El bombardeo de una fuente de agua por el régimen sirio es un crimen de guerra

La Fuerza Aérea siria cometió un “crimen de guerra” el bombardear a finales de 2016 una fuente de agua de Damasco, afirmó este martes la comisión investigadora de la ONU sobre Siria, que desmintió que hubiera sido contaminada por la oposición.

“Las informaciones examinadas por la comisión confirman que el bombardeo” de la fuente de agua “fue efectuado por la Fuerza Aérea siria”, un ataque que “equivale a un crimen de guerra”, según el documento de la comisión transmitido al Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

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Contrariamente a lo que afirmó en su momento el gobierno sirio, la fuente de agua no fue contaminada por la oposición, afirma la comisión.

“No hay informes de personas que sufrieran síntomas vinculados a una contaminación del agua antes del 23 de diciembre”, fecha en que se produjo el bombardeo, indicó la comisión.

“Los bombardeos aéreos” del gobierno “dañaron severamente la fuente” y “privaron de agua potable a más de cinco millones de personas”, señaló la comisión.

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“En el momento del ataque había combatientes de los grupos cerca de la fuente, pero la ventaja obtenida gracias al ataque era excesivamente desproporcionada con relación al impacto que tuvo en la población civil” y “equivale a un crimen de guerra”, afirmaron los investigadores de la comisión.

A fines de enero, el ejército turco retomó la región de Wadi Barada, vital para el aprovisionamiento de agua de Damasco, que estaba en poder de los rebeldes desde 2012.

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Siria, una “cámara de tortura”

Siria se ha convertido en una verdadera “cámara de tortura”, declaró este martes en Ginebra el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein.

La guerra de Siria es “la peor catástrofe provocada por el ser humano desde la Segunda Guerra Mundial”, agregó Zeid Ra’ad al Hussein.

“En cierto sentido, el conjunto del país se convirtió en una cámara de torturas: un lugar de horror y de una injusticia absoluta”, afirmó Zeid Ra’ad Al Hussein en un debate de alto nivel sobre Siria en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

La guerra en Siria, “esta inmensa ola de sangre y atrocidades” que entra en su séptimo año “comenzó con casos de tortura: la detención y tortura, por parte de responsables de los servicios de seguridad, de un grupo de niños en Daraa que habían pintado consignas contra el gobierno en el muro de una escuela”, sostuvo.

“A medida que se multiplicaban las manifestaciones, el gobierno atacó y desarrolló la guerra contra su propio pueblo, engendrando movimientos rebeldes, alimentando extremismos violentos y preparando el terreno para una guerra regional”, afirmó.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), al menos 60.000 personas murieron en seis años bajo la tortura o a causa de las condiciones de detención en las cárceles del régimen.

En febrero de 2016, la ONU acusó al gobierno de Siria de “exterminación” de los detenidos.

“Ni siquiera los llamamientos desesperados del pueblo de Alepo el año pasado tuvieron impacto en los dirigentes mundiales, cuya influencia podría contribuir a terminar con los combates”, dijo Zeid.