Historia de un haitiano en Tijuana

El ambiente es ajetreado, gente que sale y entra, carros que se detienen en la entrada para vaciar sus cajuelas con apoyos de todo tipo. Algunos hombres limpian el espacio y las sillas que ocuparon previamente para desayunar. La mayoría de las personas que se encuentran allí son parte de la población haitiana y africana que llegó en las últimas semanas a la ciudad de Tijuana, nos comparten expertos del Colegio de la Frontera Norte.

“Llevamos más de tres años de viaje” comenta Marco, un migrante de origen haitiano que accedió a ser entrevistado. Aclara que hace tres años salió de su país de origen, rumbo a Brasil, donde estuvo trabajando como soldador, en “metalurgia comercial” enfatizó. Marco tiene 39 años y hasta hace un par de semanas se encontraba viviendo temporalmente en el Desayunador Padre Chava, un Proyecto Salesianoubicado en el centro de la ciudad de Tijuana y administrado actualmente por Margarita Andonaegui, a quien denominan afectuosamente como “madre Margarita”.

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La razón por la que Marco se encuentra aquí, en Tijuana, es para solicitar asilo en los Estados Unidos, espera en este desayunador a que sea agendada su entrevista ante las autoridades estadounidenses. Se le ve cansado y ansioso, comenta que el trayecto desde Brasil hasta esta ciudad duró “5 meses” y que tuvo que “dormir en el monte siete, ocho días, hasta dos semanas”. Su trayecto ha sido siempre por vía terrestre, por lo cual tuvo que atravesar varios países, entre ellos Panamá donde señala: “cuando llegando a Panamá, nosotros vivir en una carpa, para dormir”. También señala que en el trayecto ha habido decesos.