El gobierno de Francia continúa el desalojo del campo de migrantes en Calais

CALAIS, Francia — Hombres jóvenes con bufandas alrededor de sus rostros para protegerse del frío y con bolsas y maletas a cuestas seguían abandonando a cuentagotas este martes el campo de migrantes cercano al puerto de Calais, en Francia, en el segundo día de una operación de desalojo largamente esperada.

Temprano por la mañana, docenas de jóvenes, clasificados por los funcionarios como menores no acompañados, se amontonaron frente a un centro de procesamiento temporal creado por el gobierno francés para llevar refugiados de Afganistán, Sudán y otros países en guerra a los centros temporales alrededor de Francia. La multitud empujó y forcejeó con la policía pero, en general, la evacuación se desarrolló con calma y a un ritmo lento.

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El martes por la tarde, el jefe de la policía de la prefectura de Paso de Calais, Fabienne Buccio, dijo a la prensa que la “limpieza” del campo comenzaría pronto, pero reconoció que algunos migrantes podrían resistirse a la mudanza.

Poco después de que Buccio hiciera declaraciones, equipos de limpieza con chalecos anaranjados fluorescentes y cascos blancos llegaron al límite del campamento con pequeñas excavadoras. Las cuadrillas se pusieron rápidamente a limpiar secciones del campo tirando mantas sucias y colchones, muebles desechados y lonas en un gran recipiente para la basura.

Dentro del campamento, conocido como la Jungla, algunas áreas todavía estaban activas, incluyendo grupos de adolescentes que jugaban al fútbol. Pero en otras secciones, los ocupantes se habían ido, dejando atrás estructuras quemadas y suelos llenos de basura.

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A mediodía ya no había casi ninguna fila de adultos solos esperando para entrar en el centro de procesamiento. La prefectura dijo el martes por la tarde que 656 inmigrantes habían abandonado el campo en autobús, con lo que el número total de personas transportadas fuera del campamento esta semana ascendía a 2574.

La operación, que comenzó el lunes, es un intento por deshacerse del campamento improvisado: un laberinto de chozas de madera y tiendas de campaña atravesado por calles de barro, repleto de basura, donde habían estado viviendo entre 6000 y 8000 personas según estimaciones recientes.

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Ahmad Safai, un hombre de 35 años de edad de la provincia de Laghman, en el este de Afganistán, dijo que no tenía ninguna intención de dejar la Jungla, incluso después de pasar cinco meses difíciles allí.

“Quiero ir al Reino Unido”, dijo, cerca de la entrada del campo. “Tengo a tres primos allí”.

El gobierno francés ha desplegado más de 1200 agentes de policía para supervisar la limpieza del campamento.