Los vehículos autónomos son ya una vista común en las calles de Silicon Valley, el centro internacional para la tecnología de auto-conducción. Pero este mes, California preparó el escenario para la siguiente fase de innovación que podría alterar drásticamente el transporte y la movilidad en todo el mundo. El estado ha propuesto regulaciones para permitir que los vehículos totalmente autónomos puedan conducir en las vías públicas – lo que significa coches vacíos, sin volantes y ningún controlador dentro.
Las nuevas reglas son un cambio de juego para la industria naciente, abriendo las puertas a una serie de preguntas complejas sobre legalidad, ética y seguridad. Los reglamentos, que podrían entrar en vigor este año, allanarán el camino para un despliegue que podría revolucionar la sociedad moderna.
“Esto es como los tiempos de transición a teléfonos inteligentes en cuanto a la posibilidad de cambiar nuestra existencia en el planeta”, dijo Karl Brauer, analista senior de Kelley Blue Book, una compañía de investigación automotriz. “Hay una sensación de pánico casi, y ciertamente un ritmo frenético que todas estas industrias están pasando para tratar de posicionarse en este nuevo mundo”.
La carrera por dominar el mercado se está acelerando rápidamente en California, donde las grandes corporaciones tecnológicas, los fabricantes de automóviles tradicionales y las empresas de inteligencia artificial están involucradas en una competencia agresiva. En una industria que podría ser un valor de 26.000 millones de dólares en 2025, con potencialmente millones de vehículos en el camino en pocos años, hay mucho en juego.
