El gobernador con el agua hasta el cuello

Manifestaciones multitudinarias desde Mexicali hasta San Quintín, protestas de maestros por toda Baja California, la inseguridad disparada hasta niveles nunca antes vistos, y por si fuera poco, un desplome de la capacidad para atraer inversiones, y todos estos puntos tienen un común denominador: el gobierno de Francisco Vega de Lamadrid.

Desde hace 3 años, Baja California cayó del puesto 17 al 25 en la escala de competitividad nacional, la capacidad de atraer y retener inversiones. Desde hace 3 años, la violencia se enseñorea de nueva cuenta en nuestro estado.

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Es el sello de la casa, el desgobierno de Francisco Vega quien cree que los problemas de fondo, los problemas serios, se solucionan a punta de gracejadas y carisma.

En su afán de querer resolver los problemas confiado en su carisma y en las bromas o lo dichos, el gobernador incurre en el cinismo porque sencillamente no atiende de fondo situaciones que requieren de un verdadero compromiso con el puesto que desempeña.

A Francisco Vega se le reconoce más por su afán de seguir haciendo negocios desde el poder, que como un gobernador de trabajo. Nunca se caracterizó por ser un funcionario de alto desempeño y cree que con caer bien los problemas se arreglan por sí solos.

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https://www.youtube.com/watch?v=nz6UgvSB8Ws&feature=youtu.be

No olvidemos que como alcalde, Vega de Lamadrid se caracterizó por dejar inconclusas sus acciones, tanto que sus propios correligionarios le pasaron la factura al votar por Eugenio Elorduy en la interna para gobernador en 2001. Su única obra emblemática fue el arco de la avenida Revolución cuya pantalla estuvo descompuesta por más de una década.

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Durante 3 años, el gobernador compró tiempo pero los problemas se convirtieron en conflictos y comenzaron a estallarle en las manos.

Jamás en Baja California un gobernador se había ganado a pulso el rechazo ciudadano, y eso quedó de manifiesto en las movilizaciones ciudadanas que terminaron por ocupar las sedes del Ejecutivo, el Congreso del estado, Recaudación de Rentas y otras oficinas estatales.

En su diálogo por lograr le desocupación, Francisco Vega corrió como cobarde lo que no supo defender como hombre.

Maestros, jornaleros, burócratas, ciudadanos en general y gremios como los periodistas a quienes sus funcionarios quisieron enlodar con campañas negras, todos han alzado la voz para repudiar a un gobierno incapaz de representarnos ante el gobierno federal, que ha hecho de Baja California un estado donde el nivel de vida de los habitantes se ha desplomado.

A Francisco Vega le faltan operadores políticos y como ocurre en el caso de los gobernante mediocres, se rodea de ineptos para que no lo rebasen.

A su ex secretario de Gobierno, Guillermo Trejo Dozal, lo encarcelan en sus primeros días de labores por fraude en seguros médicos.

Su secretario de Educación Mario Herrera tiene serios problemas con el magisterio al punto en que las manifestaciones son frecuentes.

Sobre Carlo Bonfante, secretario de Desarrollo Económico, pesan señalamientos de haber desviado recursos del CONACyT par empresas fantasma y compañías de su esposa.

Antonio Valladolid, titular de Finanzas, ha querido allanar el camino a la gubernatura o mínimo la alcaldía con campañas negras como la que quiso emprender el ex director de Imagen de la dirección de Comunicación, Jorge Cornejo, quien fue despedido.

Su secretario de Fomento Agropecuario,Manuel Valladolid, es uno de los propietarios de grandes extensiones de ranchos en San Quintín, el punto donde han surgido brotes de inconformidad social como no se habían visto.

Es en el tema del agua donde Francisco Vega ha querido hallar su filón de oro con las concesiones, pues lo mismo enfrenta denunciar por cohecho y tráfico de influencias al otorgar contratos millonarios a varias empresas en el Distrito de Riego en el Valle de Mexicali que en la entrega de 20 millones de metros cúbicos de agua anuales a la Cervecería Constellation Brands.

Con Francisco Vega al frente del timón, Baja California va a la deriva y no hay que esperar mucho para que se hunda