Empresario Mauricio Fernández Margain propicia robos en el centro

Tijuana, BC.- Parece una colonia marginal desolada y olvidada por las autoridades, pero es el centro de Tijuana, el pleno corazón de una ciudad que registra más de un millar de robos y asaltos a establecimientos comerciales. Anoche se registró el más reciente robo, cuando al menos dos sujetos rompieron los barrotes para entrar por la ventana de un restaurante y llevarse computadora y dinero.

Román Oscar Ponce, empresario  del primer cuadro, explica que los delincuentes “hacen boquetazos,  se meten por el techo,  rompen las rejas,  acá acaban de robar rompieron la reja con alarma y todo y se meten,  a la doctora de aquí de enseguida se le metieron por la parte de atrás y alrededor les han robado”.

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Agrega que “se meten como son construcciones viejas en el centro muy es fácil romper la madera y se meten por los techos, y en cuanto a la vigilancia de los policías, indica que “cuando les hablamos viene una patrulla y me dicen nada más somos 2 patrullas para el área y no nos damos abasto”.

A la falta de vigilancia, pues no hay policías ni patrullas,  y cuando los hay prestan servicios de escolta a empresarios, se suma el desinterés de hombres de negocios como Mauricio Fernández  Margain, reconocido evasor fiscal y  dueño de algunos de los edificios abandonados que se han convertido en picadero.

“En esta parte de aquí hasta el boulevard hay un lugar que está abandonado el llaman en manicomio los vagos,  ahí se la llevan. Salen a determinada hora en la tarde,  salen en bicicleta a ver que ven. Aquí llego un cliente con mi hermano y lo malo es que dejan las cosas adentro del carro y le dan el boqueteazo rompen el vidrio en pleno día y no hacen nada si te vas por esta calle hacia allá vas a ver muchos vidrios por el boquetazo,  la Policía lo sabe, debe haber cámaras,  más patrullaje o algo” dice.

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La falta de castigo a los ladrones ha llevado a que los robos nocturnos pasen a convertirse en asaltos a mano armada a plena luz del día, en puntos tan céntricos como las calles ubicadas a unos cuantos metros de lo que fuera la comandancia de la calle Ocho, a cuya salida los delitos se incrementaron.

 “En donde venden alcohol robaron y a la muchacha la metieron al bano y salió y el ladrón yo creo que se fue en un taxi y nunca lo agarraron, robaron aquí la casa de cambio salieron el muchacho herido” indica Oscar Ponce.

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Con información de Juan Arturo Salinas