Cuando la agricultura sostenida por la comunidad no es lo que parece

Un martes reciente, un servicio de suscripción de la granja a la mesa, llamado a Local Roots NYC, dejó huacales en sitios de entregas en la ciudad de Nueva York, incluido un café, un bar de cerveza y las oficinas de BuzzFeed.

Junto a las acelgas arcoíris, lechugas romanitas y betabeles cultivados localmente, algunos integrantes recibieron frascos de aceite de oliva de Italia o barras de chocolate y bolsas de pasta seca, ambos hechos en Brooklyn. De Rustic Roots, un servicio de entrega de alimentos orgánicos en la zona de tres estados, miembros podían recibir cajas llenas de naranjas, piñas y aguacates.

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Si bien ambas compañías utilizan el término “CSA”, siglas en inglés para la agricultura sostenida por la comunidad, para describir su servicio, la presencia de un intermediario entre el agricultor y el cliente es, precisamente, aquello que se pretendía evitar cuando se diseñaron las empresas CSA tradicionales. Asimismo, se inventaron para beneficiar a los agricultores locales, pero, por ejemplo, las aceitunas y las naranjas no crecen en esta región, por lo que esos productos no aportan ningún ingreso directo a los agricultores.

La agricultura sostenida por la comunidad se definió, en su origen, por una relación muy particular entre una granja y sus clientes. A principios de los 1980 (antes en Europa y Japón), unas personas se unieron para apoyar a una granja cercana con un compromiso financiero abierto para comprarle sus productos.

Se trató de una transacción privada en la que todo el dinero fue directamente al granjero. No se dependió en distribuidores, ni en tiendas, y les dio a los agricultores una infusión crucial de dinero para el invierno que utilizaron en la compra de semillas, la reparación de equipo y la expansión con nuevos métodos de cultivo.

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El objetivo fue que los agricultores y miembros de la CSA forjaran una relación de apoyo mutuo, de largo plazo. Los segundos obtendrían productos directamente de un granjero al que conocían y en quien confiaban, y ellos tendrían estabilidad financiera.

“No hay ningún otro cliente que te pague 100 por ciento por adelantado, año tras año”, dijo Maggie Wood, una de las dueñas de Golden Earthworm Farm en North Fork, Long Island. Los 2,150 miembros CSA apoyan totalmente a la granja de Woods.

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A medida que ha aumentado la demanda de productos locales y orgánicos en los últimos cinco años, lo mismo ha sucedido con otras ideas para conectar a los agricultores con los clientes. Ahora, algunos centros en línea están utilizando sofisticada tecnología de distribución para meterse en la cadena alimentaria, a menudo usando las siglas CSA para describir lo que entregan.

El término no está regulado en la mayoría de los estados, así es que las compañías pueden definirlo como quieren. Peapod, el servicio de compras en línea, propiedad de Ahold, el gigante internacional de los abarrotes, entrega huacales de granjas por todo el noreste estadounidense. FreshDirect ofrece una diversidad de opciones CSA en la Ciudad de Nueva York y sus alrededores.

A medida que se ha propagado el concepto de “compartir la granja”, la CSA se ha convertido en solo otra parte del sistema moderno, extenso y desordenado de saber de dónde proviene la comida y de escoger lo que se quiere comer.

La oportunidad para la confusión es de enorme preocupación para muchos agricultores en la región de Nueva York. Dependiendo de cómo y dónde compran sus productos estos nuevos negocios, los consumidores pueden recibir todos los beneficios de la membresía CSA, en tanto que los agricultores solo obtienen una parte. Algunos de éstos dicen que tras años de crecimiento constante, su membresía CSA ha caído desde la llegada de servicios, como Local Roots o Farmigo.

“Al principio, parecía que estos servicios iban a ser increíbles para nosotros”, comentó Eve Kaplan-Walbrecht, la dueña de la granja Garden of Eve en North Fork, Long Island. Algunos de ellos proveen programas informáticos para administración y herramientas de márquetin; otros, ofrecen precios de primera, cercanos a las tarifas de mercado de los agricultores; otros recogen los productos en lugar de requerir que los granjeros los entreguen en una bodega central.

Sin embargo, los inconvenientes pueden superar a las ventajas. Algunos dicen que estos centros les han quitado a sus miembros, ofreciéndoles, en parte, productos más convenientes, pero, también, desdibujando la definición de términos como CSA y “compartir la granja”, de tal forma que los clientes creen que están apoyando directamente a las granjas locales con sus compras, cuando podría ser que no fuera el caso.

“Están, absolutamente, en competición con nosotros”, notó Ben Shute, un dueño de la granja Hearty Roots en el valle Hudson. “Solo hay cierta cantidad de personas que comprarán comida de esta forma”.

Kaplan-Walbrecht dijo que sus membresía había caído de un punto máximo de más o menos 900 en el 2012 a 600 en la actualidad. Golden Earthworms, Katchkie Farm en Kinderhook, Nueva York, y muchos otros agricultores locales concuerdan en que, tras años de crecimiento constante, han estado batallando para retener a sus miembros y atraer a nuevos. Para poder competir con los servicios de entrega, están batallando para encontrar fuentes para pan, queso, fruta, carne, huevos y otros productos más que quieren los clientes.

“¿Los consumidores siquiera saben que cuando se inscriben en estos CSA falsos a veces no benefician a los granjeros locales como no lo hacen cuando compran en el supermercado?”, preguntó Kaplan-Walbrecht.

Es probable que no. Los cajones de las granjas orgánicas que es posible comprar en línea pueden ser locales o no. Los locales pueden ser orgánicos o no. Es posible que a los granjeros les paguen precios al mayoreo o no. Y es posible que a los clientes les importe o no.

“Yo solo supongo que si es orgánico, es bueno”, dijo Raquel Hoffman, una miembro de un CSA en Fort Greene, Brooklyn. “Tampoco me puedo preocupar por si es local o si los pollos eran felices y todo eso”.

Tomarse el tiempo para bromear si comprar granola hecha en Brooklyn cualifica como apoyo a la agricultura local, puede poner a prueba la paciencia de los consumidores. Servicios como Local Roots ofrecen una simplicidad atractiva.

“Si el objetivo es hacer que los alimentos locales sean accesibles, necesitamos hacer que comprarlos en un solo lugar sea posible”, notó Wen-Jay Ying, quien fundó Local Roots NYC. “A la gente a la que le importan los productos locales también le va a importar el aceite de oliva, así es que los voy a conectar un un gran aceite de oliva. Y ese dinero regresa para apoyar al movimiento de alimentos locales, incluidos los agricultores”.

Ying dijo que entre más opciones alimentarias tienen sus clientes, más probable es que se queden en la CSA, que, a su vez, sostiene a 15 granjas locales a las que les compra Local Roots. Las CSA tradicionales tienen un índice de rotación más alto; muchas personas simplemente encuentran el sistema demasiado inflexible para sus necesidades.

“Si queremos que crezca el sistema de alimentos locales, todos tenemos que crecer y evolucionar con él”, dijo. “Si eres testarudo en contra del cambio, eso solo va a dañar al movimiento de alimentos locales”.

Eric Stone, quien supervisa los CSA en FreshDirect, dijo que cree que la ampliación de la distribución y una mayor visibilidad de los productos locales _ como sucede con los cajones de la compañía _ benefician a la agricultura local en el largo plazo. Hepworth Farms, en el valle del Hudson, empaca cajones CSA para clientes de FreshDirect que están sellados con el propio nombre y el logotipo de la granja. “Realmente creo que les da una oportunidad de sacar sus cosas”, dijo. “Expande todo el mercado”.

Los problemas reales que enfrentan las granjas CSA y el sistema alimentario no están confinados a la zona metropolitana de Nueva York. Judith Redmond, una de las dueñas de Full Belly Farm en Yolo, California, dijo que la membresía de su CSA, una de las más antiguas y más grandes de ese estado, ha bajado esta temporada después de haber estado sistemáticamente en 1,200 miembros (con una lista de espera permanente) desde 1992.

Redmond pertenece a la Community Alliance With Family Farmers, una organización que fue fundamental para que el Congreso estatal de California codificara la frase “agricultura sostenida por la comunidad”, lo cual entró en vigor en 2014. Es el único estado que lo ha hecho.

Ben Shute de Hearty Roots dijo que existen riesgos financieros para los agricultores al trabajar con intermediarios y se diseñaron las CSA precisamente para eliminar esos riesgos. “Algunos de ellos quieren tener verdaderas relaciones con los granjeros, pero algunos andan buscando los mejores precios”, notó. “Cuando un agricultor está cultivando una cierta cosecha para ellos, y se van a otra parte, ¿qué se supone que debe hacer el granjero? El producto es perecedero. Su valor tiene poca duración”.

Julia Moskin
© 2016 New York Times News Service