Evo Morales compara la falta de agua en Bolivia con un “terremoto”

La falta de agua que vive buena parte de Bolivia ha sido como un “terremoto” que ha pillado desprevenido al gobierno de Evo Morales, admitió este miércoles el mandatario, que ha recurrido al ejército para repartir agua entre la población.

“Para mí es como un terremoto, (…) no calculamos, no estaba en nuestras previsiones que nos falte agua, nos ha sorprendido”, afirmó el gobernante durante una reunión con la cúpula militar y varios de sus ministros para evaluar la distribución de agua en La Paz, sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo.

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Bolivia soporta una de las peores sequías en 25 años, que provocó el racionamiento del recurso natural en siete de las 10 principales ciudades del país (La Paz, El Alto, Cochabamba, Tarija, Sucre, Oruro y Potosí). Sólo Santa Cruz, Trinidad y Cobija están sin problemas.

La Paz, de unos 800.000 habitantes, y El Alto de 900.000, sufren racionamientos desde hace más de dos semanas, mientras el mandatario coordina en persona la búsqueda de soluciones y tuvo que despedir a varios ejecutivos ligados al suministro y supervisión de agua por no haber alertado del problema.

En medio de esta emergencia nacional, declarada el lunes, Morales ordenó que más de medio centenar de camiones cisterna y antidisturbios del Ejército, de la estatal petrolera YPFB e incluso de la Unidad de Bomberos distribuyan agua en los barrios afectados.

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Las filas de gente que esperan con recipientes por el agua se prolongan en las calles a menudo en condiciones climáticas difíciles.

Cerca de la mitad de los vecinos de La Paz tiene agua en sus casas unas horas cada tres días, aunque su color amarillento la convierte en no potable y en un peligro para la salud, según advierten las autoridades sanitarias, que recomiendan filtrarla y hervirla antes de consumirla.

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En otras muchas viviendas, las cañerías han quedado secas.

“Sin agua estoy, no hay caso de hacer nada, de cocinar, ni para lavar ropa, no hay agua, apenas un rato en la noche”, dice María Apaza, de 36 años, ama de casa y aymara como Morales.

– Hartazgo ciudadano –

Presionado por las protestas casi diarias, en particular en La Paz, El Alto y Cochabamba, Morales ha prometido tratar de solucionar el problema lo antes posible.

Entre 3.000 y 4.000 personas, según los convocantes, se congregaron este miércoles en la sede de gobierno para protestar contra el ejecutivo boliviano por no haber sabido paliar esta emergencia nacional.

“Hemos salido a manifestarnos contra el gobierno nacional (…) porque estamos sufriendo el racionamiento de agua”, declaró a la AFP el dirigente de la junta vecinal de El Alto Rubén Valencia, al frente de la marcha.

Los manifestantes exigen la renuncia de la ministra de Aguas, Alexandra Moreira, a quien culpan de ser la principal responsable de la falta de previsión.

– Amenaza a la cerveza –

Los fabricantes de gaseosas y cerveza han alertado de que la baja en la distribución de agua pueden afectar su producción.

“Estamos en emergencia, tenemos cinco plantas en toda Bolivia y el problema de la sequía afecta ya a varios departamentos, y estamos preocupados por la posibilidad de tener que parar nuestra producción en algunas plantas”, reveló el gerente de la privada Cervecería Boliviana Nacional, Ibo Blazicevic, la más grande del país.

El sector privado ha alertado de los efectos de la sequía. La Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), que trabaja en los llanos de Bolivia (este), registró 193.750 hectáreas de cultivos dañados, y los ganaderos privados unas 37.000 en las regiones de Santa Cruz (este) y Beni (noreste).