¿Demasiado Goop? Para ellos no es suficiente

CULVER CITY, California ⎯ Burlarse de la compañía de estilo de vida de Gwyneth Paltrow, Goop, se ha convertido en un pasatiempo estadounidense presente en los programas nocturnos de televisión, en internet y, con el libro de parodia “Glop”, en las librerías.

Pero ¿qué hay de los muchos devotos que están manteniendo a flote a Goop (y sus tiendas temporales)? Bebiendo los licuados. Untando los ungüentos. Insertando los huevos de jade en sus partes bajas.

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Este mes, unos 50 de estos verdaderos creyentes se sentaron en redondos pufs blancos en un estudio oscurecido aquí, sometiéndose a un llamado baño de sonido administrado por Sara Auster, una maestra de meditación y una de las muchas asesoras de salud que rodean a Paltrow.

Cientos más estaban formados en Warner Drive en el exterior, esperando una autorización de la versión de Goop de los Umpa Lumpas, edecanes identificables por sus playeras blancas estampadas con el logotipo y el nombre de la reunión: “In Goop Health”. El bajo murmullo de sus entusiasmadas charlas se mezclaba con el sonido de diapasones que golpeaban tazones “cantadores” metálicos y el clic de las cámaras que captaban el día para cuentas de Instagram.

“Acomoden su ropa y su cabello”, advirtió Auster. “Van a ser fotografiados.

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Unas cuantas participantes se tendieron sobre los pufs, con los ojos cerrados y el cabello extendido como modernas Ofelias, para absorber mejor las olas de ruido que pasaban sobre ellas.

Conozcan a los Goopies.

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Entre ellos están Jarrad Hirschman, gerente de un servicio de banquetes, y Logan Brent, asistente ejecutiva de una agencia de branding, ambos de West Hollywood, que se encontraban en un espacioso salón al lado del estudio mirando cautelosamente un poco de granola libre de gluten.

Brent, de 32 años de edad, se enteró de la convocatoria por la radio mientras conducía hacia el trabajo.

“Estas personas estaban divirtiéndose con esto, y pensé: ‘Bueno, realmente suena genial’”, dijo. Las cosas de las que estaban hablando, como fotografía del aura y sanación con cristales… esas cosas me han interesado toda mi vida”.

Hirschman, de 39 años de edad, dijo que desde hace tiempo había sido parcial hacia productos básicos de Goop como el caldo de huesos, tazas del cual estaban siendo ofrecidas cerca por hombres barbados, e inyecciones intravenosas de líquidos fortificados con vitaminas, disponibles al lado en divanes en un patio.

“Todo apela a mis sensibilidades”, dijo. “Es totalmente lo mío”.

Un edecán interrumpió con una charola que llevaba bebidas probióticas con sabor a durazno y maracuyá, hechas por Tropicana, que es propiedad de Pepsi; lo que demuestra cuán profundamente la filosofía de la “salud intestinal”, defendida por Paltrow y varios en su séquito médico, ha infiltrado a las empresas convencionales.

De vuelta en el estudio, los pufs habían sido retirados y reemplazados con esponjosos cilindros: el equipamiento para una clase de “espumas rodantes” impartida por Lauren Roxburgh, una terapista de fascia y alineamiento.

“Dense un pequeño abrazo”, dijo Roxburgh a todos, y rápidamente obedecieron en este sínodo de autocuidado, este vértice de vigor, esta … ¿situación de rehenes holísticos?

“Ay”, dijo Eric Hefner, de 52 años de edad, levantándose de su tapete. Su esposa, Margaret ⎯ “ella es goopahólica” ⎯ permaneció en el piso, levantando la cadera hacia el techo, estirando los brazos como Superniña.

“Ella está tratando de hacer del mundo un lugar mejor”, dijo posteriormente Margaret Hefner, de 47 años de edad, una obstinada fanática desde la película de 2010 de Paltrow “Country Strong”. “¿Por qué diablos va alguien a odiar a quien está haciendo eso?”

¿Eric Hefner también está comprometido con Goop? “Mi cartera está comprometida con Goop”, dijo.

Los Hefner habían volado desde Macon, Georgia, donde él tiene una franquicia de Zaxby’s, un restaurante de dedos de pollo y alitas búfalo, y ella atiende a sus cuatro hijos. Estaban entre quienes habían pagado 1,500 dólares cada uno por un boleto “Cuarzo Transparente” de primera clase para el evento ⎯ esos se agotaron rápidamente ⎯ que les concedía valet parking, asientos preferenciales en las presentaciones y un almuerzo en el jardín con Paltrow. Las otras categorías de boletos eran “Amatista” (1,000 dólares, e incluía una fiesta de coctel con martinis mejorados con colágeno en polvo) y los menores “Lapislázuli” (500 dólares). La última categoría fue excluida de las clases de acondicionamiento físico, lo que les dejó muchos momentos de ocio para que les masajearan el rostro, les arreglaran las uñas y les hicieran cosquillas en la nariz con menjunjes herbales.

Brandi Bakewell, de 43 años de edad y terapista matrimonial y familiar, estaba revisando un estante de ropa para ejercicio de la marca Tory Burch, usando un brazalete “Lapislázuli” y una expresión dichosa. “Acabo de estar en una sesión de salud y bienestar; para mí esto oprimió todos los botones”, afirmó.

E incluso los compradores de Cuarzo Transparente tuvieron que postergar la gratificación inmediata ocasionalmente. En el patio, Andrew Matthews, de 43 años de edad, estaba esperando pacientemente una lectura con Colleen McCann, una chamán cuyo “Maletín Médico” está entre los productos de más venta en Goop (aunque eclipsado por los suplementos vitamínicos de 90 dólares).

“Más bien me trajeron, pero realmente me estoy involucrando en esto”, dijo Matthews, quien trabaja para Uber.

Su esposa, Shayne Matthews, de 44 años, gerente de operaciones de negocio en la industria de los semiconductores, saltó de su lugar en la fila en una frazada blanca.

“Esto es lo que elegí en abril para celebrar mi cumpleaños”, dijo. “Ella está haciendo exactamente lo que yo quisiera hacer. Explorar. No solo basar todo en suposiciones o tomarlo como ciencia, sino explorarse de nuevo uno mismo”.

Mucha de la exploración aquí tuvo lugar en un gran auditorio lleno de sillas blancas, bajo las cuales se habían colocado botellas de agua llena de electrolitos. Sentados ahí, los asistentes escucharon a Paltrow asegurarles que ella aún se fuma un cigarrillo en una fiesta. Vieron una entusiasta presentación sobre el “flujo cósmico” ofrecida por el doctor Habib Sadeghi, fundador de un centro de salud integral en Agoura Hills. (“Esto no es una convención”, dijo. “Esto es una peregrinación”.) Se encogieron de dolor durante una demostración de un “Estiramiento facial de 10 minutos” que involucraba un hilo de azúcar orgánico insertado en la mejilla de una mujer.

Y asintieron con simpatía cuando dos sicoterapeutas, Phil Stutz y Barry Michels, autores de un libro éxito de ventas llamado “The Tools”, consideraron los problemas de la relación de una mujer pelirroja en ropa atlética llamada Kathy.

“Sube; queremos escucharte”, dijo Paltrow amablemente. “Puedes tomar mi silla”.

Kathy se quejó de que ella y su pareja vivían en casas separadas.

“Tenemos un desacuerdo sobre los muebles”, dijo.

Vestida con un vestido de crepé de seda de Vilshenko que pronto sería vendido en Net-a-Porter, Paltrow se sentó a los pies de Michels, abrazándose las rodillas. Los doctores discutieron cuán difícil es para las mujeres alcanzar “un nivel primitivo de privilegio”. Pronto tenían a la audiencia gritando, al unísono:

“¡Soy un animal!”

Sí, era hora del almuerzo. Para los participantes Amatista y Lapislázuli, esto significó frascos de cristal llenos de algo que parecía musgo, o ensaladas artísticamente compuestas en tazones que podían ser convertidos en composta. Los Cuarzo Transparente, mientras tanto, llenaron un jardín posterior y comieron aguacates rellenos, papaya rebanada y otras exquisiteces.

El objetivo de Paltrow para el evento, dijo, había sido “crear, idealmente, una experiencia resonante para que nuestros lectores vengan y tengan un día lleno de significado.

“Porque, por supuesto, leer algo en un sitio web puede ser impactante, pero sentarse y escuchar a la gente responder preguntas”, continuó, “es otro nivel de significado”.

Ella había disfrutado los gritos ahogados en la demostración del estiramiento facial.

“Me gusta la idea de que el bienestar para nosotros sea algo amplio; no es solo ‘oh, ve y come algo de quinua en un rincón y medita’”, dijo. “Es como: ‘no, somos mujeres modernas y queremos sentirnos bien y optimizar nuestra vida en muchas formas diferentes’”.

De regreso en el patio, Gina Cooper, de 38 años de edad y procedente de Atlanta, y Emma Barry, de 47 y quien se mudó de Nueva Zelandia a Redondo Beach, estaban quejándose amablemente sobre las largas filas para algunas de las “activaciones” del día.

“Soy una Goopie, sí”, dijo Barry, directora de programación de acondicionamiento físico grupal en los gimnasios Equinox. “Ver a Gwyneth aquí en este evento participando con nosotros, y somos solo Lapislázuli, somos la plebe. Se está mezclando con nosotros, relacionándose con nosotros, para mí ella vino con toda su humanidad; todas sus muletillas al hablar, sus expresiones de asombro y su normalidad. Parece que solo tiene mala reputación”.

Alexandra Jacobs
© 2017 New York Times News Service