Cultivar verduras en la habitación extra conforme florecen empresas emergentes de ‘granjas verticales’

NUEVA YORK _ La granja de Dan Albert está lejos de ser tradicional. No hay campos ondulantes y pintorescos, ni tractores que aren la tierra; no hay una casa blanca o un granero rojo. Es más, no hay tierra ni luz solar.

La granja, Farmbox Greens, está dentro de una cochera para dos autos detrás de la casa de Albert en Seattle. Consiste de 56 metros cuadrados de microverduras verdes cultivadas en charolas apiladas verticalmente debajo de luces LED.

- Publicidad-

La capacidad para cultivar en un lugar tan pequeño es resultado de la hidroponía, un sistema en el cual las raíces de una planta se asientan en agua rica en nutrientes en lugar de tierra.

Las microplantas _ las primeras versiones diminutas de plantas como arúgula, rábanos y repollo chino _ pueden pasar de la siembra a la cosecha en menos de dos semanas. Eso permite a Farmbox Greens competir en precio contra productos agrícolas traídos desde lugares distantes.

“Los nuestros son más frescos y nuestras verduras duran entre 20 y 30 por ciento más que las cultivadas fuera del área”, dijo Albert, quien es copropietario de la granja con su esposa, Lindsay Sidlauskas.

- Publicidad -

Tiene ingresos de menos de 500,000 dólares, pero fue lo suficientemente rentable en 2014 para que Albert renunciara a su empleo como arquitecto paisajista para dedicarse a la granja de tiempo completo. Ahora tiene tres empleados y vende sus verduras a unos 50 restaurantes en el área de Seattle, una cadena de abarrotes local y cuatro mercados de granjeros semanales.

La demanda de los consumidores de alimentos cultivados localmente y el precio declinante y la eficiencia mejorada de la iluminación LED están impulsando la creación de más empresas emergentes de las llamadas granjas verticales, dijo Chris Higgins, editor de Urban Ag News, que da seguimiento a este segmento de la agricultura.

- Publicidad -

Los costos de la energía siguen siendo una importante barrera para el éxito, lo que hace rentables a las pocas granjas verticales en Estados Unidos. Las que lo son tienden a ser las más pequeñas.

Incluyen a City-Hydro, una granja construida en una recámara extra en el segundo piso de la casa de tres pisos de Larry y Zhanna Hountz en Baltimore. Hountz llegó a la agricultura urbana por necesidad. Después de un grave accidente automovilístico, no pudo dejar su casa durante dos años y tenía problemas para concentrarse. No pudo regresar a su empleo anterior como consultor de seguridad digital.

“Zhanna había ido a la tienda de abarrotes y comprado algunos jitomates autóctonos. Costaron 7 dólares el medio kilo”, dijo. “Pensé: ‘Yo puedo cultivarlos’”.

Convirtió una recámara de tres por 4.5 metros en su casa en una granja vertical. Cultiva 80 variedades de microverduras que son vendidas a una docena de restaurantes locales.

Hountz dijo que la granja generaba unos 120,000 dólares en ingresos y no tenía planes para ampliarse. “Queremos mantenerlo como una operación familiar”, dijo.

La agricultura vertical no usa pesticidas químicos y utiliza mucha menos agua y fertilizantes que las granjas tradicionales, pero los costos de la energía pueden ser altos. Incluso las mejores lámparas LED tienen solo una tasa de eficiencia del 50 por ciento, dijo Bruce Bugbee, profesor de fisiología de cultivos en la Universidad Estatal de Utah quien estudia la agricultura de ambiente controlado. Eso significa que la mitad de la electricidad se convierte en calor, no en luz.

“Los costos de transporte pueden representar alrededor de 4 por ciento de la energía en el sistema alimentario”, dijo Bugbee. “La energía para las luces eléctricas es mucho mayor que eso”.

La ventaja es que la agricultura bajo techo puede producir hasta 20 veces más cantidad de alimentos por área unitaria que la agricultura exterior convencional, dijo Gene Giacomelli, director del Centro para la Agricultura de Ambiente Controlado y profesor de ingeniería agrícola y de biosistemas en la Universidad de Arizona en Tucson. Conforme estas granjas crezcan, sin embargo, necesitarán más electricidad, no solo para la iluminación sino para operar equipo como bombas y ventiladores, dijo Giacomelli.

La inversión en las empresas emergentes de tecnología alimentaria y agrícola fue de 4,600 millones de dólares en 2015, casi el doble que en 2014, según AgFunder, una plataforma de inversión en línea para la industria de la tecnología agrícola. Y los alimentos locales generaron 11,700 millones de dólares en ventas en 2014, lo cual se prevé aumentará a 20,200 millones de dólares para 2019, según la firma de investigación de mercados de consumo Packaged Facts.

Edenworks, en Nueva York, usa un sistema acuapónico, el cual permite que se cultiven plantas y peces al mismo tiempo, creando un ecosistema autoregulado bajo techo. Las tilapias están creciendo en tanques, y su agua de desecho es bombeada a través de un biorreactor donde las bacterias de composta convierten los desechos en fertilizante. Las plantas usan el agua fertilizada para crecer y luego el agua es regresada _ sin el fertilizante _ a los tanques de los peces.

Cuando el costo de la iluminación LED disminuyó, la compañía cambió el invernadero por un sistema de apilamiento vertical interior, usando telas de sombra para bloquear la luz e imitar un ambiente de almacén, dijo Jason Green, cofundador y director ejecutivo.

Edenworks, que no es rentable, ha recibido 1.5 millones de dólares en financiamiento y pretende construir una granja vertical de 929 metros cuadrados en un almacén vacío en Nueva York, que se espera abra antes de que termine el año. Green dijo que se espera produzca 58,967 kilos de verduras de hoja y 22,680 kilos de peces anualmente.

Sin embargo, la rentabilidad puede ser elusiva para la agricultura acuapónica. Según un estudio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en 2015 sobre la economía de la acuaponía, cultivar peces en interior es entre dos y tres veces más costoso que criar peces en estanques al aire libre.

Esas configuraciones también hacen uso de una mano de obra intensiva, con múltiples sistemas que requieren monitoreo constante, además de la cosecha y el empaque. Un sondeo revisado entre pares de operaciones acuapónicas comerciales realizado en 2013 concluyó que menos de un tercio de las granjas fueron rentables en el año anterior.

Sin embargo, Green y sus competidores son optimistas sobre el futuro de la agricultura vertical. David Rosenberg, el cofundador y director ejecutivo de AeroFarms en Newark, Nueva Jersey, dijo que aunque su negocio no era rentable, creía que eso cambiaría cuando fuera más grande. “Realmente se necesita de una economía a escala para que esto funcione, para hacer frente a una veintena de complejidades”, dijo.

AeroFarms planea construir grandes granjas verticales en todo el mundo y ha recaudado más de 70 millones de dólares para cumplir sus ambiciones. La compañía cultiva verduras de hoja aeropónicamente: humedeciendo las raíces con un coctel de agua, nutrientes y oxígeno. Rosenberg dijo que su granja era 75 veces más productiva por metro cuadrado que una granja de campo comercial.

La compañía está construyendo su próxima granja y oficinas centrales globales en una ex siderúrgica de 6,503 metros cuadrados en Newark. Será la granja de interior más grande del mundo, dijo Rosenberg.

Eilene Zimmerman
© 2016 New York Times News Service