‘Cena a la luz de las velas’ vs ‘Pasillo de alimentos congelados’: Iluminación pública pone de mal humor a los romanos

ROMA ⎯ En lo que se refiere a los tours guiados por el centro de Roma, este fue deprimente.

“Miren ahí, a ‘La Virgen y el Niño’, con esa fea lámpara encima, que proyecta ese contorno tan feo”, dijo Nathalie Naim, una integrante del concejo municipal, mientras señalaba a una imagen enmarcada en una pared.

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Cerca del Coliseo, otro ultraje. “Esta producía una luz con un halo dorado, esa luz suave y acogedora que lo envuelve a uno”, lamentó Naim, haciendo un gesto con la cabeza hacia una de las farolas de hierro fundido que salpican el centro de la ciudad. Qué lástima, ya no.

“No quiero hacer esto personal”, dijo Naim, cubriéndose dramáticamente los ojos mientras pasaba por una plaza rodeada de bares, “pero estas luces horribles, ¡mama mia!”

Roma, con más de 2,700 años de historia, está evolucionando siempre, por supuesto. Sus capas de arqueología son un testimonio de eso. Apenas se puede abrir un hoyo sin que se encuentren huesos o ruinas. Sin embargo, para algunos, no se debe modificar la belleza romántica, amada y eterna de la ciudad.

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Incluso un plan para reemplazar las farolas de sodio amarillas de la ciudad con lámparas LED blancas más baratas y más amigables con el medio ambiente es, para algunos, no una simple modernización, sino una clara herejía.

Cuando menos, no ha complacido a todos los residentes de la Ciudad Eterna, quienes se inclinan a quejarse eternamente. Dicen que han sufrido suficiente indignidad, deterioro y declinación en los últimos años debido a la corrupción y la falta de servicios. Ahora, cuando finalmente se les presenta un cambio para tratar de mejorar la ciudad, encuentran que no es para nada una mejora.

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La decisión de cambiar la iluminación de la ciudad es anterior al mandato de la alcaldesa, Virginia Raggi, quien ha tenido suficientes problemas en las manos. Sin embargo, desde que asumió en junio, unas 100,000 lámparas LED han sido instalados, apenas poco más de la mitad del número que serán intercambiadas en la modernización, que costó 48 millones de euros, o unos 52 millones de dólares, que se espera ahorre a la ciudad millones en cuentas de electricidad.

Si nada más, las nuevas bombillas han encendido a las redes sociales, donde la iluminación ha sido comparada con la de un hospital, una morgue o un cementerio.

Las antiguas luces y las nuevas son “una cena a la luz de las velas contra el pasillo de alimentos congelados de una tienda de abarrotes local”, escribió en Facebook Elizabeth Minchilli, una residente estadounidense del barrio central de Monti.

No todos están molestos, y para algunos, el cambio es más humo que luz. “Es cómo vives la ciudad, no la iluminación, lo que la hace romántica”, dijo Cosimo Barnaba, el gerente de salón de una peluquería con clientela hipster frente a la plaza principal en Monti.

Barnaba dijo que los beneficios de la nueva iluminación ⎯ el impacto ambiental menor y los ahorros en costos ⎯ superaban la polémica. “Roma siempre es hermosa, incluso con luz blanca”, dijo.

Pero Naim y muchos otros residentes no están convencidos. Naim se ha vuelto personaje central de una campaña para dar marcha atrás a la decisión, presentando una petición formal al Ayuntamiento, y demandando documentación de la empresa eléctrica municipal, ACEA, para entender mejor cómo se tomó la decisión. dijo que la compañía y el Ayuntamiento, así como las autoridades culturales a las que ha contactado, la habían ignorado.

“La iluminación es atmósfera”, dijo enfáticamente. “Son los asesinos de la belleza de Roma, de su historia”.

Funcionarios de la empresa responsable del plan declinaron ser entrevistados. Un vocero de la compañía ofreció una defensa que probablemente no apaciguará a los romanos enojados: el cambio fue inspirado por las luces de Los Ángeles, una ciudad a menudo no asociada con Roma, quizá por una buena razón.

De hecho, los críticos dicen que el verdadero problema es que el brillo moderno mitiga el encanto de Viejo Mundo de la capital italiana.

Incluso algunos expertos están de acuerdo. Aunque más ciudades en todo el mundo han recurrido a la iluminación LED para ahorrar dinero, “en las ciudades históricas de Italia se vuelve una cuestión de estética”, dijo Roberto Zamboni, un experto en iluminación del Consejo Italiano de Investigación Nacional con sede en Boloña.

Zamboni señaló que 20 por ciento del consumo eléctrico del mundo se usaba en la iluminación, pública y privada, y que los costos pudieran ser reducidos significativamente reemplazando las bombillas antiguas.

Las nuevas luces son efectivas en costos y eficientes, dijo.

“Pero ¿estamos seguros de que queremos ponerlas en centros históricos sin tomar en cuenta la coherencia estética?”, añadió. “Quizá este es un tema para los arquitectos, porque hay soluciones”.

Elisabetta Povoledo
© 2017 New York Times News Service