana va emergiendo y vemos a un grupo de mujeres que luchan por mantener su lugar en el mundo, un mundo que parece haberlas desechado cuando ya no fueron útiles. Y sin embargo, ellas resisten como pueden, con las pocas herramientas que encontraron en el camino, con los recuerdos del pasado, con dignidad, con las ganas de seguir adelante.

 

La lente de María José Cuevas no juzga las decisiones que tomaron sus protagonistas, no es su papel; sin embargo, es inevitable encontrar un cierto aire quijotesco en la vida de las protagonistas, que en su mayoría busca cobijo en un mundo que ya no existe. Pero aunque ese mundo siguiera existiendo, ellas ya no son las mismas.

 

Se trata de un estupendo documental que funciona como una ventana hacia una de las batallas más terribles en la vida de todo ser humano: Ese momento en que el ocaso de la existencia nos alcanza y nos vemos forzados a abandonar aquello que por mucho tiempo fue nuestra pasión y nuestro modo de vida.