Las muertes en las filas de las fuerzas afganas aumentaron un 35% en 2016

La tasa de muertes entre las fuerzas de seguridad afganas aumentó un 35% en 2016 respecto al año anterior, en tanto, el control del Gobierno de Kabul sobre el país decayó de forma significativa, informó este miércoles un informe del Gobierno estadounidense.

Según el Inspector Especial General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés), un total de 6.785 soldados y policías afganos murieron entre el 1 de enero y el 12 de noviembre de 2016 y se registraron 11.777 heridos.

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En 2015 murieron unos 5.000 integrantes de las fuerzas de seguridad afganas.

La nueva estadística dibuja el panorama de una nación asediada por una crisis de seguridad, pese a los años y miles de millones de dólares gastados en el ejército y la policía de Afganistán.

“Estamos muy preocupados”, afirmó este miércoles el general Charles Cleveland, portavoz de la misión de la OTAN Resolute Support, quien lamentó “la debilidad de los jefes” militares y “la corrupción, aunque muchos responsables han sido sustituidos a todos los niveles”.

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“Vemos progresos, pero se necesitarán años. A pesar de todo, el ejército afgano se sigue monstrando resiliente y ha alcanzado los principales objetivos que se fijó”, como “la protección de los centros urbanos”, contó el general a la AFP.

Las fuerzas afganas tomaron en 2015, de manos de la OTAN, la tarea de garantizar la seguridad del país.

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Su primer año fue bastante desastroso y el punto más bajo fue cuando Kunduz fue brevemente tomada por los talibanes.

EEUU y la OTAN esperaban que los afganos tuvieran un mejor desempeño en 2016, pero claramente la situación sigue siendo peligrosa.

No obstante, el Pentágono insiste en que las Fuerzas Afganas de Defensa y Seguridad Nacional (ANDSF, por sus siglas en inglés) están mejorando y señala los esfuerzos exitosos para repeler los ataques de los talibanes en las capitales regionales.

La mayoría de las muertes en las filas de la ANDSF obedecieron a ataques con ‘fuego directo’, lo que significa que las tropas locales fueron directamente atacadas por los talibanes y otros grupos insurgentes, y no como consecuencia de bombas o minas en los caminos.

Además de la alta tasa de muertes entre los uniformados, el informe constata un aumento en el número de distritos afganos bajo control o influencia insurgente.

Las fuerzas estadounidenses en Afganistán informaron de que un 57,2% de los 407 distritos del país estaba, el 15 de noviembre de 2016, bajo control o influencia del Gobierno afgano, indica el informe.

Esto implica una caída de 6,2 puntos porcentuales, desde el 63,4% de finales de agosto, y un retroceso de casi 15 puntos desde noviembre de 2015.

Un observador occidental que ha vivido durante años en Afganistán dijo a la AFP que las provincias bajo el control de los talibanes podrían, a la postre, separarse de las que están en la esfera del Gobierno de Kabul.

“Todos aquí piensan que este país va a colapsar en dos o tres años”, señaló.

El informe de SIGAR también constató que las muertes de civiles se mantienen altas.

Según una dependencia de la ONU, hubo 8.397 muertes civiles relacionadas con el conflicto entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de 2016, una ligera caída con respecto al mismo período de 2015.

Asimismo, el informe cita un sondeo de Asia Foundation del año pasado: el 29,3% de los consultados a nivel nacional dijeron sentir que el país se movía en la dirección correcta, contra el 36,7% de 2015.

“Esto representa el menor nivel de optimismo registrado desde que la encuesta comenzó en 2004”, señaló el informe de SIGAR.

Los talibanes han estado especialmente activos en la provincia de Helmand, un centro mundial de producción de opio, algo que está en aumento.

Y Afganistán ha lidiado durante largo tiempo con la corrupción y la malversación gubernamental.