Ex boom inmobiliario

Muy atrás parece haber quedado el Boom inmobiliario con que arrancó El Siglo 21 precisamente a partir del sexenio de Vicente Fox en que se presumió la colocación de miles de créditos hipotecarios.

Hacía mucho que el Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores, el Infonavit, había sido transformado en una hipotecaria más Y por consiguiente dejó de construir y pasó a comprar y a pagar las casas construidas por las desarrolladoras más grandes el país.

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Cobraron fuerza GEO de Luis Orvañanos, Homex de Eustaquio de Nicolás y Urbi, supuestamente propiedad del mexicalense Cuauhtémoc Pérez Román, pero que en realidad es un negocio de Ernesto Zedillo pues los hijos del periodista Peritus no tenían no digo ni en qué caerse muertos, pero no contaban con el capital suficiente para lanzarse a una aventura de esa magnitud que incluso fue ensalzada por cotizar en bolsas internacionales.

De menor Calibre pero que también colocaban millones de pesos en créditos inmobiliarios fueron ARA, Frisa y muchas más que aprovecharon esa oleada caracterizada por la soberbia y que en su punto más alto llegó a diseñar ciudades satélite en diversos puntos de la República.

En Mexicali se creó un polo de desarrollo mientras que aquí en Tijuana se lanzó el proyecto de Valle de Las Palmas como una ciudad bautizada pomposamente como sustentable y todas las demás palabrerías propia del caso que ya sabe usted.

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Sin embargo a los clientes, antes derechohabientes, de Infonabit, se les quiso cobrar hasta la risa por malas casuchas construidas con pésima calidad y con dimensiones que propician el hacinamiento sino es que hasta el incesto, por decirlo con las palabras del aún arzobispo Rafael Romo Muñoz.

Vino la debacle y los negocios no pudieron sostenerse por sí mismos tuvieron que recurrir recurrir al rescate Financiero como una especie de soterrado Fobaproa y por otro lado hubo quien se aprovechó de la imposibilidad de cubrir estos créditos impagables como los hermanitos Bibriesca, hijastros de Fox Quesada.

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En Tijuana el panorama es desastroso: la mal llamada ciudad sustentable es simple y sencillamente una ciudad fantasma abandonada por sus presidentes a quienes sale más barato pagar una renta y llegar a sus escuelas o centros de trabajo, que cubrir esos créditos y transportarse ya sea en sus autos propios o en transporte público de esa magnitud es el fracaso de Valle de las palmas y de otros desarrollos ubicados en la zona situada entre Tijuana, Ensenada y Tecate.

El Infonavit actuó con premeditación alevosía y ventaja al colocar créditos en condiciones tan leoninas en que mucha gente pierde su primera y única oportunidad de acceder a un crédito de interés social.

Hoy en día a 16 años de distancia muchas de estas personas deben más aún por concepto de intereses que por el capital a diversas instituciones financieras, la cuales terminarán con quedarse estas casuchas mal hechas y de dimensiones ofensivas, y las vuelven a colocar en el mercado bajo el nombre de vivienda recuperada.

Se tragan sus palabras desde el ex presidente Vicente Fox hasta el ex alcalde Jorge Ramos quien también se llenaba la boca al hablar de sustentabilidad, de ciudades modelo, de transporte eficiente de servicios de primer mundo.

Valle de las Palmas es como muchos otros puntos un desarrollo de muchos sin los servicios más elementales, sin agua, sin electricidad y que por las noches expresa de la delincuencia que impuesto un toque de queda.

Pasarán muchos años en que esas zonas se habiten en forma adecuada, a consecuencia de las leyes del mercado, pero hoy por hoy, son pueblos fantasmas.