Jessica Pimentel Rompe los Moldes

Muy comprensiblemente, Jessica Pimentel no brincó para aprovechar la oportunidad de interpretar a María Ruiz, la ruda prisionera dominicana embarazada que apareció en la primera temporada de “Orange Is the New Black.” Sus razones eran obvias: embarazada, ruda, dominicana y prisionera. Todo parecía demasiado obvio, demasiado trillado, demasiado estereotipado.

Afortunadamente para Pimentel, así como también para los espectadores, la actriz entendió lo que trataba de hacer el creador, productor y escritor Jenji Kohan con la serie que ha llegado enormemente popular y que ha ganado varios premios. Ahora que Netflix se prepara para lanzar la quinta temporada de “Orange Is the New Black” el 9 de junio, María es un personaje totalmente formado que en la cuarta temporada constituyó una de las principales antagonistas de la serie, enfrentándose regularmente con Piper (Taylor Schilling), su rival en el negocio de pantaletas usadas en la penitenciaría de Litchfield.

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“Definitivamente tomé la mejor decisión al aceptar participar,” afirma Pimentel. “De haber dicho que no, no tendría nada de lo mucho que me ha aportado el programa. Es tener la oportunidad de ganarme la vida haciendo lo que me gusta, de narrar estas poderosas historias y, pienso yo, de tener un impacto muy personal y muy profundo en el espectador y en la sociedad en general. Ha sido maravilloso. Y todas las cuestiones financieras que ha significado también, como no tener que tener tres, cuatro o cinco trabajos, son maravillosas.

“Lo más emocionante de todo es el simple hecho de ser parte de algo que fue tan único y especial cuando salió,” continúa, “pues es absolutamente revolucionario en todos los sentidos. El simple hecho de ser parte de eso, aunque hubiera sido solo por una temporada, un día o lo que fuera, es sensacional y me da mucho gusto no haber perdido esa oportunidad.

“¿Han pasado cinco años? Es asombroso.”

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Otra recompensa significativa: este año, Pimentel avanzó al nivel de personaje regular de la serie. Se trata de una promoción muy merecida, sin duda alguna, aunque la actriz—entrevistada por teléfono en su departamento de Brooklyn, Nueva York—fue demasiado cortés para decirlo en voz alta.

“Fue un enorme cumplido, total y maravilloso,” afirma Pimentel. “En la cuarta temporada sentí que me hicieron pedazos. María pasó por una enorme transformación en la cuarta temporada. Sentí que hacerme un personaje regular para la quinta temporada era … era una forma de que me dijeran que confiaban en mí, que me querían y que me agradecían mi trabajo. Todo eso.

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“Fue muy aleccionador y muy bonito,” concluye. “Y estoy muy agradecida por eso. Muy, pero muy agradecida.”

A la fecha, María ha demostrado ser rebelde, testaruda, ingeniosa y profundamente preocupada por su hija, Pepa, a quien ve rara vez. En un principio, ella era discreta y trataba de no hacer olas, pero ahora, separada de su hija y harta de ver cómo tratan a las mujeres dominicanas en Litchfield, al parecer va a hacer a un lado los buenos modales al empezar la quinta temporada, en el punto preciso en el que terminó la cuarta.

“Tuvimos las mismas marcas de cuando terminamos la última escena de la cuarta temporada,” explica Pimentel. “Se van a ver las consecuencias de lo que ocurrió y todo gira en torno de las consecuencias de nuestras acciones. Todo y todos están a su máxima intensidad.

“El espectador verá cómo funciona y cómo no funciona,” continúa. “Verá muchas interacciones entre personas que nunca antes se habían hablado, lo cual para nosotros es maravilloso: después de haber estado en la serie cuatro o cinco años, por fin tenemos una escena con alguien con quien habíamos estado esperando trabajar desde hacía tiempo. Mezclamos mucho las cosas ahí.

“También van a verse muchas cuestiones muy importantes: cuestiones de derechos humanos, cuestiones de las prisiones, cuestiones de la mujer, cuestiones morales,” agrega Pimentel. “Nosotros seguimos abordando esas cosas y ahora están en este ambiente de olla de presión, lo que refuerza la intensidad de todo lo que está sucediendo.”

¿Y qué hay de María?

“¿Cómo resolver un problema como María?,” responde Pimentel. “María sigue haciendo cualquier cosa que necesite para obtener lo que quiere, y eso es básicamente lo único que puedo decirle. La temporada se concentra en un periodo muy corto, pero en el que suceden muchas cosas—hay conflictos que surgen y que fluyen y refluyen de una escena a otra. Es difícil decir algo más sin revelar la trama completa.”

Pimentel creció en la sección Cobble Hill de Brooklyn, criada básicamente por su madre y su abuela. De niña tocaba el violín y después asistió a la llamada escuela “Fame,” la Preparatoria de Artes Escénicas de Manhattan.

La música sigue siendo una parte importante de su vida, a pesar de su floreciente carrera como actriz en la que ya ha acumulado más de veinte créditos en cine y televisión, como “Third Watch” (2002), “Pride and Glory” (2008), “Person of Interest” (2014-2015), así como la película independiente en dos partes “A Bread Factory,” que está por estrenarse. También ha aparecido frecuentemente en el teatro, como en la producción Off-Broadway de “Aliens with Extraordinary Skills” (2008).

“Siento como si siempre hubiera estado actuando y tocando música, aunque en realidad lo de la música lo he hecho por más tiempo,” señala Pimentel. “Son formas de expresión completamente diferentes y me encanta poder hacer las dos.”

Lo hace y no lo esconde: Pimentel canta, escribe canciones y toca la guitarra en Alekhine’s Gun una banda de metal extremo de Brooklyn. Ella revela que el grupo está trabajando en un disco que espera haber terminado para el otoño, idealmente seguido de una gira a fines de este año o a principios del próximo.

Pimentel sistemáticamente rompe estereotipos en “Orange Is the New Black,” pero esa tendencia es mucho más pronunciada en sus incursiones musicales. Las mujeres, y en especial las latinas, son algo raro en gran parte de la industria musical y es casi imposible encontrar una latina en el mundo dominado por hombres blancos de la música metal.

“Creo que las tengo a todas en mi teléfono,” declara Pimentel. “Creo que todas nos conocemos.”

¿Cuántas hay, exactamente, en su libreta de contactos?

“Hay como unas … siete,” responde titubeante. “No, son más de siete pero en todo caso no son muchas. Hay más de las que pensamos pero no muchas. El gran problema es, creo yo, que sigue habiendo un importante factor de intimidación en ser una mujer metalista … o metálica.

“Yo pienso que, en general, primero son músicas y después son mujeres que hacen música,” continúa. “La gente siempre dice: ‘Ella es una excelente mujer guitarrista.’ ¿Por qué no puede decir simplemente que es una excelente guitarrista? Si una banda tiene a una mujer como cantante principal, dicen que es una ‘banda con una mujer cantante’ y así la presentan, pero si la banda tiene a un hombre cantante, no dicen que es una ‘banda con un cantante hombre.’

“¿Qué importa el sexo o el género en la publicidad? No debería de importar,” señala Pimentel. “Algún día yo seré simplemente cantante. Muchos cantantes me han dicho que canto muy profundo para ser mujer. Bueno, no todos los hombres cantan profundo. ¿Qué importancia tiene eso? Es solo el tono vocal.

“No hay nada debajo de la cintura que cambie la forma en que me funciona la garganta.”

Una búsqueda en línea permitió encontrar una adorable foto de la joven Jessica Pimentel, posando orgullosa con su violín. Ha sido un largo camino desde ahí hasta la Pimentel adulta, que interpretar a una convicta en la televisión y toca metal extremo en Brooklyn.

Por lo que a ella respecta, empero, esa niñita no pondría ninguna objeción a las decisiones que ha tomado.

“Pienso que ella estaría cien por ciento de acuerdo con todo eso,” asegura Pimentel, “pues no fue mucho después de esa foto cuando descubrí el metal y me enamoré de él.

“Yo siento que sigo siendo esa chiquilla,” revela. “Sigo haciendo las mismas cosas. Sigo tocando música. Toqué violín con una banda de Noruega llamada Valhall. De hecho, grabé una pista con ella.

“Así que siento que, en esencia, no he cambiado,” concluye Pimentel. “Sigo haciendo lo que me gusta, sigo haciéndole caso a mi corazón. Pienso que ella estaría muy orgullosa de mí. Ella pensaría que es fabuloso.”

IAN SPELLING
© 2017 Ian Spelling