Cuando llega la tercera edad con dosis diarias de marihuana medicinal

NUEVA YORK ⎯ Ruth Brunn finalmente dijo sí a la marihuana. Tiene 98 años de edad.

Pone una píldora verde llena de aceite de cannabis en su boca con un trago de agua vitaminada. Luego Brunn, quien padece neuropatía, se pone cómoda en su silla de ruedas y espera a que disminuya el dolor punzante en sus hombros, brazos y manos.

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“No me siento drogada o alocada”, dijo. “Todo lo que sé es que me siento mejor cuando tomo esto”.

Brunn pronto tendrá compañía. El asilo en la Ciudad de Nueva York donde ella vive, Hebrew Home en Riverdale, está adoptando la inusual medida de ayudar a sus residentes a usar la marihuana medicinal bajo un nuevo programa que trata varias enfermedades con una alternativa a los medicamentos con receta. Aunque el personal no almacenará o administrará la marihuana, los residentes tienen autorizado comprarla en un dispensario, conservarla en cajas cerradas en sus habitaciones y tomarla sin asistencia.

Desde las comunidades de retiro hasta los asilos, los estadounidenses de la tercera edad están recurriendo cada vez más a la marihuana para aliviar dolores o malestares físicos. Muchos la han adoptado como una alternativa a medicamentos poderosos como la morfina, diciendo que la marihuana es menos adictiva y tiene menos efectos colaterales.

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Para algunas personas, es un último recurso cuando nada más ayuda.

La marihuana, que está prohibida por la ley federal, ha sido aprobada para uso médico en 29 estados, incluido Nueva York, y el Distrito de Columbia. Evidencia científica creciente ha demostrado su eficacia en el tratamiento de ciertos padecimientos médicos. Entre ellos: dolor neuropático, espasmos musculares severos asociados con la esclerosis múltiple, pérdida de peso no intencional, y el vómito y la náusea provocados por la quimioterapia. También ha habido reportes de que la marihuana ha ayudado a las personas con la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia así como el mal de Parkinson.

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En todo Estados Unidos, el número de usuarios de marihuana que están en sus últimos años sigue siendo relativamente limitado, pero el aumento ha sido significativo, especialmente entre los mayores de 65 años, según estudios recientes.

“Es un asunto mayor del que pensábamos”, dijo Brian Kaskie, profesor de política de salud en la Universidad de Iowa que coescribió un estudio publicado en enero, “The Increasing Use of Cannabis Among Older Americans: A Public Health Crisis or Viable Policy Alternative?” (El creciente uso del cannabis entre los estadounidenses mayores: ¿Una crisis de salud pública o una alternativa estratégica viable?). “Este es un elefante que empezamos a tener en nuestras manos”.

Un club de educación y apoyo sobre la marihuana medicinal iniciado por residentes de Rossmoor Walnut Creek, una comunidad de retiro al este de San Francisco, ha crecido a 530 miembros; tantos que ha cambiado de salas de reunión tres veces.

“Yo estaría en mucho peor estado si no estuviera usando el cannabis, tanto física como mentalmente”, dijo Anita Mataraso, de 72 años de edad, una abuela de seis nietos que es la directora del programa y toma marihuana diariamente para la artritis y el dolor neuropático, entre otras enfermedades.

En el estado de Washington, al menos una docena de instalaciones de vida asistida tienen políticas formales sobre la marihuana medicinal en respuesta a las demandas de sus residentes, dijo Robin Dale, director ejecutivo de la Asociación de Atención de Salud de Washington. La asociación, un grupo de la industria, ha publicado una política de muestra sobre la marihuana medicinal en su sitio web.

Un grupo influyente de proveedores médicos, la AMDA – La Sociedad para la Medicina de Atención Post Cuidados Intensivos y a Largo Plazo, abordará el tema en su conferencia anual. Cari Levy, la vicepresidenta del grupo, ofrecerá una lección de “Introducción a la marihuana” sobre los beneficios, los riesgos y los potenciales inconvenientes para los proveedores.

“La gente la está usando, y necesitamos saber cómo responder”, dijo.

Pero conforme los adultos mayores pasan a representar una frontera emergente en el uso de la marihuana para propósitos médicos, están surgiendo preguntas sobre su seguridad y accesibilidad. Incluso en estados donde la marihuana medicinal es legal, los adultos mayores que se beneficiarían a menudo no pueden conseguirla. La mayoría de los asilos no aprueban abiertamente su uso, y muchos médicos son renuentes a apoyar el uso de la marihuana, diciendo que no se sabe lo suficiente sobre los riesgos en los grupos de edad más avanzada.

“Este es un grupo demográfico que quizá tenga acceso limitado, si no es que ninguno, simplemente porque reside en una instalación”, dijo Paul Armentano, subdirector de NORML, un grupo de promueve la legalización de la marihuana. “Es un problema que podría incidir en su calidad de vida”.

Aunque no hay escasez de investigación sobre la marihuana, relativamente poca de ella se ha enfocado explícitamente en los usuarios de la tercera edad aun cuando su número está aumentando; y no solo en Estados Unidos. En Israel, por ejemplo, las personas mayores han sido tratadas con marihuana medicinal durante años. Y Estadounidenses a Favor del Acceso Seguro, un grupo activista, ayudó a abrir un centro de investigación en la República Checa que está evaluando su efecto en las personas mayores.

“Es un área que es muy importante analizar”, dijo el doctor Igor Grant, director del Centro para la Investigación del Cannabis Medicinal en la Universidad de California en San Diego, y añadió que las personas mayores son una de las prioridades de investigación del centro.

“Las personas mayores pueden ser más sensibles a los medicamentos”, dijo. “Es posible que una dosis segura para una persona de 40 años de edad no lo sea para una de 80”.

El doctor Thomas Strouse, siquiatra y médico de cuidados paliativos en la Universidad de California en Los Ángeles, dijo que así como los medicamentos para dormir y los analgésicos pudieran dañar a las personas mayores, la marihuana posiblemente pudiera causarles confusión y mareos y hacer más probable que se cayeran.

“No hay evidencia de que sea particularmente útil para las personas mayores, y hay algunas razones para pensar que pudiera ser perjudicial”, afirmó.

La mayoría de los asilos también han adoptado una postura cautelosa, y a menudo recurren a un enfoque de “no preguntar, no decir”.

“Si los residentes la toman, la están tomando en secreto sin que el personal lo sepa ya que no es parte de su plan de cuidados”, dijo la doctora Cheryl Phillips, vicepresidenta de política pública y servicios de salud de LeadingAge, un grupo de la industria que representa a más de 2,000 asilos. “Pienso que crea un problema de seguridad”.

Fred Miles, un abogado de Colorado que representa a operadoras de asilos, dijo que las casas de reposo ⎯ a diferencia de las instalaciones de vida asistida ⎯ estaban reguladas por el gobierno federal, y tenían miedo de poner en peligro su financiamiento del Medicare y el Medicaid. Los miembros del personal que administren la marihuana pudieran también enfrentar en teoría una acusación criminal bajo la ley federal, dijo, aunque nunca ha oído que eso haya sucedido.

Los federales Centros para los Servicios de Medicare y Medicaid declararon que ningún asilo había perdido específicamente financiamiento o sido penalizado por permitir el uso de la marihuana. En el estado de Nueva York, que empezó un programa de marihuana medicinal en 2016, su uso está restringido a personas con padecimientos médicos designados, incluidos neuropatía, epilepsia, esclerosis múltiple, mal de Parkinson, VIH, sida y cáncer.

Para Brunn, las píldoras de marihuana han funcionado tan bien que ha reducido su otro medicamento para el dolor, la morfina.

Su hija, Faith Holman, de 61 años de edad, dijo que las píldoras costaban 240 dólares al mes, lo cual no está cubierto por el seguro de salud. Holman, que vive en Nueva Jersey, también tiene que pedir a un amigo de la familia que vaya al dispensario de Yonkers.

“Se tuvieron que superar obstáculos”, dijo Holman. “Pero pienso que ella estaba destinada a recibirla porque todo se ha solucionado”.

Winnie Hu
© 2017 New York Times News Service