En redes sociales, disidentes de Vietnam se vuelven más audaces pese a represión

HANOI, Vietnam ⎯ Una prominente bloguera y activista ambiental en Vietnam fue sentenciada recientemente a 10 años en prisión bajo cargos de ataques a la seguridad nacional, incluido compartir propaganda contra el Estado en redes sociales.

Nguyen Ngoc Nhu Quynh, mejor conocida por su seudónimo en internet Mother Mushroom (Madre Hongo), había permanecido incomunicada desde que fue arrestada en octubre, y la asistencia a su juicio fue estrictamente controlada.

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Pero apenas una hora después de que se dio el veredicto el pasado 29 de junio, uno de los abogados de Quynh resumió sus argumentos de defensa y publicó la declaración final de ella en el juicio ante sus 61,000 seguidores en Facebook.

“Espero que todos se expresen y peleen, superen sus propios temores para forjar un país mejor”, dijo ella, según el abogado. La declaración fue compartida miles de veces.

En el autoritario Vietnam, el internet se ha convertido en el foro de facto para el creciente número de voces disidentes del país. Las conexiones de Facebook, en particular, han movilizado la oposición a políticas del gobierno; desempeñaron un papel clave en las manifestaciones masivas contra el manejo que hizo del Estado de un desastre ambiental el año pasado. Ahora, el gobierno está reforzando su control de internet, arrestando y amenazando a blogueros, y presionando a Facebook y YouTube para que censuren lo que aparece en sus sitios.

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“Facebook está siendo usado como una herramienta de organización, como una plataforma de autopublicación, como un dispositivo de monitoreo para dar seguimiento a cuándo las personas están siendo detenidas y cuándo están siendo liberadas”, dijo Phil Robertson, subdirector para Asia de la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch.

Facebook está siendo usado “para conectar a las comunidades que de otro modo no estarían conectadas”, añadió.

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Nguyen Ang Tuan, un activista prodemocrático de 27 años de edad, dijo que el creciente número de disidentes que está forjando conexiones a través de las redes sociales lo había alentado.

La primera vez que la policía lo interrogó en 2011, dijo, se sintió totalmente solo. Sus padres y amigos desaprobaban sus escritos políticos, y conocía a muy pocas personas a las que pudiera acudir en busca de ayuda.

Tuan aún enfrenta el hostigamiento policiaco, y su pasaporte ha sido confiscado. Pero, la última vez que fue convocado para ser interrogado, publicó una copia del citatorio en Facebook, junto con una nota satírica demandando que le pagaran por el tiempo que pasaría bajo custodia.

Su nota se hizo viral, y otras personas siguieron el ejemplo, publicando sus propios citatorios policiacos en Facebook y pidiendo compensación. “Respecto al activismo, ya no puedo sentirme solo”, dijo.

Los usuarios de Facebook en Vietnam ⎯ que ahora ascienden a 45 millones, casi la mitad de la población del país ⎯ usan el sitio para organizar visitas a prisiones y vigilias afuera de las estaciones policiacas a favor de los detenidos, y para solicitar donaciones para los prisioneros políticos. Y los disidentes están migando cada vez más los blogs políticos y personales, que pueden ser bloqueados fácilmente por el gobierno, a Facebook, que es usado tan ampliamente que bloquearlo por completo no sería factible.

Tuan ayuda a operar un fondo que apoya a las familias de los prisioneros de conciencia, incluida la madre y los dos hijos pequeños de Quynh. Dijo que gran parte del apoyo ahora provenía de personas en el interior del país que mandan dinero desde sus cuentas bancarias personales, las cuales el Estado puede rastrear. En el pasado, dijo, las comunidades vietnamitas en el exterior promovían la mayor parte de la disidencia y suministraban la mayor parte del dinero.

“Saben muy bien que pudieran ser verificados por el gobierno, pero se atreven a hacerlo”, dijo de sus donadores locales.

Eso no ha pasado inadvertido para el gobierno, que también está afirmando su autoridad en nuevas formas. Quynh es una de más de 100 blogueros y activistas encarcelados en Vietnam, según Human Rights Watch. Pham Minh Hoang, otro bloguero popular, fue privado de su ciudadanía y deportado recientemente a Francia, donde también tiene la ciudadanía.

El gobierno ha suspendido estratégicamente el acceso a Facebook cuando se esperan protestas y, a principios de este año, pidió a Facebook y YouTube que le ayudaran a eliminar cuentas falsas y otro contenido “tóxico”, como el material antigubernamental, diciendo que había identificado hasta 8,000 videos de YouTube que encajaban en la descripción, según el periódico local Tuoi Tre. El gobierno también advirtió a las empresas vietnamitas que sus anuncios no deben aparecer al lado de ese tipo de contenido.

Facebook dijo que su política cumplía con las leyes locales, aunque no hubo indicio de que retirara contenido en Vietnam hasta ahora.

Nguyen Quang A, un científico computacional retirado y ex miembro del Partido Comunista que ahora es disidente, dijo que sentía que la situación de derechos humanos era tan mala como siempre.

Recientemente, poco antes de una entrevista planeada, fue levantado por la policía cerca de su casa y llevado a un paseo de cinco horas y media hasta la costa y de regreso. Dijo que había sido detenido de manera similar 11 veces más en el último año y medio.

Sugirió que el gobierno estaba bajo creciente presión de los ciudadanos frustrados por su manejo de los recientes problemas ambientales y de tierras. Cuando un derrame químico en la compañía acerera Formosa Steel mató a toneladas de peces el año pasado, la indignación se fraguó en internet, donde se organizaron protestas, se difundieron rápidamente fotografías del desastre y la etiqueta #ElijoAlPez se convirtió en un grito de batalla.

“Supongo que tienen mucho miedo”, dijo Quang A. “Ven que la situación es demasiado peligrosa para ellos, y ven que los activistas pacíficos son un enemigo muy peligroso”.

En un reporte dado a conocer hace unas semanas, Human Rights Watch detalló lo que llamó una “tendencia inquietante” de blogueros y activistas que estaban siendo golpeados en la calle por rufianes conocidos como “con do”. Hizo un recuento de 36 de esos ataques desde enero de 2015 hasta abril, solo uno de los cuales fue investigado por la policía.

El reporte se basa en parte de las propias fotos y videos de los activistas de sus lesiones, a menudo filmadas temblando en smartphones y rápidamente compartidas en internet.

Jonathan London, un especialista en Vietnam de la Universidad de Leiden en Holanda, dijo que pese a la reciente represión, la transformación producida por el internet en un periodo corto había sido “asombrosa y esperanzadora”.

Es “notable que un país que apenas hace 15 o 20 años tenía una de las tasas más bajas de utilización del teléfono en el mundo haya entrado tan rápidamente en una era de noticias las 24 horas y de continuas críticas sociales y políticas accesibles para todos”, afirmó.

Pham Anh Coung, un ingeniero eléctrico de 45 años de edad, no era franco sobre la política hasta hace dos años, cuando un activista al que seguía en internet, Nguyen Chi Tuyen, de 43 años, fue gravemente golpeado por cinco hombres. Cuong vio fotografías del rostro ensangrentado de Tuyen y se alarmó por la brutalidad del ataque.

Hoy, se considera “alguien que levanta la voz”, si no totalmente un disidente. Su objetivo es compartir información con familiares y amigos, en vez de que dependan de los medios convencionales, los cuales son casi todos propiedad del Estado.

“La primera vez que escribí en Facebook, nadie le dio ‘Me gusta’ siquiera; tenían miedo de presionar ese botón”, dijo. “Ahora la gente está empezando a marcar ‘Me gusta’ y también está empezando a compartir”.

Fuera de internet, ahora considera a Tuyen y otros disidentes sus amigos, y varios de ellos juegan juntos en un equipo de fútbol, el No-U FC. (“No-U” se refiere a una línea en forma de U que marca las audaces reclamaciones territoriales de China en el Mar de la China Meridional, un tema que movió a la acción a muchos disidentes vietnamitas hace varios años.) Una página de Facebook da seguimiento meticulosamente a los triunfos y derrotas del equipo, así como a los frecuentes desacuerdos de sus miembros con la policía de seguridad.

En una cafetería en Hanoi recientemente, los dos amigos charlaban simultáneamente, fumaban un cigarrillo tras otro y revisaban Facebook. Notaron un artículo de los medios estatales que criticaba a Mother Mushroom por recibir un premio en efectivo de un grupo defensor de los derechos humanos en Estocolmo. Tuyen de inmediato etiquetó a una diplomática sueca para alertarla del artículo y pidió comentarios al grupo de derechos humanos.

Los dos empezaron a revisar de nuevo.

“He aquí noticias de uno de mis amigos, un médico en Saigón, quien se acaba de enterar de que Mother Mushroom está endeudada”, dijo Tuyen.

“El médico de Saigón expresó que deberíamos contribuir para dar dinero a su familia”, dijo.

Tecleó por un momento, luego levantó la mirada de la pantalla.

“Acabo de comentar: ‘Me uniré’”.

Julia Wallace
© 2017 New York Times News Service