Donald Trump aún busca a su secretario de Estado

Donald Trump aún busca a su secretario de Estado y su equipo se encuentra dividido entre el peso pesado republicano Mitt Romney, el exdirector de la CIA David Petraeus o el senador Bob Corker.

Tercer cargo más importante del estado, voz y rostro de Estados Unidos ante el mundo, el puesto de secretario de Estado es objeto de una guerra sorda para par sustituir al exsenador demócrata John Kerry.

- Publicidad-

El departamento de Estado es una formidable máquina de 70.000 personas que
componen los diversos sectores de la diplomacia estadounidense.

En la última semana, en medio de una verdadera avalancha de rumores, se consolidaron los tres nombres considerados los favoritos, aunque no se pueda descartar al exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani.

Petraeus es el más celebrado general de su generación, exdirector de la CIA y excomandante de las fuerzas estadounidense en Irak y Afganistán, aunque cayó espectacularmente en desgracia en 2012 a raíz de un caso extramatrimonial.

- Publicidad -

En la Torre Trump de Nueva York, Petraeus mantuvo el lunes una reunión de una hora con el presidente electo.

Después del encuentro, Trump usó la red Twitter para decir que había quedado “muy impresionado” con el general.

- Publicidad -

A los 64 años de edad, es claramente el que tiene los más profundos conocimientos de política internacional de todos los nombres considerados para el cargo.

Su reputación es tan sólida que en el apogeo de su trayectoria, en 2011, llegó a ser considerado un potencial candidato presidencial.

– De adversario a aliado –

Sin embargo, un romance con una periodista a la que mostró documentación secreta provocó su caída.

En 2015, admitió su culpabilidad en el manejo de material secreto y fue sancionado con dos años de libertad condicional.

El escándalo podría ser un serio obstáculo para la eventual aprobación de Petraeus en el senado.

Los republicanos acusan a la excandidata presidencial demócrata Hillary Clinton de ser irresponsable con documentación secreta y por ello apoyar a Petraeus sería visto como una contradicción.

Este martes, Trump tiene en agenda una nueva reunión con Romney, excandidato presidencial republicano que mantiene su influencia en el partido, aunque en esta campaña llegó a calificar al ahora presidente electo de “charlatán” y “fraude”.

Sin embargo, en el fin de semana, una alta asesora de Trump, Kellyanne Conway -quien fue la jefa de la campaña electoral- reveló las tensiones internas en el equipo presidencial sobre la eventual presencia de Romney en el gabinete.

De forma completamente inesperada, Conway escribió en la red Twitter que estaba recibiendo una “avalancha” de mensajes de electores de Trump, quienes recordaban que en la campaña Romney había hecho esfuerzos especiales para criticar a Trump.

El eventual nombramiento de Romney al frente del departamento de Estado ayudaría a unificar el partido Republicano detrás de Trump, pero aliados más próximos al presidente electo lo consideran una figura demasiado ligada al ‘establishment’ político.

Corker, presidente de la comisión de Relaciones Exteriores en el Senado, también debe reunirse con Trump en la jornada.

En tanto, Giuliani mantiene vivas algunas esperanzas a raíz de su pública lealtad a Trump, aunque las informaciones divulgadas sobre sus actividades empresariales podrían ser un factor descalificador para ocupar el departamento de Estado.