No en la playa, pero usándola

NUEVA YORK Desde la época de los antiguos griegos, la gente ha querido oler como el océano. Los arqueólogos han encontrado recipientes de perfume antiguos de alrededor del año 550 a. de C. que tienen la forma de las mitológicas sirenas del mar, y la idea es que esa fragancia podía ser tan atrayente que podría causar un naufragio.

El entusiasmo moderno por los aromas acuáticos empezó en los años 80, cuando un químico aromático neptuniano salobre llamado calone se volvió popular en las casas de fragancias. Para los 90, estaban de moda los minimalistas olores a algas: CK1, Acqua di Gio y L’Eau d’Issey estuvieron entre las fragancias más populares de la década, todas con resplandecientes notas náuticas: posidonias, sandía fría, conchas de ostiones pulverizadas. Repentinamente todos querían oler como si acabaran de salir de un bosque de kelp, bañados por las aguas.

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La tendencia incluso se abrió camino hasta un episodio de 1992 de “Seinfeld” en el cual Kramer propone una de sus grandes ideas características. Le cuenta a Jerry que quiere “hacer una colonia que huela a playa”. Incluye Jerry admite que este no es su peor plan. Desafortunadamente, para el final del episodio, Calvin Klein toma la idea de Kramer y gana millones.

En 1996, la casa italiana Profumum Roma introdujo Acqua di Sale, un aroma que daba a la piel de la persona el olor de haber estado inmerso en una solución salina. Se convirtió en una especie de clásico instantáneo, y se pueden captar brisas del mismo en toda Europa hasta la actualidad; en un día cálido en Roma, el olor a conchas y arena caliente llena las cafeterías.

Aquí compartimos cinco nuevas fragancias inspiradas por los arrecifes de coral y las profundidades azules.

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Silence the Sea, Strangelove NYC: La mayoría de los aromas marinos dependen de un matiz de dulzura basada en el coco para enmascarar cualquier trasfondo fuerte, pero no este nuevo perfume de la casa nicho Strangelove NYC, que no elude su picante núcleo de ámbar gris. El ámbar gris, para los no iniciados, es una secreción cerosa del ducto biliar de una ballena, resultado de materia indigestible como los picos de las anguilas. Huele como ninguna otra sustancia sobre la Tierra: antigua, rancia, casi salvaje, como estar dentro de una caverna subacuática. Silence the Sea (475 dólares) matiza sus asperezas con oud y nardo, pero no se confunda: este es un perfume para los aventureros, para quienes no temen oler un poco a crustáceo en público.

Costarela, Carner Barcelona: Costarela (120 dólares), de la casa catalana fundada por Sara Carner, se basa en una nota principal efervescente de bergamota y una insinuación a azafrán sobre una base marina, creando una especie de coctel náutico que uno se puede poner. Este es verdaderamente un aroma a playa en que sugiere la amplia experiencia de tomar el sol: una pizca de bloqueador solar, aceite de bronceado, lo cítrico de un coctel margarita y el toque mineral del agua salada. Una base de madera de cedro está destinada a imitar el olor de los barcos antiguos, si eso es lo que le gusta a usted.

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Marinis, Santa Eulalia: Piense en este como un mojito disfrutado con una vista al océano. Otro aroma costero originado en el norte de España, procede de Santa Eulalia, un minorista de moda de cuarta generación en el elegante Passeig de Gràcia de Barcelona, abierto desde 1843. Su nueva línea de fragancias empezó a aparecer en Estados Unidos apenas el año pasado. Marinis (165 dólares) es el perfume de tono marino de la colección, con notas herbales, uvas congeladas y hojas de laurel.

Sea Foam, Art de Parfum: Art de Parfum es una nueva casa perfumista en Londres, aunque muchos de sus aromas fueron desarrollados en y alrededor del sur de Francia, donde el agua se vuelve sedosa y caliente en el momento culminante del verano. Sea Foam (138.21 dólares) huele a una estadía en Cabo de Antibes. La madera de sándalo y la sal se combinan para insinuar el brioche fresco, y fuertes dosis de higos y algas marinas ofrecen un refrescante oleada de verdor.

Mémoires de Mustique, Eight & Bob: Eight & Bob es técnicamente un relanzamiento, en lo que respecta a las casas de fragancias. La primera versión empezó a fines de los años 30, cuando un perfumista autodidacta llamado Albert Fouquet encontró a un joven John F. Kennedy de vacaciones en la Costa Azul. Kennedy al parecer quedó encantado por la colonia característica de Fouquet, y el perfumista le envió ocho muestras (y una extra para el hermano de Kennedy Robert, de ahí el nombre). El aroma se propagó entre la multitud de celebridades, y pronto Cary Grant, Jimmy Stewart y otros estaban usando la colonia. Fouquet murió en 1939 en un accidente automovilístico, pero el mayordomo de la familia continuó el legado, enviando botellas a Estados Unidos dentro de libros para evadir la intercepción nazi. (Nota al calce: Alguien debería hacer una película con esta historia.)

Por lo que se sabe, la casa fue revivida con una repetición de la fórmula original, y desde entonces ha dado a conocer seis aromas adicionales, incluido Mémoires de Mustique (145 dólares), un homenaje tropical a una playa isleña, con neroli diluido, naranjas agrias y una capa cremosa de jazmín. Huele un poco a un bloqueador solar elegante si fuera aplicado en el jardín de una cabaña no lejos del mar.

Rachel Syme
© 2017 New York Times News Service