Libro de Noé Zavaleta rinde homenaje a periodistas que trabajan en entidades marcadas por la violencia: director de ‘Proceso’

CIUDAD DE MEXICO (apro).- Para ejercer el periodismo en el estado de Veracruz se necesita más que profesionalismo y honestidad, también es necesario tener valentía en un territorio minado por el crimen organizado y por la mirada acosadora del gobierno de Javier Duarte, priista que es omiso a sus actos de corrupción y complicidad.

Así lo deja ver el corresponsal del semanario Proceso en aquella entidad del Golfo de México, Noé Zavaleta, en las 189 páginas de su libro “El infierno de Javier Duarte: Crónicas de un gobierno fatídico”, editado por Ediciones Proceso, el cual fue presentado esta noche en la librería del Fondo de Cultura Económica (FCE) “Octavio Paz”, ubicada al sur de la Ciudad de México.

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Por ello para el director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, el compendio de las 21 crónicas presentes en la obra de Zavaleta representa “rendir un homenaje a periodistas valientes que trabajan en diferentes estados marcados por la violencia”.

De hecho, el también directo de Ediciones Proceso destacó que la revista a su cargo ha dado testimonio de los hechos ocurridos en el gobierno del priista Duarte de Ochoa, obteniendo como resultado el odio contra reporteros y hacia los mismos directivos del medio de comunicación.

Flanqueado por las periodistas Jesusa Cervantes y Marcela Turati, quien prologó el libro, Noé Zavaleta, nacido en Xalapa, dijo que su obra son “historias cortas de impunidad, corrupción e incapacidad de los funcionarios para resolver los crímenes a lo largo del estado”.

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El panorama es el siguiente: En lo que va del sexenio de Duarte se han contabilizado un total de 19 reporteros asesinados. También ostenta el negro registro de 17% de las desapariciones forzadas en todo el país, superando a entidades como Tamaulipas, Guerrero o Michoacán. Es decir, en el sexenio actual y que está por concluir en noviembre próximo, van un total de 950 desapariciones, casos en los que más de 600 son jóvenes.

Noé Zavaleta explicó que los jóvenes son un blanco fácil y carne de cañón para los grupos criminales por la pobreza en que se encuentran distintas comunidades, por ser el motivo perfecto para el secuestro y también por confusión con sicarios por parte de los militares y federales.

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Pero el problema no termina ahí. La información es poder y Duarte lo sabe porque, al igual que los grupos delictivos como Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación, tiene en sus manos diferentes editoriales locales. En otras palabras, los reporteros se tienen que alinear al poder político o, en su defecto, al criminal. A los que no se someten, son amenazados y, en el peor de los casos, asesinados. No en balde Veracruz se hizo de negra fama por la cantidad de periodistas muertos o exiliados.

Zavaleta lo ha vivido en carne propia. En la oficina de comunicación social del gobierno veracruzano se le cataloga como “los amargados”, como uno de los reporteros que “no reconocen las buenas obras del gobernador”, como un “revoltoso”. Las puertas se han cerrado para él.

Hace unos días recibió intimidaciones por parte del director del periódico local El Buen Tono, José Abella, quien de plano lo acusó de pertenecer a Los Zetas, dejando abierta la posibilidad para una agresión. Ante dicha situación, el corresponsal de Proceso recurrió a las instancias correspondientes paras denunciar el hecho.

Además de la hostilidad del gobierno en la entidad donde labora, el reportero narró que enfrentó otros retos, como las visitas a los lugares de sonados crímenes, como los ranchos donde encontraban fosas clandestinas, la dificultad para obtener la información a través de los portales de transparencia, pero también siente la imperiosa necesidad de escribir sobre el fotorreportero y activista Rubén Espinosa, asesinado en la capital del país, sin que el caso se haya resuelto:

“Al escribir sobre Rubén, la computadora se me paralizaba, mis dedos no daban para teclear, me hizo derramar muchas lágrimas. Tengo mucha tristeza y coraje”, soltó ante los asistentes a la presentación de su obra en la librería, quienes reconocieron la labor de Noé Zavaleta.

Aunque Duarte tiene los días contados políticamente, para el reportero no hay optimismo con el nuevo gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, ya que éste militó por 30 años en el PRI y tiene como mano derecha a Enrique Pérez Rodríguez, presunto responsable de la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán en 2001 del penal de Puente Grande, Jalisco. Aun así, señaló que los principales retos para el nuevo gobierno son los temas de la inseguridad y de las finanzas públicas.

En su libro, las crónicas dan cuenta de la muerte que halló territorio fértil en Veracruz, de los reporteros caídos, de la forma en que operan los grupos criminales, aparte de que también da cuenta de las acciones del exsecretario de Seguridad Pública estatal Arturo Bermúdez Zurita, el tenebroso “Capitán Tormenta”.

Igual narra el infierno de los jóvenes y dedica unas páginas a Regina Martínez, quien fuera corresponsal en Veracruz y cuyo homicidio sigue en la impunidad.

En palabras de la periodista Marcela Turati, quien ha cubierto infinidad de injusticias sociales, “el libro está escrito para recordarles toda la vida que en el estado se instaló la muerte… A la clase política dedicada a enriquecerse, a esa descomposición donde se pierden las fronteras entre el gobierno y los criminales”.