En condiciones de igualdad (mejor aún)

LLEIDA, España ⎯ La delantera peinada con cola de caballo atravesó la lluvia y a la defensa y lanzó un tiro bajo que no pudo detener el brazo extendido del portero. El disparo preciso ⎯ el número 38 para ella esta temporada ⎯ confirmó a Andrea Gómez como la máxima goleadora de su equipo campeón.

Los muchachos a los que Gómez dejó atrás a su paso, sin embargo, no eran los primeros en ser obligados a recuperar uno de sus tiros de la red. Gómez, de 13 años de edad, y sus compañeras de equipo habían estado confundiendo a los varones toda la temporada, jugando tan bien que su equipo femenil recientemente ganó una liga regional junior en España para equipos de varones menores de 13 años.

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“Siempre trato de demostrar que el fútbol no es solo para niños”, dijo Gómez. “Si una es técnicamente mejor, puede compensar ser quizá físicamente más débil”.

En Estados Unidos y un puñado de otros países, no es poco común que las mujeres superen a sus contrapartes varones cuando se trata del éxito en el fútbol. Pero en España, el fútbol femenil, pese a la primera aparición del país en la Copa Mundial Femenil en 2015, sigue siendo una atracción secundaria. La principal liga femenil de España no firmó su primer patrocinio corporativo importante hasta el verano pasado ⎯ tres décadas después de que comenzó la liga ⎯ y el club más exitoso del país, el Real Madrid, no cuenta con una escuadra femenina.

Gómez juega para un club amateur, el AEM Lleida, que decidió hace casi una década enfocarse en entrenar a niñas. En 2014, terminando otra temporada en que sus niñas dominaron a otros equipos femeniles, el AEM registró a uno de sus equipos en la liga varonil por primera vez.

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“Para presionar a estas niñas, sentimos que tenían que jugar contra niños porque se necesitan oponentes fuertes para hacer verdaderos avances”, dijo José María Salmerón, el director general del club. El AEM aprovechó una regla de la federación de fútbol española que permite a los clubes presentar jugadores de cualquier sexo ⎯ incluyendo equipos mixtos que combinen a niños y niñas ⎯ para las competencias de la liga junior hasta los 14 años.

En ese entonces, no todos estaban convencidos de que la decisión fuera sensata.

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“Algunos padres nos llamaron locos cuando registramos al equipo”, dijo Sergio González, presidente del AEM. “Si esto hubiera salido muy mal, habríamos sido responsables de humillar a las niñas”.

La transición no fue fácil. Las niñas terminaron en el sitio 12 en una liga de 18 equipos en su temporada de debut. Pero conforme el equipo mejoró, y empezó a derrotar a equipos varoniles con más regularidad, su progreso generó reacciones desagradables.

“Realmente ha sido más un problema para los padres que para sus hijos”, dijo Salmerón de los comentarios dirigidos al equipo durante los partidos. “Es extraño, pero la mayoría de los comentarios machistas e insultos han provenido de las madres de algunos de los niños con los que jugamos”.

Sin embargo, no son solo los oponentes los que han pasado apuros para adaptarse. Daniel Rodrigo, entrenador del AEM, recordó un partido reciente cuando un árbitro le preguntó antes de la patada inicial si su equipo no había viajado al campo equivocado. Durante otro partido, el árbitro molestó a las jugadoras del AEM al referirse regularmente a ellas como “las princesas” mientras arbitraba el partido.

En el partido final de local del AEM, Gómez llevó a su equipo a superar a su rival más difícil esta temporada, los niños de La Noguera, un club a unos 20 kilómetros de distancia. La Noguera arma equipos en diferentes grupos de edad de entre su escuadra de 113 jugadores. Solo uno de ellos, de siete años de edad, es niña.

“Simplemente no tenemos una tradición de niñas”, dijo Pere Clarisó, el director técnico de La Noguera. Destacó la disciplina superior del AEM como una razón para su éxito.

“Tácticamente, se puede ver que estas niñas escuchan cada palabra de su entrenador”, dijo. “Realmente tratan de hacer lo que les dicen”.

Después del partido, las niñas del AEM celebraron su título lanzando al aire a Rodrigo y sosteniendo en alto su trofeo mientras en los altavoces del estadio se escuchaba “We Are the Champions”. Los niños de La Noguera parecían abatidos pero también se apresuraron a ofrecer elogios.

“Es difícil perder contra niñas”, dijo un jugador, Orion Marchal. “Pero estas realmente son muy buenas”.

Funcionarios del AEM dijeron que estaban planeando usar el éxito de esta temporada para iniciar una campaña de financiamiento colectivo en la que el club espera recaudar unos 10,000 dólares para su programa de entrenadores. Se necesita el dinero extra, dijeron los funcionarios, porque la federación de fútbol española ofrece poco apoyo para el fútbol femenil popular, y porque el club no ha podido convencer a ninguna empresa de ser su patrocinador.

“Las mujeres han hecho verdaderos progresos, lo cual es asombroso cuando se ve la gran diferencia en la forma en que se asigna el dinero”, dijo González. Pero persiste el tratamiento desigual. En el fútbol juvenil, dijo, “conozco algunos clubes que solo usan sus vehículos para transportar a los niños; las niñas se las tienen que arreglar solas”.

Dentro del club, las objeciones iniciales se desvanecieron una vez que el equipo mostró que podía superar a los equipos varoniles. Ana María Biela reconoció que había sido renuente a permitir que su hija, Cristina, jugara partidos cuando era más joven, especialmente contra niños.

“Lo retrasé lo más posible porque tenía miedo de que la lastimaran los niños”, dijo Biela. “Ella respondía que también podía lastimar a los niños”.

Ahora, Biela y otros padres están disfrutando los logros de sus hijas, y el éxito del equipo ha ayudado a incrementar la membrecía femenil del club a más de 25 por ciento de su lista general de jugadores, la proporción más grande en la provincia de Lleida en el noreste de España.

“Son jóvenes, así que quizá no estén conscientes de que han hecho algo bastante extraordinario”, dijo Biela.

Gómez, la capitana y principal anotadora, dijo que le enorgullecía que su equipo ayudara a promover la imagen del fútbol femenil en España, aun cuando su propia ambición es mudarse eventualmente a Estados Unidos a jugar más bien ahí.

“Quiero jugar donde el fútbol femenil es realmente valorado”, dijo. “El paraíso está en Estados Unidos, no aquí, desafortunadamente”.

Raphael Minder
© 2017 New York Times News Service