Francia instaura el ‘derecho a desconectarse’

PARÍS – Si acaso el mundo ya no envidiaba lo suficiente a los franceses por sus generosas vacaciones, atención médica pública y gratuita, sin mencionar su buena comida y vinos, la llegada de 2017 trajo consigo el recién creado “derecho a desconectarse”.

Nació con la perspectiva de que es beneficioso que la gente no trabaje todo el tiempo y que los empleados tengan el derecho a, ocasionalmente, ponerle freno a las demandas de sus jefes de interrumpir las noches en casa, vacaciones o un domingo con amigos y familia.

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“Los empleadores cada vez están más conectados durante los horarios no laborales”, dijo Myriam el Khomri, ministra de Trabajo, al justificar la necesidad de la ley.

“El límite entre la vida profesional y la personal cada vez es más tenue” y son mayores los casos de desgaste, indicó.

La nueva provisión en el código laboral no prohíbe explícitamente los correos, pero sí requiere que compañías con más de 50 empleados negocien un nuevo protocolo para asegurar que las cuestiones de trabajo no se traten en los días de descanso o en horas fuera de la oficina.

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Algunos consultores han recomendado que, por ejemplo, se evite la función de “contestar a todos” en correos electrónicos grupales para que solo una persona tenga que leer y responder, en vez de la mitad de la oficina.

Otra recomendación es establecer una hora a partir de la cual los trabajadores no tengan que responder a los mensajes. Algunas empresas ya han establecido ventanas de diez horas, entre las 21:00 y 7:00, mientras otras prevén hasta doce horas, entre 19:00 y 7:00.

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La medida es una de varias nuevas leyes que entraron en vigor en Año Nuevo y que ejemplifican una búsqueda por un término medio entre preservar las tradiciones francesas y hacer concesiones ante las realidades del mundo moderno.

Otras dos leyes demuestran el movimiento gradual hacia una producción más sustentable. En vez de las bolsas de plástico, los supermercados y vendedores de fruta franceses deben usar bolsas de papel y reutilizables o unas que contengan almidón mezclado con el plástico para ser biodegradables.

Además los pesticidas están prohibidos en jardines públicos o en canteros para que esos espacios sean más seguros para animales. Para 2018, hasta los jardines y patios privados deberán encontrar alternativas a los pesticidas.