Jamaica ve oro en una cosecha que rehuyó por mucho tiempo

BAHÍA MONTEGO, Jamaica _ De tiempo atrás, Jamaica se ha lamentado de su fama como la tierra de la mota.

Ha hecho cumplir leyes draconianas contra las drogas y ha gastado millones de dólares en educación pública para detener su distinción como la meca de la mota. Sin embargo, su papel como un importante proveedor de la mariguana ilícita en Estados Unidos y su imagen internacional _ encabezada por gente como Bob Marley, cuya fe rastafari considera que fumarla es un acto religioso _ han sido demasiado fuertes para superarlos.

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Ahora, sus dirigentes huelen algo más: oportunidad.

Al haber observado como estados como Colorado y California generan miles de millones de dólares en Estados Unidos con la mariguana, Jamaica ha decidido abrazar su marca herbácea.

En lugar de aprehender y apartar a la población rasta, las autoridades jamaiquinas la van a aprovechar. Además de despenalizar la posesión de cantidades reducidas de mariguana el año pasado, Jamaica ha legalizado su uso medicinal, con la visión última puesta en el “turismo del bienestar” y la pila de dinero que traería.

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Y por buenas razones: Jamaica tiene una de las tasas de crecimiento económico más bajas en el mundo en desarrollo, un contraste impactante con el éxito mundial del que han gozado sus ciudadanos en los mundos del deporte y la música.

Así es que, tras haber hecho prácticamente todo lo que los expertos dicen que debería hacer un país extraordinariamente endeudado _ apegarse a planes fiscales austeros, adoptar políticas macroeconómicas prudentes y crear un clima amigable para los inversionistas extranjeros _, Jamaica esta agregando a la mariguana a su arsenal.

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El nuevo orden mundial ha reunido a un conjunto extraño de personajes. En una conferencia reciente, en un hotel lujoso en la bahía Montego, funcionarios gubernamentales y dirigentes empresariales se mezclaron con los cultivadores de mota y los líderes rastafaris, como First Man, quien inauguró la conferencia con un discurso sobre los beneficios mundiales de la ganja o mota.

“Estamos hablando de un una planta que puentea la brecha entre todas nuestras relaciones”, dijo First Man, descalzo, con un pañuelo rasta alrededor del cuello, en un salón atiborrado. “Nuestro planeta necesita que se dé esta relación”.

Como jefe de una aldea rastafari en Jamaica, First Man hablaba en la primera conferencia CanEx, una reunión de líderes gubernamentales y locales que tratan de resolver exactamente cómo puede el país dar el giro de 180 grados, en la forma más efectiva sin descuidar la ley internacional.

Nadie tiene realmente claro cómo evolucionará el sector. Técnicamente, la convención de Naciones Unidas sobre drogas _ por la cual se requiere que los países limiten la producción, el comercio, el uso y la posesión de las drogas _ todavía persiste, lo que significa que una legalización federal total es, bueno, ilegal.

Sin embargo, dado que Estados Unidos y Canadá se acercan a permitir el uso de las drogas, Jamaica también quiere hacerlo.

“En el pasado, Estados Unidos realmente no dejaba espacio para maniobrar”, señaló Mark Golding, quien fuera el ministro de justicia que desarrolló la legislación para permitir la producción de mariguana medicinal en Jamaica. “Pero ya que el gobierno de Obama creó una oportunidad para que los estados hagan lo que quieran hacer, creó una ventana para todos nosotros”.

“Falta ver dónde está el mercado real y donde está el dinero real”, añadió. “Todos, solo nos estamos preparando para eso”.

Para algunos, la sociedad se encuentra en el inicio de una era de posprohibición, en gran medida, como fue con el alcohol hace décadas, cuando todavía había que forjar las marcas mundiales y ganar los miles de millones de dólares.

Para eso, todavía falta muchísimo. Jamaica empezó a legalizar el uso medicinal de la mariguana el año pasado, pero, hasta ahora solo ha otorgado unos cuantos permisos para cultivarla con fines de investigación. Nadie, hasta ahora, ha vendido ningún producto legalmente, pero el gobierno se está equipando para cualquier mercado que se presente.

“A Jamaica la han asociado durante tanto tiempo con esta planta”, comentó el organizador de la conferencia, Doug Gordon. “Ahora, es un negocio, una oportunidad, una que puede cambiar el futuro de este país con empleos e ingreso, uno que puede cambiar nuestro PIB”.

Claro que todo esto ha avivado los temores sobre la desigualdad para los campesinos pobres a los que se había acosado por hacer exactamente lo que el país ahora está tratando de aprovechar. Muchos temen a la entrada del gran capital, a que monopolice al sector y deje a quienes están al margen exactamente donde los encontró.

Iyah V, un dirigente rastafari que ocupa un lugar en la naciente autoridad que emite los permisos en el país, resumió las inquietudes al señalar los muchos trajes y las relativamente pocas rastas en la conferencia.

“Si no estamos organizados y no nos ayudan, existe la posibilidad de que la industria de la ganja se convierta en el próximo sector del turismo, el café o el azúcar, en el que nuestra gente se usa como trabajador común y la riqueza se confina a unos cuantos”.

Los dirigentes jamaicanos dicen que están tratando de prestar atención a la advertencia. La mayoría concuerdan en que los campesinos en pequeño deberían tener acceso al capital, así como a exenciones en las costosas tarifas de los permisos y otros costos por adelantado. Sin embargo, esos, también, todavía tienen que determinarse. Hasta los emprendedores están de acuerdo en que la cancha de juego no es pareja.

Varun Baker, un emprendedor instruido, que ha viajado mucho, empezó Ganjagram, una aplicación con la que los usuarios pueden estudiar las leyes relativas a la mariguana en Jamaica. Al final, espera hacerla algo parecido a un Uber para los fumadores de mariguana, que permita a los clientes ordenar y seleccionar productos por teléfono para que les sean entregados.

Está buscando socios e inversionistas que ayuden a fondear sus ambiciones, pero la presentación sigue siendo difícil.

“Hay muchas áreas grises”, notó Baker. “La gente realmente no entiende lo que está haciendo el gobierno”.

Bali Vaswani, en comparación, es un destacado hombre de negocios en Jamaica que ha creado varias marcas, incluida la del café Marley en nombre de la familia de Marley. Ya está trabajando con un permiso de investigación y el mes pasado cosechó el primer cultivo de mariguana legal en Jamaica.

No solo tiene claras las normativas vigentes hoy, sino que está en posición de ayudar a darle forma a las que están por venir. Tiene capital abundante para invertir, así como conocimiento y experiencia en el negocio, específicamente en el sector de la mariguana en Colorado, así es que es difícil imaginar cómo podría ser que no dominara el mercado aquí, cuando finalmente se abra.

“Estoy tratando de darle una estructura corporativa a esto, y hacer mi parte para construir la Marca Jamaica”, dijo. “Se me han dado un conjunto de reglas, y lo único que yo hago es seguirlas. No es benéfico golpear a las reglas”.

A la fecha, ha habido muchas críticas a las reglas. De hecho, campesinos, rastafaris y académicos han unido fuerzas para disminuir el ritmo de la transformación en curso porque temen que vayan a coaccionar a los campesinos en pequeño.

Kadamawe Knife, un académico rastafari, dedicó gran parte de su presentación en la conferencia a golpear a la autoridad de los permisos para la cannabis, el aparato regulador del gobierno.

“¿Cómo ganamos dinero con esto? ¿Cuál es la estrategia de cultivo?”, preguntó, dirigiendo sus preguntas a un miembro de la autoridad de permisos que compartía, incómodamente, el escenario con él. “Yo he preguntado y no he visto nada”.

Delano Seiveright, el integrante de la autoridad de permisos, tomó con aplomo las acusaciones y las pullas en el escenario. Después, dijo que Knife había planteado algunos puntos buenos. Pero eso no cambió el hecho de que Jamaica está desesperada por tener los fondos que podría proporcionar la cannabis.

Para poder retornar a la prosperidad con muchas dificultades y pagar una de las peores proporciones de deuda respecto del PIB en el mundo, el país se ha adherido a un estricto régimen de austeridad que estableció el Fondo Monetario Internacional, lo cual ha significado poco gasto público en las últimas décadas.

Ahora, los dirigentes están desesperados por encontrar cualquier medio para expandir la economía. Y para algunos funcionarios, ganar el dinero rápida y eficientemente significa permitir que el mercado determine a los ganadores, una estrategia que favorece a quienes tienen recursos.

“Al final, va a ser difícil detenerlo”, dijo Seiveright. “Y no necesariamente queremos detenerlo. Hemos adoptado los principios del capitalismo, pero también creemos que los campesinos en pequeño deberían tener alguna ventaja durante una cierta cantidad de tiempo”.

Azam Ahmed
© 2016 New York Times News Service