La UNAM debe cultivar el respeto a la verdad y a la justicia: Graue

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En esta época de eficientismo es necesario retomar las ideas del exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ignacio Chávez, respecto de la misión de la institución académica. Es decir, que sea “un laboratorio de hombres capacitados para el trabajo técnico, pero también para el cultivo del espíritu, imbuidos del respeto a la verdad y a la justicia”.

Así lo señaló el rector Enrique Graue Wiechers en una ceremonia para conmemorar el 120 aniversario del natalicio fundador del Instituto Nacional de Cardiología, quien también pugnó por no hacer de la UNAM una fábrica de profesionales y técnicos para generar la sociedad de consumo.

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De acuerdo con Graue, México necesita renovarse, y en esa tarea colectiva de renovación –subrayó– las universidades juegan un papel fundamental.

Citando a Chávez, expuso que la Universidad puede crear conciencia a partir de la investigación que fecunde en una enseñanza renovada y permita a las instituciones no ser sólo repetidoras de doctrinas ajenas, sino creadoras de nuevas verdades.
Según un comunicado de la UNAM, Graue Wiechers recordó que la leyenda de Chávez como universitario inició cuando tenía 23 años, edad en la que ya se había graduado de médico y daba clases en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, de la que meses después fue rector.

“¿Cómo hizo Chávez para, a tan temprana edad, haber sido distinguido como rector? Ha habido designaciones tempranas en nuestra historia, ésta, en lo universitario, es excepcional”, expresó.

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A los 36 años, continuó, fue electo para dirigir la Escuela Nacional de Medicina, antecedente de la Facultad de Medicina (FM). Hasta ahora sigue siendo el director más joven que ha tenido esta entidad universitaria.
Señaló que la disciplina y el entusiasmo de Chávez marcaron su gestión, y en breve lapso logró que se inauguraran nuevos anfiteatros, auditorios, laboratorios equipados, la creación de la hemeroteca y la renovación de las instalaciones de la biblioteca y de su acervo.

Las especialidades médicas cobraron importancia en el plan de estudios y tomaron nuevos bríos las materias quirúrgicas que habían quedado rezagadas.

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“Ése fue el gran signo de Chávez: la importancia de la clínica y el que los alumnos recibieran lecciones al lado del enfermo y participaran en la escoleta clínica y en las discusiones de los casos clínicos”, resaltó.

En 1936, prosiguió, Chávez asumió la dirección del Hospital General, y la cardiología siguió siendo su pasión; tanto, que luchó por la creación de un instituto exclusivamente dedicado a ello, el cual vio la luz en 1944.

De allí salió para ocupar la rectoría de la UNAM en el periodo 1961-1965, durante el cual implementó reglas más rígidas para el ingreso de los estudiantes y la permanencia de los profesores.

“Durante los cinco años que duró su rectorado, sobresalió el espíritu de excelencia académica y compromiso humano y social que caracteriza a la Universidad, y por el cual el rector Chávez luchó denodadamente”, destacó.

Fue un gran mexicano, un creador de instituciones, un académico de gran solidez, un universitario excepcional y gran humanista, recalcó Graue.

En la ceremonia estuvieron presentes el rector el secretario de Salud federal, José Narro Robles, y el coordinador del Seminario de Estudios sobre la Globalidad y exrector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, así como el director del Instituto Nacional de Cardiología, Marco Antonio Martínez Ríos; Ignacio Chávez de la Lama, nieto del exrector, y Yolanda Anaya Cruz, presidenta municipal del Ayuntamiento de Zirándaro, Guerrero, tierra natal de Chávez.