La limitada reforma electoral de Illinois

En su editorial, LA LIMITADA REFORMA ELECTORAL DE ILLINOIS, The New York Times dice lo siguiente:

Al invocar el temor de los republicanos al fraude electoral, el gobernador Bruce Rauner ha vetado una medida bipartidista para hacer que Illinois fuera el pionero en una de las reformas verdaderamente innovadoras de de la política moderna: el registro automático de los ciudadanos cuando realizan actividades rutinarias en los departamentos de vehículos a motor y otras dependencias gubernamentales.

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En los últimos 18 meses, cinco estados de Estados Unidos han aprobado lo que es un beneficio obvio para la democracia electoral; otros lo están considerando. El gobierno del estado envía la prueba del registro por vía electrónica a los funcionarios electorales locales. Por lo tanto, se le ahorra al elector el antiguo laberinto de trámites burocráticos y los desordenados padrones electorales que provocaban los retrasos el día de las elecciones. Los ciudadanos son libres de no registrarse (y, claro, de no votar), pero no pueden quejarse de que se les haya negado la oportunidad de hacerlo.

Más de 30 estados tienen sistemas de registro que requieren que los electores decidan hacerlo en oficinas de vehículos de motor. Eso coloca la responsabilidad en el votante. Con el registro automático de electores (AVR, por sus siglas en inglés), se lleva el proceso un paso adelante al colocar la responsabilidad en el gobierno del estado. Tal como están las cosas, Estados Unidos es uno de los pocos países democráticos que coloca la carga del registro en el elector, con lo cual hasta una tercera parte de los ciudadanos elegibles se quedan si registrarse. Con el sistema automático en Canadá, se han registrado más de 90 por ciento de ellos.

De haberse avanzado con la medida en Illinois, se habrían añadido un millón de nuevos electores potenciales a los padrones una vez que se comenzara en el 2018. Un efecto más inmediato habría sido la actualización del padrón con aproximadamente 700,00 electores a tiempo para las elecciones de noviembre.

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Rauner insistió en que apoya que haya cada vez más acceso a las urnas. Sin embargo, advirtió de un posible fraude, una carta que han estado jugando los republicanos de los estados rojos, mientras organizan la supresión, apenas velada, de electores, en especial, entre la población joven de nuevos votantes y los grupos étnicos a los que se ve que pueden estar a favor de los demócratas. Repetidas investigaciones han mostrado que la amenaza del fraude es minúscula. Sin embargo, eso no ha evitado que se introduzcan estándares estúpidamente inflexibles para la identificación en las elecciones presidenciales, en más de una docena de estados.

Más que nunca antes se necesita contar con un sistema electoral sano, en particular porque, cínicamente, Donald Trump les está diciendo a los electores que es posible que el proceso esté amañado (a menos, claro, que él sea el ganador). Oregón fue el primero en promulgar el AVR en marzo del 2015 y los resultados iniciales han mostrado que el índice de registros ha sido de más del triple, con 15,000 nuevos electores potenciales por mes, incluido un aumento en el registro de jóvenes republicanos.

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California aprobó el AVR en octubre y el resultado se analizará muy detenidamente una vez que entre en vigor el año entrante. Se está tratando de sanar un bajo índice de empadronamiento de 42 por ciento, donde hay más de seis millones de habitantes elegibles que no están registrados. Esta año, Vermont y Virginia Occidental promulgaron el AVR con la fuerza del apoyo bipartidista, y Connecticut ordenó la innovación en forma administrativa. El gobernador Chris Christie, en medio de un fallido intento por ser el candidato presidencial republicano, vetó tontamente el AVR para los electores de Nueva Jersey, argumentando la amenaza inexistente del fraude electoral.

En Illinois, los críticos de Rauner piensan que él quiere evitar un aumento en el empadronamiento de votantes en el 2018, cuando pretende contender por la relección. El Congreso local no debería dudar en anular su veto a finales del año.

© 2016 New York Times News Service