El tijuanense nace de una combinación de la familia mexicana tradicional con un contexto cultural occidental. Vivir los dólares y el rock gringo, pero tomar agua de horchata y comer elotes. Una variación que se extiende gracias a la globalización pero que, de alguna manera, los tijuanenses lo vivieron en el momento y punto exacto en el que se desarrollaba: el punk, el rock, el emo y el hipster. El tijuanero es pocho, inclusive aquel que no logra tener una conversación básica en inglés. El tijuanero se hizo aquí, pues no nació. Y todos aquellos que llegan a Tijuana rápidamente se aclimatan a esta doble vida, aquella donde juras amor a la patria, pero prefieres pasar los fines de semanas de compras en San Diego (claro, no sin antes comer alguna delicia gastronómica que posee la ciudad mexicana). Y la noche… la noche se vuelve noche de fiesta, fiesta con brincos y caguamas en alguna plaza o callejón, dejando propinas en dólares, pero siempre presentes en nuestra realidad.
Somos la esquina del país y eso siempre nos ha hecho sentirnos marginados, pero eso no logra quitarnos nuestros gritos de guerra y que la gente se levante cada domingo a protestar, que las alarmas suenen y que en el carro, con tu café de Starbucks, les des unas cuantas monedas a aquel, realmente marginado por la sociedad; aquellos hispanos que terminan en esta pequeña pero viva metrópolis, y que son prueba misma de la humildad de los tijuanos.
Los ciudadanos del noroeste del país escuchan Guns & Roses, pero bailan al ritmo de la cumbia. Ellos agarran CURA, y son tan carrilludos como cualquier otro mexa. Los tijuanenses son la nueva generación y, poco a poco, van invadiendo otras ciudades, así como otros migrantes llegan a la nuestra, por voluntad, forzados o para cruzar el charco. Tijuana es el trampolín entre países, donde muchos o se enamoran, o se quedan estancados; es multicultural y su comida es prueba de ello. Desde la comida china a la francesa, todo es delicia, pero aquí su encanto está en los tacos. En Tijuana hay alrededor de 1.9 millones de habitantes. No es la capital del estado, pero sí una de las más conocidas y favoritas alrededor del mundo. Ha sido nombrada en diversas series de televisión e inspiración de canciones. Tijuana alberga a gente de distintos estados y países. Es noble. Su gente es diversa, pero solidaria, una ciudad de migrantes que en la pérdida del sueño americano encontraron la esperanza en este rinconcito de México
