Hong Kong quiere una tercera pista. ¿Sus delfines pagarán el precio?

HONG KONG ⎯ Cuando las aletas rosadas salieron a la superficie al lado izquierdo del barco, los estudiantes universitarios canadienses salieron en desbandada hacia la proa, cámaras en mano, y empezaron a tomar fotos.

“¡A las 10!”, gritó un observador con binoculares desde la cubierta superior del barco, apuntando hacia los delfines blancos chinos que nadaban a lo largo de la brillante superficie del estuario del río Perla. “¡A unos 100 metros!”.

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Clic. Los estudiantes estaban sonrientes, y verían alrededor de una docena de delfines blancos durante la reciente exploración de todo el día en las aguas cercanas a Lantau, la isla más grande de Hong Kong. (Pese a su nombre, los delfines a menudo parecen rosas, gracias a los vasos sanguíneos que corren justo debajo de su piel.)

Sin embargo, biólogos marinos dicen que la supervivencia a largo plazo del delfín blanco ⎯ la mascota oficial de esta ex colonia británica devuelta a China en 1997 ⎯ está en duda.

El verano pasado, trabajadores iniciaron un proyecto de ocho años para construir una tercera pista en las aguas al lado del Aeropuerto Internacional de Hong Kong. Funcionarios dicen que el proyecto estimado en 18,000 millones de dólares permitirá a Hong Kong mantener su estatus como centro de la aviación mundial y que debería crearse un parque marino cercano después de que se complete la pista, alrededor de 2023, para compensar la destrucción planeada de una gran área del hábitat de los delfines.

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Pero los biólogos dicen que la tercera pista agravará el daño ambiental causado por el tráfico de transbordadores de alta velocidad y otros proyectos de infraestructura, incluido un puente y túnel de cruce casi completados que vincularán a Hong Kong y Macao con la China continental. Dicen que Hong Kong ⎯ un centro comercial con un sistema legal estilo británico y un alto grado de autonomía política ⎯ parece cada vez más inclinado a destruir a sus delfines nativos a través del desarrollo económico, al igual que China llevó a la extinción al delfín del río Yangtzé hace una década.

“Es una imagen terrible para Hong Kong que no podamos proteger a nuestros delfines porque queremos incluso más dinero”, dijo Samuel Hung, un biólogo que ha estado estudiando a los delfines del estuario durante décadas y ha combatido al proyecto de la tercera pista ⎯ infructuosamente ⎯ en el tribunal.

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La población de delfines blancos chinos en las aguas costeras del estuario del río Perla se estima en unos 2,500 ejemplares, lo que le hace la más grande cerca de la costa de China y quizá también en el sudeste de Asia. Un reporte publicado en marzo por la revista científica PLOS One, basado en un sondeo de cuatro años y medio realizado por biólogos de la Universidad de Hong Kong, estimó que “al menos 368 delfines usan las aguas territoriales de Hong Kong como parte de su hábitat”.

Los sondeos de Hung financiados por el gobierno, los cuales usan una metodología diferente, indican que la abundancia de delfines, en las aguas de Hong Kong ⎯ una estimación de cuántos delfines están presentes en cualquier momento dado ⎯ descendió a un récord de 65 en 2015, respecto de 188 en 2003. “Estamos en una coyuntura crítica”, afirmó.

La Autoridad Aeroportuaria ha dicho que la tercera pista ampliará significativamente la capacidad de vuelos del aeropuerto, que atendió a 70.5 millones de pasajeros el año pasado, y ofrecería 58,000 millones de dólares en ingresos adicionales para 2061. Los simpatizantes del plan incluyen a Cathay Pacific Airways, la operadora aérea insignia de Hong Kong.

“Si ya hubiera una tercera pista, sería utilizada”, dijo Will Horton, un analista en Hong Kong del Centro Capa para la Aviación, con sede en Australia. “Las aerolíneas locales no están creciendo tan rápidamente como podrían, mientras que las líneas aéreas extranjeras están esperando añadir vuelos”.

Pero los críticos llaman al proyecto de la tercera pista un desastre, en parte porque es poco claro cuánto espacio aéreo asignarán las autoridades de aviación continentales a Hong Kong en las próximas décadas, o si el aeropuerto de la ciudad incluso puede esperar competir a largo plazo con sus contrapartes en la parte continental de China.

Albert Cheng, un ingeniero de aviación y ex legislador de Hong Kong, dijo que la ciudad no debería molestarse en invertir en una tercera pista porque ya había sido “marginado por China en todos los aspectos” y eventualmente perdería su prestigio como centro de la aviación de Asia, reduciéndose la demanda de vuelos.

Otro problema es si los proponentes del proyecto han informado con precisión de sus riesgos ambientales y si el gobierno debería haberlo autorizado.

Algunos críticos dicen que el proyecto no debería haber sido aprobado debido al impacto potencial sobre los delfines y que HSBC, el asesor financiero del proyecto, tiene parte de la responsabilidad porque ha adoptado los Principios de Ecuador, un conjunto de estándares que muchas instituciones aplican para garantizar que los proyectos que financian o asesoran no dañan a la gente o al medio ambiente.

HSBC ha estado asesorando a la Autoridad Aeroportuaria “sobre la preparación de la información ambientan que los bancos financistas necesitarán, cuando sean seleccionados, para evaluar este proyecto como prestamistas en cumplimiento con los Principios de Ecuador”, señaló Adam Harper, un vocero del banco, en respuesta a preguntas enviadas por correo electrónico sobre el proyecto de la pista y el proceso de debida diligencia corporativa del banco. “Estamos comprometidos con los Principios de Ecuador”.

La Autoridad Aeroportuaria ha dicho que su propuesta de parque marino se basa en las mejores prácticas internacionales y que el ruido de las embarcaciones de construcción no causará daño a largo plazo a los delfines porque se “espera que simplemente se mantengan alejados, que es la reacción esperada de los animales inteligentes”.

La autoridad señaló en una declaración que el propuesto parque marino era de cuatro veces el tamaño del proyecto de la pista y “allanaría el camino” para una recuperación de la población de delfines en las aguas norteñas de Lantau. Habría sido impráctico establecer un parque ahí durante la fase de construcción, indicó la declaración, principalmente porque la designación habría descartado la construcción.

Pero biólogos dicen que el propuesto parque no protegería a los delfines del ruido relacionado con la construcción de aquí a 2023, ni cubriría hábitats críticos para los delfines en las aguas al suroeste de Lantau.

“Lo más triste es que los expertos del aeropuerto dicen: ‘Está bien que se vayan. Regresarán después’”, dijo Mak Hei Man, una de los varios investigadores que realizan sondeos de los delfines frente a Lantau como parte de un proyecto de investigación financiado por el gobierno que empezó en los años 90.

“Pero en las aguas continentales, está incluso peor”, dijo, refiriéndose a la contaminación y el ruido.

Billy Hau, biólogo de la Universidad de Hong Kong y miembro del Consejo Asesor sobre el Medio Ambiente de la ciudad, dijo que el proyecto de la pista ilustraba los problemas con el sistema de permisos ambientales.

El Departamento de Protección Ambiental de Hong Kong ha rechazado solo siete de 249 solicitudes para la aprobación de evaluaciones de impacto ambiental desde que el proceso de revisión de permisos se volvió legalmente obligatorio en 1998. Hau dijo que el proceso carecía de transparencia, porque no permitía audiencias públicas o la formación de paneles de expertos para revisar proyectos especialmente polémicos.

“Muchas personas critican esto como injusto porque la mayoría de los proponentes tienen un interés muy fuerte en el gobierno, o son realmente los propios departamentos del gobierno”, afirmó.

El departamento refutó esto, diciendo por medio de un correo electrónico que el proceso permitía al público y al Consejo Asesor sobre Medio Ambiente inspeccionar los proyectos dos veces.

John Wang, biólogo de la Universidad de Trent en Canadá que estudia a los delfines de Hong Kong, dijo que el proceso había permitido efectivamente a la Autoridad Aeroportuaria jugar con la vida de los delfines. Aun después de la divulgación de un estudio de impacto ambiental, dijo, sigue siendo poco claro precisamente cómo podrían responder los delfines al ruido de la construcción de la pista o a futuros cambios en las rutas navieras y de los transbordadores de alta velocidad.

Wang dijo que, en cierto momento, los delfines pudieran estresarse tanto y sentirse tan confundidos por el ruido en el estuario que dejarían de alejarse nadando de las fuentes del ruido, llevando a algunos observadores a suponer que no les molesta.

“La gente no entenderá eso y dirá: ‘Oh, se están aclimatando, están bien ahora’”, dijo, de pie en la cubierta del barco de exploración. “No. Simplemente se habrán dado por vencidos”.

Mike Ives
© 2017 New York Times News Service