Funcionario de la ONU quiere investigar crímenes de guerra en el ¨horror¨ de Alepo

GINEBRA. El alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, declaró el viernes que el bombardeo y el sitio de las zonas de Alepo controladas por los rebeldes son “crímenes de proporciones históricas” que han convertido a esa antigua ciudad siria en un “matadero”.

Al entrar en su segundo día la “pausa humanitaria” en los ataques, declarada unilateralmente por Rusia _ y mientras el sitiado lado oriental de la ciudad, controlado por los rebeldes, goza de un respiro de los ataques aéreos sirios y rusos que la han devastado _, el funcionario de la ONU pidió una investigación por crímenes de guerra.

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Al Hussein hizo sus comentarios en una declaración en video, presentada durante la inauguración de una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

Formado por 47 miembros, el consejo posteriormente adoptó por 24 a 7 (con 16 abstenciones) una resolución que pide la suspensión inmediata del bombardeo de Alepo. La resolución también pide que la comisión de la ONU que monitorea los derechos humanos en Siria investigue algunos eventos en la ciudad, identifique a los responsables de crímenes de guerra y otras violaciones.

Horas después, en otro intento de la ONU por pedir cuentas por las atrocidades de la guerra de Siria, el secretario general Ban Ki-moon anunció un panel para investigar la destrucción de un convoy de ayuda de 31 camiones, ocurrida el 19 de septiembre en el norte de Siria. Ese convoy fue el primer intento de ayudar a los desesperados civiles durante un cese al fuego de una semana negociado por Estados Unidos y Rusia que se vino abajo rápidamente.

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En una declaración, la oficina de Ban Ki-moon anunció que la investigación estaría a cargo del teniente general Abhijit Guha de India, veterano oficial de misiones de pacificación, y “esclarecería los hechos del incidente”. Rusia y Siria han negado toda responsabilidad.

Los grupos de oposición han bombardeado áreas civiles controladas por el gobierno en el oeste de Alepo, pero una abrumadora mayoría de las bajas civiles han sido causadas por los ataques aéreos rusos y sirios contra la zona oriental, en manos de los rebeldes, precisó Al Hussein.

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“Ninguna ventaja hipotética en astucia global podría superar el dolor y los horrores”, agregó.

“Cada parte del parte del conflicto debe de saber ahora que se le pedirán cuentas por los crímenes que cometa”, advirtió, instando al Consejo de Seguridad a remitir el conflicto sin demora a la Corte Penal Internacional.

Gran Bretaña, Estados Unidos y otros países convocaron la sesión para incrementar la presión internacional para detener las hostilidades en Siria.

Alepo es el premio mayor de la guerra siria, que ya lleva cinco años, y el fondo de la disputa entre Rusia, que apoya al gobierno de Damasco, y Estados Unidos, que apoya a algunos grupos rebeldes. Rusia ha exigido desde hace tiempo que Estados Unidos obligue a los grupos que apoya a distanciarse de los combatientes del Frente de Conquista del Levante, el grupo asociado con Al Qaeda que antes era conocido como Frente Al Nusra.

El enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, ofreció escoltar personalmente a los combatientes del frente a la provincia de Idlib, controlada por los insurgentes, si el gobierno permite que otros combatientes y civiles se queden en el este de Alepo y se gobiernen por sí mismos. Los combatientes del frente son varios cientos, entre unos ocho mil rebeldes. No obstante, no hay indicios de que ninguna de las dos partes acepte dicha propuesta.

“Rusia está empeorando la situación, no resolviéndola”, declaró Tobias Ellwood, viceministro para el Medio Oriente y África de Gran Bretaña. Afirmó que era “vergonzoso” que hubiera vetado una resolución del Consejo de Seguridad que exigía el fin inmediato del bombardeo de Alepo.

Alexey Borodavkin, embajador ruso ante la ONU en Ginebra, respondió que la resolución no había tomado en cuenta la recienta pausa de las hostilidades. Instó al organismo a apoyar lo que llamó la lucha del gobierno sirio contra los terroristas, en lugar de permitir que se reorganicen. Los grupos rebeldes, aseguró Borodavkin, tenían en rehenes a la popular civil.

Pocos civiles del este de Alepo aprovecharon la pausa para abandonar la ciudad. “Por lo que he escuchado, la gente no quiere abandonar su lugar, no quiere ser refugiada, quiere quedarse en su lugar”, afirmó De Mistura ante la prensa en Ginebra cuando empezó la pausa de los ataques rusos.

Más bien, los residentes aprovecharon la pausa para manifestarse el jueves en las zonas controladas por los rebeldes, llevando pancartas con lemas como “No al desplazamiento sistemático”.

Pero la pausa temporal en los combates, que Rusia se comprometió a observar por cuatro días, no fue suficiente para aportar alivio a más de un cuarto de millón de personas sitiadas en el este de Alepo desde hace dos meses, afirmó ante el consejo Paulo Sergio Pinheiro, presidente del panel de Naciones Unidas que monitorea los derechos humanos en Siria. Él pidió un cese al fuego sostenido e incondicional.

Las agencias asistenciales están listas para llevar a cabo evacuaciones por emergencia médica en las partes de la ciudad controladas por los rebeldes, pero necesitan más garantías por parte de los combatientes para poder empezar, señalaron el viernes funcionarios asistenciales internacionales. Las fuerzas gubernamentales y las rebeldes se acusan mutuamente de bombardear y disparar contra los “corredores humanitarios” designados por Rusia.

“Hasta ahora no hemos podido actuar por falta de garantías para la seguridad de los pacientes”, indicó Ingy Sedky, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja, que estuvo en la parte de Alepo controlada por el gobierno para preparar las posibles operaciones, junto con su aliada local, la Media Luna Roja Árabe de Siria.

Una coalición de grupos rebeldes emitió la declaración de que apoyaría las operaciones humanitarias si estas incluyeran también la entrega de ayuda. Por otra parte, líderes rebeldes afirmaron a la prensa que no aceptarían evacuaciones por urgencia médica si no se entregaran alimentos y medicinas a las personas atrapadas en la zona.

Los funcionarios de la ONU explicaron que obligar a abandonar su casa a fin de recibir ayuda va en contra del derecho internacional. Pero en la práctica, damasco ha recuperado numerosas zonas con la táctica de morir de hambre o rendirse, bombardeando y matando de hambre a los habitantes hasta que estos aceptan irse.

En cualquier caso, sin garantías y sin que se suspendan los bombardeos y tiroteos de todos los lados, las asociaciones asistenciales no pueden llevar a cabo las evacuaciones médicas ni la entrega de ayuda en el este de Alepo que los funcionarios de la ONU dijeron que esperaban realizar cuando Rusia aceptó ampliar su cese al fuego.

Negociaciones anteriores para evacuar civiles o combatientes de áreas sitiadas y para entregar ayuda se enfrentan a dificultades para lograr la aceptación de los combatientes de cada lado, como ocurrió en la ciudad de Homs en 2014.

En Homs hubo desacuerdos entre grupos rebeldes, algunos de los cuales adoptaron una línea dura y presionaron a otros combatientes y a civiles a resistir más tiempo. Y aunque el gobierno del presidente Bashar Al Assad aprobó la entrega de ayuda en Homs, las milicias progubernamentales bombardearon un convoy.

Algunos residentes, además, temen ir a las zonas controladas por el gobierno pues pueden ser requeridos por las fuerzas de seguridad por manifestarse contra el gobierno o por apoyar a los rebeldes. Quieren la opción de poder ir a zonas controladas por los rebeldes o, en todo caso, que la ONU supervise las evacuaciones.

Parece haber confusión respecto de cuánto va a durar la pausa en las hostilidades. Funcionarios de la ONU dijeron que Rusia había acordado una suspensión de cuatro días, once horas al día, que terminaría el lunes, y que habían solicitado que se ampliara a cinco días. Pero un mensaje de texto enviado por los gobiernos sirio y ruso a teléfonos celulares en el este de Alepo precisó que la pausa sería efectiva ocho horas al día y que los residentes tenían hasta las 4 de la tarde del sábado para irse.

“Aprovechen esta oportunidad”, exhortaba el mensaje.

Nick Cumming Bruce Y Anne Barnard
© The New York Times 2016