El candidato presidencial se reunía con un grupo de obreros en huelga, pero la candidata de extrema derecha se precipitó al sitio para confrontar a su rival
El líder de la presidencia francesa, Emmanuel Macron, recibió abucheos y sibidos en una huelga en una fábrica en el norte de Francia, después de que fuese sorprendido por su rival de extrema derecha, Marine Le Pen.
El enfrentamiento político entre los trabajadores en huelga destacó no sólo la difícil situación de la desindustrialización en Francia, sino también la amarga batalla de relaciones públicas que es probable que aumente en las últimas dos semanas de la campaña.
Un Macron de otro mundo
Macron, un centrista independiente que se desempeñó como ministro de Economía del partido socialista bajo François Hollande, hizo un viaje de campaña a la fábrica en Amiens en el Somme el miércoles en un intento de llegar a los obreros que han favorecido a la extrema derecha de Le Pen .
Macron, que ha apelado a un electorado bien educado y bien empleado, está bajo creciente presión para demostrar que ha entendido la difícil situación de los votantes de la clase trabajadora que luchan después de décadas de desempleo masivo. Los votantes más pobres en las ciudades pequeñas, las zonas desindustrializadas y rurales que son pesimistas acerca de su futuro han acudido a su rival Le Pen.
Pero la visita de Macron a la fábrica de secadoras de Whirlpool, que está amenazada con el cierre, fue un esfuerzo arriesgado y rápidamente se convirtió en farsa, mientras Le Pen se apresuraba a llegar a las puertas de la fábrica para tratar de superarlo.
Una sorpresa inesperada
Macron llegó a Amiens el miércoles por la mañana y se sentó para conversar con representantes sindicales de la fábrica de la cámara de comercio. Pero Le Pen de repente apareció sin previo aviso en las puertas de la fábrica y se planteó con trabajadores en huelga ante canales de noticias de televisión.
Ella dijo: “Todo el mundo sabe en qué lado está Emmanuel Macron – él está del lado de las corporaciones. Yo estoy en el lado de los trabajadores, aquí en el aparcamiento, no en los restaurantes de Amiens.”dijo para después agregar: “Él está mostrando desdén por los trabajadores, así que he venido a verlos.”
Macron, visiblemente irritado, la acusó de que sólo apareció durante 10 minutos “porque estoy aquí” y dijo que era una mera oportunidad para conseguir una fotografía. Luego se dirigió a las puertas de la fábrica, después de que Le Pen se había ido, y se metió en un grupo de trabajadores. Hubo abucheos y silbidos cuando llegó, pero se lanzó en un acalorado debate con ellos que su equipo de campaña en directo en Facebook.
Gritando “escúchenme” y agitando el dedo a los obreros, luego pasó el micrófono para dejarlos hablar. “Trato de arreglar los problemas, no explotarlos”, dijo, haciendo un guiño a Le Pen. “Poner a Francia de nuevo en sus pies va a tomar tiempo y será difícil”, agregó. Dijo que no podía prometer el mantener la fábrica abierta – como lo había prometido Le Pen – pero prometió luchar por buenos términos para el cierre.
Pocas cosas en común
Aunque Macron nació en Amiens, donde creció en una familia burguesa y asistió a una escuela privada, esta zona junto con franjas del norte desindustrializado y del este votaron por Le Pen en la primera vuelta de las elecciones presidenciales el pasado fin de semana.
Macron está tratando de demostrar que su plataforma de valores pro-europeos, progresistas, y liberales también puede atraer a los votantes que están luchando económicamente. Le Pen lo ha atacado como el rostro de “la globalización desenfrenada donde el dinero es el rey”.
En todas las elecciones presidenciales francesas hay una huelga en una fábrica de cierre que se convierte en símbolo de la difícil situación de los trabajadores y la desindustrialización. La fábrica de Whirlpool en Amiens ha asumido ese papel este año. La producción en la fábrica se debe detener y cambiar a un sitio más barato en Polonia el próximo año.
Con información de The Guardian
