Hermoso atardecer: El Asilo de la impunidad

El 23 de junio de 2015 se convirtió en una fecha triste para la sociedad mexicalense: Un asilo de ancianos ubicado en el Ejido Querétaro era consumido por las llamas, dejando en aquel momento 19 muertos, todos ellos adultos mayores.

El día de la tragedia, autoridades municipales y estatales se abocaron al lugar de los hechos para iniciar las investigaciones, y a partir de ese momento iniciaron las hipótesis: la principal, que el siniestro había sido intencional, a causa de pugnas entre directivos y ex directivos del asilo. Sin embargo, ante la falta de claridad, peritos federales de la Procuraduría General de la República (PGR) especializados en incendios y electricidad participaron en el trabajo pericial, sin que hasta el momento se den a conocer resultados del mismo.

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Y ha sido precisamente eso lo que ha detenido el flujo de información respecto a las causas reales del siniestro. El único dato proveniente de una autoridad fue el que emitió el director de Bomberos de Mexicali, Fernando Rivera Valdez, quien señaló que el peritaje realizado por la corporación a su cargo apuntaba a que el incendio que arrebató la vida de los adultos mayores fue intencional.

Murieron diecinueve ancianitos, la mayoría de ellos, adultos mayores que probablemente no contaban con apoyo familiar, o que eran recogidos de la calle, ya que era una de las actividades que realizaban los encargados del asilo. Los separaban de la mendicidad, y los llevaban al asilo donde les brindaban alimento, ropa, los aseaban y les daban un espacio para poder dormir. Ese 23 de junio todo eso quedó reducido a cenizas.

Hasta el momento, ninguna autoridad ha manifestado su responsabilidad ante el siniestro. Argumentan que hay corresponsabilidad, pero nadie quiere asumir la propia ante la tragedia.

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La Procuraduría General de Justicia del Estado señala que siguen investigando, que se está armando el expediente, que falta más información de la PGR, que el nuevo Sistema de Justicia Penal, que esto, que lo otro, pero todo concluye en lo mismo… No hay respuesta, no hay responsables todavía.

El reclamo por la presunta falta de revisiones de seguridad al asilo han resultado un grito en el desierto. Mientras tanto, la sociedad sigue pidiendo respuestas: ¿Qué fue lo que pasó?, ¿cómo inició el incendio?, si fue intencional, ¿quién lo provocó?, ¿verdaderamente el asilo era un lugar seguro?

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Preguntas cuyas respuestas esperemos que no queden en