La ciencia y tecnología en México de cara al nuevo gobierno de Estados Unidos

Ciudad de México- Este 20 de enero el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, rindió protesta de manera oficial y con ello las naciones están en busca de nuevas alternativas para mantener relaciones diplomáticas adecuadas con el nuevo representante de la llamada nación más poderosa del mundo.

Con el objetivo de analizar el contexto, los problemas y retos de la política exterior mexicana en el marco de su relación fronteriza con Estados Unidos bajo la nueva administración federal, se llevó a cabo el Seminario Binacional: La política exterior mexicana, la frontera norte y la relación con Estados Unidos: ¿nuevas alternativas?, organizado por El Colegio de la Frontera Norte (Colef) y el Centro de Gestión y Cooperación Internacional para el Desarrollo (CGCID).

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Cooperación bilateral y multilateral

En cuanto al tema de desarrollo científico y tecnológico durante el gobierno del presidente electo, el panorama es incierto. Sin embargo, se espera que la cooperación bilateral se mantenga en buenas condiciones para lograr incrementos que beneficien a la comunidad científica de México y Estados Unidos.

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) describe la cooperación bilateral en la materia como un método que promueve la intensificación y consolidación de la colaboración científica y tecnológica de México con diversos países del mundo, con el objetivo de complementar los esfuerzos de las instituciones, centros y universidades que realizan investigación a nivel nacional.

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Los especialistas del panel consideraron que el cambio de administración estadounidense con el ascenso de Donald Trump es un contexto que representa oportunidades y retos que permitirán posicionar una agenda estratégica mexicana de colaboración transfronteriza, binacional e internacional, según los problemas bilaterales.

“Hace varios años se planteaba la necesidad de estudiar a los Estados Unidos y esta necesidad sigue estando presente con más intensidad en la actualidad, particularmente por los problemas y desafíos que vienen por el arribo de una administración con características muy particulares”, comentó José María Ramos García, profesor investigador de El Colef.

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Es así como puede estimarse que la agenda de la política exterior mexicana tiene que considerarse estratégica y preventiva, que vaya de acuerdo con los problemas compartidos y los logros alcanzados con el país vecino en los últimos años, especialmente en materia de competitividad y desarrollo fronterizo.

Desde esta perspectiva, El Colef y el CGCID se involucran en fortalecer esa agenda con un mejor debate y mejores argumentos, sobre todo con algunas propuestas de política pública que tiendan a tratar de aprovechar ventajas en relación con Estados Unidos.

Alianzas para una mayor cooperación entre México y Estados Unidos

La directora de CGCID, Esther Ponce Adame, comentó que se ha hecho una revisión de los distintos planes de desarrollo a nivel estatal y municipal, así como de cooperación internacional, “ya que con la llegada de Trump a la presidencia, se necesita saber cómo está la cooperación bilateral de México con Estados Unidos. ¿Cuáles son los fondos que provienen de esta cooperación y qué pasa a nivel privado?”.

Es por esta razón que ya existe una identificación de estos recursos que se están moviendo desde la cooperación bilateral y desde las fundaciones.

De acuerdo con los datos proporcionados, 85 por ciento de los fondos que llegan a México para ser canalizados por la sociedad civil son fondos privados, “este es un muy buen dato, porque nos aborda la posibilidad desde otros autores y no necesariamente desde los canales de carácter oficial”, comentó la directora del CGCID.

El 15 por ciento restante corresponde a fondos federales provenientes de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).

Ponce Adame subrayó que hay una percepción de la sociedad norteamericana donde pareciera ser que son muchos los recursos que provienen del gobierno federal, pero al hacerse un comparativo esto solo representa uno por ciento del total de la asistencia de Estados Unidos hacia otros países.

En cuanto al estudio de los fondos internacionales destinados a México, se calculan en 49.4 millones de dólares en el año 2015 que fue el último registro.

Estos fondos están distribuidos en su mayor parte en los temas de democracia y gobernanza, después en el desarrollo económico, educación y servicios sociales, medio ambiente, salud, asistencia humanitaria y, por último, en la gestión de programas.

Existe el Foro Bilateral sobre Educación Superior, Innovación e Investigación (Fobesii), creado en el año 2013 bajo la dirección presidencial de Estados Unidos y México, que tiene como objetivo el desarrollo de iniciativas en materia educativa, innovación transfronteriza y cooperación científica, siendo los estados fronterizos de Nuevo León, Chihuahua y Sonora los más destacados hasta el momento en materia de cooperación técnica y científica.

“Ya está anunciada una estrategia por parte de cuatro de los gobiernos fronterizos donde hay una alianza con el gobierno federal de ambos países y con diferentes actores en la que se propone un plan de acción para empezar a trabajar desde la frontera”, mencionó Esther Ponce Adame.

Nuevos horizontes

Los especialistas coincidieron en que todavía hay que esperar para saber qué tipo de decisiones se tomarán en cuanto a las relaciones de México y Estados Unidos una vez que inicie oficialmente el mandato de Donald Trump. Sin embargo, hacen un llamado para ver más allá del país vecino.

Consideraron necesario mantener el sentido de cooperación para incrementar el apoyo al desarrollo científico, tecnológico y de innovación pero sugieren mirar a otras naciones como Canadá o China para fortalecer los lazos internacionales que pueden beneficiar a México en todos los ámbitos.

Desde la academia y de acuerdo con José María Ramos García, se espera que para el futuro inmediato de esta nueva administración estadounidense se pueda regresar al debate del desarrollo, “los debates de una agenda estratégica para la competitividad, el bienestar y la seguridad de este panorama multidimensional”.

Además se pretende que por medio del conocimiento científico se eliminen las especulaciones acerca de lo que viene, sobre todo de algunos problemas y desafíos que pueden seguir expandiéndose y alimentando percepciones negativas.