Gigantes de los conciertos buscan oro en la arenisca de Nueva York

NUEVA YORK ⎯ La idea del club de rock de la Ciudad de Nueva York quizá conjure imágenes de antros cubiertos de grafitis donde el negocio representa poco más que las ventas de cerveza.

Pero en la industria de los conciertos cada vez más consolidada, la realidad es que los dólares corporativos están cobrando prominencia, incluso en los clubes que durante décadas parecían encarnar el espíritu rebelde de la música rock.

- Publicidad-

La competencia ha estado aumentando entre los dos gigantes corporativos de la industria, Live Nation Entertainment, el líder del sector, y AEG Live, que posee el Staples Center en Los Ángeles y controla el festival de Coachella.

En el signo más reciente, AEG ha adquirido la mitad de Bowery Presents, el promotor independiente detrás de clubes neoyorquinos como Terminal 5 y el Music Hall of Williamsburg, según anunciaron recientemente los líderes de las compañías matrices en sus primeros comentarios públicos sobre el acuerdo.

El convenio, completado a fines de diciembre, se estima en 40 millones de dólares, según tres personas informadas sobre el acuerdo que no estaban autorizadas para hablar públicamente sobre el mismo. Esa cantidad incluye inversiones y anticipos por parte de AEG Live además de su compra de acciones, dijeron dos de esas personas. Ambas compañías declinaron hacer comentarios sobre el precio.

- Publicidad -

El acuerdo de Bowery da a AEG uno de los promotores más influyentes en el país, y también representa su más reciente movimiento de ajedrez contra Live Nation. Además de competir entre sí en licitaciones para las grandes giras ⎯ la cartelera de AEG incluye a Taylor Swift y Justin Bieber; Live Nation trabaja con U2 y Beyoncé ⎯, las dos compañías recurren a emprendedores para desarrollar festivales y detectar talento.

Su rivalidad se ha intensificado rápidamente en Nueva York. El año pasado, Live Nation compró a la compañía joven detrás de Governors Ball, y AEG respaldó un nuevo evento, Panorama, organizado por su división llamada Goldenvoice, la promotora detrás de Coachella. Las negociaciones de AEG para adquirir parte de Bowery, mientras tanto, fueron llevadas a cabo durante más de un año como quizá el secreto peor guardado de la industria.

- Publicidad -

En una entrevista, Jay Marciano, el presidente de AEG Live, dijo que Bowery Presents era ahora una parte esencial de los planes de expansión de la compañía. Bowery operará los recintos locales de AEG como el PlayStation Theater en Times Square y también tendrá un papel en Panorama. AEG también está buscando conseguir más recintos en la región para que los administre Bowery, añadió.

“Bowery representa un complemento perfecto para Goldenvoice y la posición de mercado que estamos buscando forjar o formar con la Costa Este”, dijo Marciano.

Durante mucho tiempo, AEG ha estado rezagada detrás de Live Nation en el mundo de los conciertos, reservando menos giras mientras se concentra en importantes activos inmobiliarios como el complejo L.A. Live, que alberga al Staples Center, y la 02 Arena en Londres. La compañía, que es controlada por el inversionista multimillonario Philip F. Anschutz, no revela sus finanzas, pero ejecutivos han dicho desde hace tiempo que es rentable; Live Nation registra repetidas pérdidas netas. El futuro de AEG fue puesto en duda brevemente en 2012 cuando Anschutz puso a AEG a la venta pero luego abruptamente canceló la subasta y remplazó a la administración.

En los últimos años, sin embargo, AEG ha llenado su cartera de recintos. Ahora opera o administra las reservaciones de 75 clubes y teatros en todo Estados Unidos, incluidos más de 20 asociados con Bowery Presents, y tiene participación en más de 40 festivales; el más reciente, Desert Trip, con los Rolling Stones, Paul McCartney y otras superestrellas de la era de los baby boombers, tuvo un récord de venta de boletos de 160 millones de dólares. Live Nation tiene más de 80 festivales y opera más de 160 locales, según reportes de la compañía.

Conforme estos dos gigantes han crecido, han desplazado o incorporado a competidores más pequeños. En Nueva York, por ejemplo, el acuerdo del Bowery significa que casi una docena de los clubes más prominentes en Nueva York ahora estarán vinculados a dos compañías multimillonarias con sede en el área metropolitana de Los Ángeles.

“Se está volviendo cada vez más difícil que un independiente sobreviva en un mercado importante, dijo Steve Martin, un veterano agente de talento en la agencia APA en Nueva York.

Marciano señaló que como AEG está bajo la propiedad privada de un solo inversionista rico, puede apoyar a sus socios como Bowery Presents.

“Como compañía independiente, el financiamiento siempre es difícil de conseguir”, dijo. “Nosotros tenemos capital virtualmente ilimitado para los buenos proyectos”.

Para Bowery, que monta unos 140 espectáculos cada mes en el área de Nueva York, y tiene sucursales y asociaciones en todo el Noreste y dispersos en todo el sur, todo sigue funcionando como de costumbre pese al acuerdo con AEG, dijeron Jim Glancy y John Moore, los dos socios principales de la compañía.

En realidad, parte del discurso de convencimiento de AEG ante la compañía fue la continuación de su autonomía. En el otoño de 2015, Marciano organizó una cena en SoHo donde permitió que Glancy y Moore fueran cortejados por algunos de los promotores con los que AEG tiene asociaciones, incluidos Paul Tollett de Goldenvoice y Louis Messina, quien presenta giras de Kenny Chesney y Swift. Cada uno habló del estilo gerencial de no intervención de la compañía.

“Cuando eres una compañía independiente como Bowery, quieres sentir que puedes tomar tus propias decisiones”, dijo Tollett en una entrevista. “Les dije que nosotros dirigimos a Goldenvoice aquí, y que AEG está de acuerdo con eso”.

Las negociaciones con Bowery se prolongaron por su estructura de propiedad compleja, que involucra numerosas asociaciones. El acuerdo no incluye lo que son quizá los dos clubes más famosos de la compañía, el Mercury Lounge y el que lleva su nombre Bowery Ballroom. Esos son propiedad de Michael Swier, quien fundó la compañía y dejó la asociación. Marciano dijo que él y Swier no habían discutido aún un trato.

Para Glancy y Moore, el acuerdo ofrece una manera de manejar mejor lo que llamaron el lado menos glamoroso de operar el negocio, como la tecnología y las finanzas. En la primavera dejarán sus antiguas oficinas en una cuadra aburguesada del Lower East Side para cambiarse a un lugar más espacioso en la parte alta de la ciudad. Pero ambos dijeron que el acuerdo fue su decisión.

“Si no hubiéramos cerrado este trato, podíamos hacer continuado años y años como hasta ahora”, dijo Glancy.

“No teníamos que hacerlo”, añadió Moore. “Quisimos hacerlo”.

Ben Sisario
© 2017 New York Times News Service