“Cara y Cruz”

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Mi querido amigo Juan D’udaquis: te debo confesar que me sorprendió tu carta a este buzón por dos motivos: el primero, la envidia que despertó en mí por tu entusiasmo y fe en el futuro, y el segundo, mi admiración por tu ingenio en buscar argumentos válidos para justificarlo.

Mi envidia se debe a que más quisiera yo poder participar de tu optimismo y seguridad de que vamos a vivir en un mundo mejor para todos para así poder respirar tranquilo por el resto de mi vida apoyándome, como tú, en esa cerrada fe que tienes en la mujeres, por el simple hecho de serlo y cada vez, ¡por fin!, estén conquistando más libertad y poder para sus personas, que por siglos les negaron las sociedades vertebradas y regidas por y para los machos de la especie humana, por esa verdad evidente y en crecimiento de los éxitos de nuestras madres, hermanas y compañeras de nuestras vidas, me parece una exageración, y considero que fuiste demasiado lejos al creer que Hillary Clinton, por el mero hecho de ser mujer y llegar a la Presidencia de Estados Unidos, como todo parece indicar, y ser así la mujer más poderosa del mundo, va a hacer una globalidad más respirable para todos, es llevar el optimismo al despeñadero del exceso. Pienso que en tu entusiasmo, olvidaste que todos los argumentos, por buenos que sean, como las monedas, tienen su cara y su cruz.

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Si vamos a la historia, se comprueba que mujeres con mucho poder, como Cleopatra en Egipto, Catalina de Médici, reina de Francia y Catalina II, zarina de todas las Rusias, no fueron ningunas peritas en dulce y en modo alguno contribuyeron a mejorar el mundo, ni siquiera sus respectivos súbditos gozaron de más felicidad. Y ya más cercanas a nosotros, tenemos a Margaret Thatcher que, sin engañar a nadie, con un programa de ultraliberalismo, antisindicalismo, restricciones a la inmigración y reducción de impuestos venció en las elecciones de 1979 y se convirtió en la primera mujer jefe de gobierno de Europa Occidental (nada menos que del llamado Reino Unido o Inglaterra); su popularidad aumentó con el triunfo en la guerra de las Malvinas. Durante su gobierno redujo drásticamente los subsidios estatales y se puso una mayor integración a la Unión Europea. Criticada incluso por correligionarios de su propio partido, el Partido Conservador Inglés, dimitió en 1990.

Estos modelos de mujeres con gran poder tampoco ejemplares, me ponen a pensar que es bueno reflexionar sobre la creencia de que las mujeres son buenas de por sí, que hay que darles todo el poder y toda la libertad para que el mundo sea mejor para todos. Lo siento, mi estimado amigo, creo que esa es una idea peligrosa pero ingenua, (incluso a tu esperanzadora Hillary Clinton), pues a pesar de tus ingeniosos argumentos para hacer valer tu percepción (palabras de moda últimamente) de que es una esperanza para todos los que vivimos en esta globalidad, en lo personal yo no voy tan lejos, me daré por satisfecho si no lo deja peor de lo que está en la actualidad cuando termine su mandato.

A propósito de tus argumentos simbólicos en favor de Hillary Clinton, me extraña que no tuvieras en cuenta los simbolismos que la señalan como una posible amenaza para el mundo, que no recordaras que, como nacida un 26 de octubre es una escorpio, según la astrología, signo zodiacal gobernado por Marte y Plutón (dios de la guerra el primero y el segundo de los muertos y del infierno).

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La astrología (ciencia según unos, un mentir de los astros según otros), los escorpios, si bien tienen grandes cualidades, por desgracia las mismas no llegan a compensar sus múltiples defectos. La numerología, por si parte, nos dice que si el nombre de una persona suma 6, como ocurre con el de Hillary, si se toma a la ‘elle’ como una letra y no como dos ‘elles’, hay que recordar que el apocalipsis lo valora como el número de mal y el 666 es el número de bestia apocalíptica.

Mi querido amigo J. D’udakis; mucho lamentaría que tomaras todo lo que he escrito como un apoyo a esa terrible amenaza que es D. Trump; nada de eso, lo que me pone la carne de gallina es lo siguiente, que en el país más rico y más poderoso de la Tierra, sus ciudadanos, según noticias en los medios, se encuentren en la situación de tener que votar, no por lo mejor sino por la menos mala de las posibilidades de elección… como ocurre en los países pobres y más atrasados, y en los denominados emergentes.

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Deseando ardientemente que tu optimismo se haga realidad y conforme a tus simbólicos argumentos, tu amigo.