Bienvenidos a “Trumplandia”

NUEVA YORK (apro) Donald Trump lo logró. Nueva York festejó. Y Lady Gaga lloró.

El magnate racista y misógino tomará la estafeta de Barack Obama en enero entrante para inscribir su nombre como el presidente número 45 de Estados Unidos, acaso reflejando el sentir de un pueblo que no acepta el cambio que acarrea la creciente diversidad racial que nutre al país y a la que, en cambio, culpa de su miseria actual.

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Y en esta ciudad ambos candidatos establecieron sus cuarteles de campaña, pero fue en el de Trump en el que hubo fiesta.

“Yo he trabajado con Trump y por eso voté por él”, dijo un eufórico David Witman, un judío ortodoxo que votó por Trump y vestía una camiseta blanca con el nombre de su candidato en el pecho. “Él es buena persona y con él al mando, Estados Unidos será nuevamente grande, fuerte y retomará el puesto número uno en el mundo”.

Junto a Witman se arremolinaron decenas de partidarios de Trump cargando pancartas y cantando para contrarrestar los gritos de un grupo de simpatizantes de Bernie Sanders que también ocupaban la esquina. Estos últimos fueron de las pocas voces de disidencia que se escucharon mientras el reloj avanzaba a la hora en el que el resultado se oficializaría.

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“Estoy tan desilusionado. Esto es Estados Unidos, la verdadera cara de Estados Unidos. Es una cara racista en contra de los mexicanos, los negros, los latinos. Y ahora vamos a construir el muro”, dijo un hombre que sólo se identificó como Tafik y dijo ser musulmán. “Lo siento mucho. Nosotros no votamos por él, pero él ganó. Estoy muy apenado”.

Aunque no se vieron las demostraciones eufóricas ocurridas durante las dos elecciones de Barack Obama, poco a poco las voces de los Trumpistas comenzaron a reverberar con más fuerza. Y los vendedores aparecieron de la nada con camisetas, bufandas, botones y las muy solicitadas gorras rojas con el lema “Make America Great Again” con el que Trump se ganó el voto de las legiones blancas, en su mayoría, que aún viven en las grandes planicies del Medio Oeste, así como en los rincones más inhóspitos del Deep South.

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Algunas de esas voces, que incluyen latinos, viajaron de lugares tan lejanos como el Valle del Río Grande en el sur de Texas para festejar la elección de Trump y vaticinar que él será un presidente que beneficie a la comunidad hispana.

“El país ganó. El país habló y no sólo eligió a Trump sino que le dio la mayoría en la cámara de representantes y en el senado. Eso es lo que el país quiere. Te apuesto un cien por ciento que Trump va a ayudar a los latinos. Recuerden mis palabras”, manifestó Julio Quevedo.

Un alarido muy fuerte alcanzó esa esquina cuando se oficializó que Trump había obtenido los votos necesarios del colegio electoral para cantar victoria. Eran voces que seguían la contienda desde la explanada de la cadena Fox News, donde los vendedores ya habían despachado decenas de gorras rojas.

Poco antes de las dos de esta madrugada, el presidente electo salió de la Trump Tower, su centro de operaciones, para dirigirse al hotel Midtown Hilton para dar su discurso de victoria. La gente expectante se aglomeró en las esquinas donde la policía colocó barricadas. Patrullas, motocicletas y camionetas con agentes del servicio secreto le abrieron paso al vehículo de Trump, que saludó a la gente mientras se alejaba.

“Estamos haciendo historia esta noche. Votar por él fue fantástico. Esta es la primera ocasión en que voté. Antes nunca me interesé porque nunca pensé que hubiera un candidato que hiciera la diferencia como la hará Trump”, expresó Hailey Dickey, quien viajó desde Atlanta para estar en la celebración.