Los enfermos, y ricos, de China buscan tratamiento médico en el extranjero

PEKÍN ⎯ El sistema médico de China no pudo frenar el cáncer que carcomía el estómago de Guo Shushi. Regresó aun después de que Guo, un desarrollador inmobiliario de 63 años de edad, se sometió a cirugía, quimioterapia y radiación en dos hospitales.

Luego su yerno descubrió en internet que ⎯ por un precio ⎯ había empresas dispuestas a ayudar a personas chinas gravemente enfermas a buscar tratamiento en el extranjero. Pronto, Guo estaba en el Instituto Oncológico Dana-Farber en Boston, recibiendo un nuevo medicamento de inmunoterapia, Keytruda, que no está disponible en China. En abril, casi cuatro meses después, su tumor se había encogido y su peso había subido.

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“Cuando llegué, podía sentir cuán grande era la diferencia”, dijo Guo del tipo de atención.

El costo: unos 220,000 dólares, todo pagado de su bolsillo.

Los casi 1,400 millones de habitantes de China dependen de un sistema de atención médica abrumado y en apuros que contradice el ascenso del país como una potencia mundial cada vez más rica. Pero cada vez con mayor frecuencia, los ricos están encontrando una solución.

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Los hospitales occidentales y un nuevo grupo de empresas bien conectadas están acercándose a los pacientes chinos adinerados que necesitan tratamientos para salvar su vida no disponibles en su país. La tendencia es un giro en la percepción del turismo médico como una forma de ahorrar dinero, a menudo en procedimientos no vitales como trabajos dentales y estiramientos faciales. Para estos clientes, salir de China es una cuestión de vida o muerte.

La atención médica es solo una manifestación de la amplia disparidad de la riqueza de China. Una nueva generación de chinos ricos pueden buscar ayuda en hospitales privados o ir al extranjero, aun cuando el resto soporta largas esperas y encuentra que su tratamiento es insuficiente.

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Los chinos hicieron unos 500,000 viajes médicos al exterior el año pasado, un aumento de cinco veces respecto de un año antes, según Ctrip.com International, una compañía china de reservaciones de viaje, la cual ofrece viajes médicos en su sitio web. Aunque la mayor parte de esa cantidad se enfocó en cirugías plásticas y exámenes de rutina, las agencias de viajes médicos dicen que el número de pacientes chinos gravemente enfermos que salen del país en busca de tratamiento médico está creciendo.

“China está entre los países donde hemos visto el mayor crecimiento en los últimos años”, comentó en un correo electrónico la doctora Stephanie L. Hines, presidenta de medicina internacional y salud ejecutiva en la Clínica Mayo.

El Hospital General de Massachusetts en Boston cuenta con empleados que ayudan a los pacientes con el viaje y el hospedaje. Este hospital, la Clínica Mayo y el Hospital Infantil de Boston ofrecen intérpretes.

Guo es uno de los más de mil pacientes a los que una compañía basada en Pekín, Hope Noah Health Co., dice que ayudó el año pasado; una cifra que afirma se duplicó respecto del año anterior. Al llegar a Estados Unidos o Japón, los dos países a los cuales Hope Noah envía pacientes, estos son recibidos en los aeropuertos por empleados de Hope Noah y llevados a un departamento rentado. Cuando se dirigen al hospital, un traductor de Hope Noah está a su lado.

Apenas en los años 70, el sistema de atención médica de China ofrecía apoyo médico desde la cuna hasta la tumba. Pero pese a un enorme plan de reforma de la atención de salud, sus hospitales públicos están saturados, con muy pocas camas y médicos para ofrecer el tipo de atención que muchos en Occidente dan por sentada. Un estudio realizado en 2015 por The Lancet basado en criterios de Naciones Unidas encontró que China se clasificaba en el número 92 entre 188 países, después de Cuba y México.

El gobierno ha incrementado el gasto y alentado a los inversionistas privados a abordar el problema. En 2015, se diagnosticaron en China unos 4.3 millones de casos de cáncer, o casi 12,000 casos diarios, en comparación con 2.4 millones en 2010, según medios noticiosos estatales. La tasa de supervivencia de cinco años de los pacientes oncológicos chinos es de alrededor de 30 por ciento, en comparación con alrededor de 70 por ciento en Estados Unidos, según el Centro Nacional para la Prevención e Investigación del Cáncer de China.

Los pacientes a menudo tienen que viajar a Hong Kong y Macao ⎯ regiones de China regidas por sus propias leyes ⎯ para comprar medicamentos extranjeros, los cuales en la parte continental enfrentan un proceso de aprobación que toma de tres a cinco años. El medicamento que está usando Guo, Keytruda, fue aprobado para su uso apenas el año pasado en una zona piloto de turismo médico en la isla china sureña de Hainan.

En importantes hospitales públicos en las ciudades chinas más destacadas, las filas empiezan a formarse justo después de la medianoche. Las citas para los mejores médicos se acaban antes del amanecer. Para quienes pueden permitírselo, es posible comprar boletos a revendedores que pregonan números de citas. En marzo, las autoridades en Pekín dijeron que prohibirían que los hospitales públicos impusieran cuotas por consulta a los pacientes, en un esfuerzo por reducir el descontento público.

En comparación, Guo dijo que su experiencia en Dana-Farber fue “más humana”. El médico de Guo le dejaba hablar. Había fácil acceso a comida y bebidas. El área de espera tenía un sofá.

“En China, lo más que podemos tener es una silla de metal”, dijo, hablando vía videoconferencia desde su departamento en Boston. “Incluso conseguir una taza de agua caliente es inconveniente”.

Pero los beneficios pueden ser efímeros. “El mayor desafío que hemos tenido es asegurar la continuidad de la atención cuando el paciente regresa a su casa en China”, dijo Misty Hathaway, quien dirige el Centro para Servicios Especializados del Hospital General de Massachusetts.

Oscar Zhou, quien fundó Ryavo Health Management de Shanghái, otra agencia de viajes médicos, dijo que había empezado a transformar su negocio en uno que ayudara a los clientes a buscar medicamentos en Hong Kong y Macao así como médicos que pudieran atender el problema nacionalmente.

“Ha causado muchos problemas. Muchos pacientes van al extranjero y, ciertamente, durante varios meses, es bueno”, dijo Zhou, y añadió que pensaba que el panorama para las empresas desde un punto de vista de los meros viajes médicos era limitado. “Pero cuando regresan, si no pueden seguir su tratamiento, entonces es inútil”.

Otros son más optimistas. Cai Qiang ⎯ fundador de Beijing Saint Lucia Hospital Management Consulting Co., en la cual la firma de capital aventurero de Silicon Valley Sequoia Capital ha invertido una cantidad no revelada ⎯ dice que su número de clientes aumentó a alrededor de mil el año pasado, respecto de solo dos en 2011.

Cai, quien es ampliamente considerado el pionero de los viajes médicos en China, está tratando de reducir la brecha entre sus clientes chinos y los hospitales en Estados Unidos.

Recordó cómo un hospital estadounidense le llamó para una “reunión de emergencia” después de que un paciente chino entró sin anunciarse en el consultorio de un médico con una pregunta. El médico estaba a media consulta con alguien más.

“En China, no tenemos el concepto de la privacidad”, dijo Cai, y añadió que su empresa había establecido desde entonces un departamento de “educación del paciente” sobre lo que se puede hacer y lo que no en los hospitales en el extranjero. “No fue culpa del paciente. Fue nuestra”.

Cai dijo que empezó la empresa después de sentirse conmovido por la cordialidad de los médicos y enfermeras de Australia cuando nació su hija.

“Cada año, hay muchos chinos que compran autos, ropa y cosméticos importados”, dijo Cai. “Van al extranjero de viaje y envían a sus hijos a estudiar al extranjero. ¿Por qué no puede una persona china considerar ir al exterior a ver a un médico si está gravemente enferma?”

En noviembre pasado, Zhao Xiaoquing, de 31 años de edad y diseñadora de puentes en la ciudad china de Nanjing, llevó a su hija de cinco años de edad, Kefei, al Hospital de la Universidad de Essen en Alemania para que recibiera tratamiento de terapia de protones para su tumor cerebral infantil. El tratamiento está disponible en Shanghái solo para niños de más de 14 años. Gastó unos 140,000 dólares, más de la mitad pedidos prestados a familiares.

El tumor de Kefei se redujo. Zhao, quien fue a Alemania con Ryavo Healtcare, es una clienta satisfecha, y dice que estaba dispuesta a pagar el doble de lo que había pagado.

“Después de ir al extranjero, se puede ver que los intermediarios no están exagerando”, dijo. “De hecho, lo que nos han dicho palidece en comparación con lo que hemos experimentado”.

Sui-lee Wee
© 2017 New York Times News Service