Enfrentan haitianos hambre y peligro

Aunque los migrantes haitianos ya comienzan a asentarse en Tijuana, en áreas escabrosas como el Cañón del Alacrán donde se construye la Little Haití, la comida y los materiales comienzan a escasear pero es mayor el miedo a Trump que a las lluvias torrenciales que han cobrado vidas en nuestra frontera.

En palabras de Timothieu Jeccene, uno de los miles de afrodescendientes que se quedó en nuestra frontera, «el motivo para irme en Estados Unidos para buscar una vida mejor pero cuando llegó Donald Trump ya se ha puesto difícil la cosa porque todo el que ha cruzado ya está deportado prefiero quedarnos aquí en Tijuana
-Tuvieron miedo a Trump
Claro este hombre es como león este hombre la da miedo al país al mundo entero da miedo él.

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Y es que los haitianos que buscan crear un hogar en esta frontera, no están acostumbrado a las lluvias torrenciales que han arrasado con fraccionamientos y han provocado muertes como explica Jeccene, el haitiano a cargo de la construcción de la Little Haití quien ha trabajado en el sector de la construcción en Brasil y en República Dominicana.

Sobre las recientes lluvias que azotaron Tijuana, Timotheu dice que fueron «una tragedia, es el momento peor de mi vida porque esos días que salió agua dentro de la iglesia tuve que salir a las 3 de la mañana para ver donde se tapó el tubo. (La lluvia trajo) bastantes cosas malas, por ejemplo aquí no tenemos camino, el pastor fue a comprar el material y cuando lleguó en la esquina lo dejaron allá porque no hay ningún carro que pase por aquí. Tuvimos que caminar entre el agua y con los materiales en la espada en la esquina para que trajera los materiales para poder trabajar».

Las lluvias en los cañones de Tijuana son tan torrenciales que arrastran vehículos y ya ha cobrado vidas humanas.
Por ahora los extranjeros, a quienes se suman otros recién llegados, entre ellos varios africanos, como lo explica el pastor Gustavo Banda, están a la espera de que el Instituto Nacional de Migración les entregue los documentos que permitan regularizar su situación.

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Por ahora, el panorama no es ahalagüeño puesto que el alimento escasea en el campamento donde apenas se termina de construir la primera de 25 casas de 16 por 16 pies y cuyo costo va de los 30 mil a los 50 mil pesos.
«Para mañana no vamos a tener comida porque tenemos arroz nada más para hoy, lo más difícil es arroz aceite, pollo y sardina pero para mañana no hay comida si el pastor no pasó a comprar los sacos de arroz hoy».

Son las palabras con las que Renald Jeanne, uno de los más de 80 refugiados que aún permanecen en la iglesia Embajadores de Jesús.

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Algunas opiniones se inclinan por sumar a los haitianos más que apartalos pues la creación de una colonia haitiana como la llamada Little Haití podría aislar a una comunidad que requiere integrarse a Tijuana, advierten los encargados de algunos de los albergues que han acogido a estos migrantes.

Gamaliel López Santos, pastor de la iglesia el Calvario, estima que «nosotros, porque somos 5 iglesias de nuestra denominación preferimos que ellos se integren a la sociedad, creemos que eso los va a parar más que involucrarlos los va a apartar de la sociedad y no sabemos que con el tiempo la cuestión del terreno, la cuestión de agua, la cuestión de luz, de quien es la tierra. De principio suena bien, pero pensamos diferente en ese aspecto».

Pieza clave en la integración de los extranjeros a nuestra comunidad es el trabajo y la gran mayoría ya ha encontrado alguna actividad a la cual dedicarse, aunque los albergues siguen necesitando el apoyo y los donativos de la comunidad.
«Ya la gran mayoría está buscando trabajo trabajos eventuales de 3 días, dos días, una semana, algunos en un restaurante como lavaplatos, picando, ..En la construcción, algunas señoras limpiando casas, tengo una señora que trabaja en una escuela sacando copias y limpiando hay de todo” agrega López Santos.

Es un hecho que los más de 3 mil haitianos que el Instituto Nacional de Migración tiene contabilizados se quedarán en nuestra frontera pues pese a la crisis que México enfrenta, para ellos Estados Unidos es sinónimo de deportación, y Haití equivale a la desolación.

«A Haití nosotros no regresamos no hay nada, nos dicen, ayer hablé con una persona que estaba aquí y está en Haití me dice estamos muy mal, están tomando la decisión de quedarse aquí» concluye.