Justicia en las urnas en la ultima semana

Las campañas presidenciales suelen adoptar un ritmo frenético durante la última semana.

La de Clinton, por ejemplo, cuenta con un avión adicional para la prensa -además de la treintena de reporteros que viaja con ella en su Boeing- para acoger a todos los periodistas que siguen al minuto el desarrollo de su campaña. Pese al trajín, el domingo reinaba el orden en el bando demócrata.

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El caos controlado ha sido en cambio la seña de identidad de Trump.
La prensa no viaja con él: la mayoría le sigue en otro avión en el que no se desplaza ninguno de sus colaboradores. Otros usan un autobús de campaña, que el domingo sufrió un accidente sin consecuencias al chocar con un coche en Sioux City.

Pero, en medio del maratón del domingo, volvió a estallar una tormenta: el director del FBI envió una carta a los congresistas sobre el caso de los correos electrónicos que persigue a Clinton, afirmando que no se presentarán cargos en su contra.

A pesar de que el tema queda “zanjado”, Trump quiso hablar del asunto.
“Los agentes del FBI no dejarán que [Clinton] se salga con la suya en estos terribles crímenes”, aseguró en Michigan, estado que Barack Obama ganó en las presidenciales de 2008 y 2012.

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Más tarde, en Pittsburgh, dijo que el escándalo puede animar a sus partidarios a salir a votar. “Ahora es decisión del pueblo estadounidense llevar la justicia a las urnas”, apuntó.

A medianoche, unas 2.000 personas seguían esperando la aparición de Trump en Leesburg, Virginia. Llevaba dos horas y media de retraso.

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El candidato republicano subió finalmente al escenario tres horas más tarde de lo previsto, pero, exultante, afirmó: “Hoy es un día de maratón… llamémosle el discurso especial de medianoche”.

Aunque Virginia es uno de los estados que parecen apoyar a Clinton, Trump no ha perdido la ocasión de hacer campaña en busca de votos.

“Deben llevar a votar a todas las personas que conozcan”, insistió, “celebraremos una de las mayores victorias de la historia”.

Pero no todo el mundo está tan convencido de la victoria del magnate inmobiliario.

Artie Battles dice estar nervioso, incluso temeroso, por el final de campaña. “Te das cuenta de que en un par de días todo esto acaba y que tal vez tus esperanzas de cambio no se materialicen”, explicó este mecánico de 29 años con su hijo en brazos.

“Tengo dos niños y su futuro depende de esto”, recalcó.

Jim Kiefer, un agente de seguros jubilado y con 16 nietos, reconoció sentirse impresionado por la fortaleza de Trump.

“Tiene mucha energía para ser un tipo mayor, ¿verdad?”, comentó. “Si los demócratas ganan, Estados Unidos se convertirá en Sodoma y Gomorra”, señaló en tono grave.