Tijuana, BC.- No obstante que Tijuana es la ciudad de Baja California que desde hace dos décadas se ha ganado a pulso la fama de violenta -tan solo este 2017 suman ya más de 650 muertes-, ciudades como Ensenada, Mexicali y Rosarito que habían sido hasta destinos turísticos se han visto sacudidas por la inseguridad al grado en que entraron a la lista de alertas de viaje de Estados Unidos.
El efecto cucaracha ha dañado municipios como Rosarito, “que no estaba preparado para recibir estos niveles de delincuencia” en palabras de la alcaldesa Mirna Rincón, o Ensenada donde la cifra de 80 ejecuciones es inusual en una ciudad de poco más de 500 mil habitantes.
Rosarito ha pasado de ser un destino de springbreakers a un punto clave en el desembarco de droga -que llegan en embarcaciones a sus playas-, lo que lo ha colocado en el mapa internacional del narcotráfico.
En Tecate la delincuencia se disparó con el desplazamiento de la migración indocumentada, pues a los indocumentados, les siguieron los polleros, los asaltantes o “bajapollos”y los narcotraficantes.
No es casual que en Tecate y Ensenada fuesen acribillados mandos policiacos en lo que va de este 2017, en casos en que a las víctimas se les involucró con el crimen organizado.
Por lo que toca a Ensenada, en lo que va del año se detuvieron 121 personas por haber perpetrado delitos del fuero federal, delitos del orden común, órdenes de aprehensión y reaprehensión. Se trata de personas tanto nacionales como extranjeras y de acuerdo a informes de la Policía Estatal Preventiva, 33 de los asegurados son residentes de San Quintín, poblados y colonias aledañas.
