CCE propone  “acciones emergentes” para efectos de inversión

CIUDAD DE MÉXICO (apro).— La cúpula empresarial encendió las luces de alerta ante el panorama gris que enfrenta la economía mexicana, por lo que propuso un paquete de acciones y lineamientos emergentes “para producir efectos rápidos en materia de inversión y de empleo”.

En su mensaje semanal, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) señaló cuatro situaciones que provocan “la necesidad de tomar providencias”.

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En primer lugar, el organismo presidido por Juan Pablo Castañón alertó que el nivel de endeudamiento público, además de limitar la capacidad de inversión del Estado, puede degradar la calificación de riesgo de la deuda, incrementando el costo financiero y, con ello, la presión sobre la balanza de pagos y el tipo de cambio; todo lo cual incide sobre la inflación y sus consecuencias en el consumo.

A ese factor se suma un déficit creciente en la balanza comercial, tanto por la caída de ingresos por exportación de petróleo, como por un menor dinamismo de las exportaciones manufactureras, que no es compensado por una reducción similar en las importaciones.

“Esto nos ha llevado a sostener niveles negativos de cuenta corriente, que no han podido ser compensados ni por las remesas familiares, ni por la inversión extranjera directa. De mantenerse esta tendencia, no sólo ocasionará pérdidas adicionales en las reservas internacionales, sino mayor inflación en el país”, advirtió el máximo representante empresarial.

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En tercer lugar, la economía mundial sigue dando muestras de debilidad y este escenario es aún más claro en el comercio internacional, del cual depende más de la quinta parte de nuestro Producto Interno Bruto (PIB). A esa dinámica se añaden las corrientes proteccionistas que han aflorado en varios países.

Por último, a ese entorno hay que agregar los resultados de la elección de los Estados Unidos y las posibles repercusiones que algunas medidas o simplemente las expectativas tengan en la economía del país.

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En particular, acotó Castañón, en el corto plazo, la volatilidad financiera y la reducción de los montos de inversión extranjera. Más adelante, posible afectación en el intercambio con ese país, que absorbe actualmente casi 80% de nuestras exportaciones.

 

Menos deuda, más estímulos fiscales…

De esta forma, el CCE repartió responsabilidades y pidió a la clase gobernante políticas y objetivos con visión de largo plazo que puedan tener continuidad, sin importar los partidos políticos en el poder, para generar certidumbre, con un rumbo fijo a seguir para todos los agentes económicos.

Asimismo, señaló que los programas sociales, en los tres niveles de gobierno, se libren de prácticas clientelares y se orienten a crear una infraestructura física e intelectual productiva.

El organismo cúpula puso el dedo en el gasto público, el cual pidió que se ejerza sin demora el gasto público y los programas, asegurando la puntualidad en la entrega de este. De la misma forma consideró “fundamental” iniciar los proyectos y los pagos durante el primer bimestre del año.

Los empresarios no dejaron de lado la parte tributaria y consideraron “necesario” establecer una política de estímulos fiscales, que tengan un efecto inmediato. Asimismo recomendaron “un especial esfuerzo” por la parte de las entidades federativas y sus municipios para recaudar más, y ahí tienen el extraordinario elemento que es el impuesto predial.

Con respecto a la política cambiaria y de tasas de interés, el CCE  señaló que es indispensable mantener los niveles de reservas internacionales. Mientras que para evitar una posible reducción en la calificación crediticia, la deuda del gobierno federal no debe exceder a 40% del PIB. Hoy, la tenemos en los niveles cercanos a 50%.

Sobre los salarios, los empresarios se limitaron a proponer que “es preciso programar cuidadosamente” el incremento a las remuneraciones en el tiempo, con el objetivo de que sea el poder adquisitivo el que crezca, más que los sueldos nominales. “Hay que evitar medidas, políticas o prácticas inflacionarias”, concluyó.