El dedo en el renglón

Pareciera necedad volver a abordar el tema de los abusos de la Policía Estatal Preventiva, ya tocados el día de ayer en esta columna, en las notas principales de nuestro portal y en los noticieros que dirijo, pero el asunto no es cosa menor.

Estamos hablando de una corporación cuyos abusos de terribles proporciones han sido acallado tanto por las autoridades civiles como por los mandos de la propia fuerza policial.

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Para el gobernador Francisvo Vega, las acusaciones contra sus muchachos son en buena medida, recursos de los chicos malos para desarmar las acusaciones en su contra, pero no parece casualidad que es a esta corporación a la que le matan policías y ex policías, a cuyos agentes detienen por el robo de droga y otras lindezas.

No es casual tampoco que sea la Secretaría de Seguridad Pública del estado la que encabece las denuncias interpuestas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en palabras de su titular Melba Olvera quien textualmente afirma que en lo que va de este año suman un total de 1121 quejas estando en primer lugar la Secretaría de Seguridad Pública del Estado por violentar los Derechos Humanos, esta es la segunda ocasión que se encuentra la cabeza ya que durante el año pasado también registró el mayor número de denuncias.

En este caso, los oficiales son Juan Carlos Santos Martha, Raúl Chávez Hernández, Liliana Lizbeth Marín Macías, Reyes López Félix y Johnny Abraham Félix Ortiz.

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Ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir: los agentes de la Policía Estatal Preventiva violan, extorsionan, torturan y saquean y los responsables tienen nombre y apellido: Daniel de la Rosa Anaya y Francisco Vega de Lamadrid.

Lo demás es demagogia.

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El relato es desgarrador:

a señora Sonia explica que “esto sucedió el 15 de abril eran las 9 o 10 de la noche bajan la luz bajamos a ver qué pasa y en ese momento me doy cuenta que empiezan a brincar al patio por la cochera, sale mi hija y salgo yo y un amigo y lo que hago yo al ver que empiezan hombres armados vestidos de civil, rateros, corro a mi recámara me encierro y en eso se va uno de ellos atrás de mi. Me dice que abra la puerta empezó a golpear la puerta y me decía abre la puerta y abrí la puerta porque tenían a mi hija, en cuanto abrí la puerta un chaparro que ahora sé su nombre, me esposan y entran a mi recamara el chaparro y uno de barba de candado y uno alto”.

El modus operandi de los agentes de la PEP es el mismo que en otros casos: entrar violentamente a alguna casa de la que tengan información que hay dinero y torturar hasta lograr que se les entregue dinero o drogas. No es casual que agentes de la PGR detuvieran a los estatales por el robo de droga en una bodega, o que un ex estatal preventivo fuera acribillado en Villa Fontana.

La mujer relata que “me esposan y el alto me avienta a la cama y en ese momento, uno de ellos saca un plástico y pensé que estaban jugando, pensé que me estaban asaltando nada más y en ese momento me avienta a la cama el alto y me pone la bolsa y pierdo el conocimiento y ya vuelvo y el chaparro me empieza a decir que donde está el dinero pero ni quisiera me dejaban hablar no me dejaba hablar no me quitaban el plástico y otra vez dos veces el alto me puso la bolsa y me desmayo”.

Como delincuentes, los policías entraron a la casa de Sonia en Altabrisa el pasado 15 de abril, y aunque la Policía estatal Preventiva advierte que sus elementos no trabajan de civil, hay videos que desmienten esta información ya que muestran a los mismos policías, integrantes del Grupo de Reacción Táctica en una detención registrada en el SAMS Club.

“Hasta que vi en las redes sociales un video del SAMS ahí me lo mandaron y lo empecé a ver no lo termine de ver porque decía son ellos son ellos ahí reconocí a dos, el video es de un muchacho que entran al SAMS corriendo y ellos van detrás de él” dijo.

Para el gobernador Francisco Vega, estas acusaciones son lanzadas por delincuentes que quieren revertir las denuncias en su contra, no obstante que el pasado 5 de Agosto, un centenar de ciudadanos se manifestaron por los abusos, torturas, extorsiones y ahora violación por parte de los policías estatales preventivos.

Vega de Lamadrid dice que “todas las denuncias llevan un procedimiento interno bien cuidado al momento de comprobarse que realmente se cometió un abuso en ese momento se consignan, o se despiden de la corporación según sea el delito (…) yo no puede eximir de responsabilidades a nadie pero recuerden que los policías corretean a muchos malos y a veces los malos van y dicen muchas cosas y luego hay que investigar y resulta que siempre no era así o que no era tan así como lo dijeron o en otras ocasiones hasta peor.

La mujer, empleada de Inmigración en Estados Unidos, tuvo que huir al vecino país por las amenazas de que es objeto no solo ella sino también su familia.

“Decían que ya me había hecho del baño la segunda vez que me pone la bolsa el chaparro me pone la pistola aquí en mi cabeza y me vuelve a decir dónde está el dinero y le vuelvo a decir que no tengo dinero y de ahí perdí conocimiento, de ahí yo traía un short corto y una blusa de resaque y me empezaron a quitar mi short primero se me subía el alto y empezaron a abusar de mi primero el alto y después se quitó él y después el chaparro y el de barba de candado grabándome y de ahí me desmayé y cuando regreso ya venía de mi baño me venía agarrando de mi tocador y ya el chaparro me decía que le entregara dinero porque si no le iban a hacer lo mismo que me estaban haciendo a mí se lo iban a hacer a mi hija”.