Tijuana – La cartilla de vacunación es la primera herramienta que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ofrece a sus derechohabientes al nacer. Las vacunas son indispensables para la salud de los menores ya que contienen microorganismos patógenos, generalmente de la misma enfermedad que se desea proteger y tienen el objetivo de crear anticuerpos con los que tendrá inmunidad al padecimiento o hará que éste se presente en una forma inocua o atenuada.
La doctora Adriana Guillén Chávez, pedíatra del Hospital de Ginecología y Obstetricia (HGO) número 7 del IMSS en Tijuana, explicó que las vacunas no sólo mantienen sanos a los menores, sino también los previenen de enfermedades graves.
En ese sentido, explicó que epidemias como la viruela, varicela o influenza AH1N1, se mantienen controladas mediante la aplicación del toxoide específico.
Señaló que la protección que brindan las vacunas, supera sus riesgos, ya que en general son bastante seguras y en ocasiones sólo tienen efectos secundarios leves y temporales tales como fiebre, dolor al tacto, inflamación o somnolencia.
La doctora Guillén Chávez indicó que el esquema que se maneja en México es de los más amplios y eficaces del plantea, lo que ha permitido la erradicación de enfermedades como viruela, así como el control de otras todavía vigentes y de alto riesgo en otros países.
Por ello, advirtió, los padres de familia deben estar atentos a las fechas de cada una de las vacunas, ya que los inmunológicos que se aplican, están directamente relacionados al desarrollo del infante.
La hepatitis B se debe poner al nacer, a los 2 y 6 meses de edad. Sabin, que previene la poliomielitis, enfermedad que causa parálisis, atrofia muscular y deformidades en las extremidades inferiores, se aplican a los 2, 4, 6 y 12 meses y después cada dos años hasta cumplir 8.
Otra de las más importantes es la que se aplica contra el neumococo y sirve para prevenir infecciones relacionadas con las vías respiratorias que pueden ocasionar enfermedades como la otitis, sinusitis, meningitis y problemas pulmonares. Se debe poner a los 2, 4 y 6 meses de edad con refuerzos a los 12 y 15 meses.
Finalmente, advirtió que a pesar de que las vacunas para niños están indicadas para la prevención de enfermedades, es necesario consultar al médico en casos de cáncer, enfermedades degenerativas o tratamiento que pueda interferir en su efecto.
