Los griegos recurren al mercado negro conforme se avecina la hora de la verdad del rescate

ATENAS, Grecia ⎯ Durante siete años de agobiante crisis económica, Dimitri Tsamopoulos ha perdido al menos la mitad de los clientes de su anteriormente animada firma de consultoría fiscal. Pero, en los últimos meses, la actividad ha aumentado, no porque la economía griega finalmente se esté recuperando, sino porque está cayendo aún más profundo en el abismo.

Como el gobierno griego está promoviendo más aumentos de impuestos para cumplir con los requisitos de austeridad, más de 21,000 trabajadores autoempleados y pequeñas empresas han cancelado sus operaciones en los últimos dos meses, y muchos buscan la ayuda de contadores como Tsamopoulos para cerrar sus libros. Sin embargo, muchos realmente no están cerrando sus negocios.

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“La mayoría de estas personas seguirán trabajando”, dijo Tsamopoulos, arqueando una ceja detrás de su escritorio mientras los clientes esperaban en una sala llena de humo afuera. “Pero, ahora, lo harán en el mercado negro. Están diciendo que necesitan una forma de sobrevivir”.

Grecia es la crisis que nunca desaparece para la Unión Europea, y con otra negociación tensa con los acreedores programada para los próximos días, el país está pasando apuros para recuperarse de la larga depresión en la zona del euro. La medicina de políticas de recorte presupuestario y reformas requerida por los acreedores ha hecho poco por revivir el crecimiento, dejando a Grecia aun más dependiente de los tres rescates internacionales que el país ha recibido desde 2010.

Pocos problemas están más arraigados, o son más difíciles de combatir, que la economía informal, que parece estar creciendo de nuevo conforme las nuevas medidas de austeridad obligan a los griegos que anteriormente cumplían con la ley a abandonar los libros. Se estima el mercado negro de Grecia en entre 20 y 25 por ciento del producto interno bruto, conforme más personas han dejado de reportar sus ingresos para evitar pagar impuestos que, según algunas estimaciones, han aumentado a 70 por ciento del ingreso bruto de un individuo.

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Para enero, los impuestos no pagados en Grecia habían aumentado a 95,000 millones de euros, respecto de 76,000 millones de euros hace dos años. La mayor parte se considera incobrable.

“El meollo del asunto para un número cada vez más grande de ciudadanos y negocios es que simplemente no tienen ya los recursos financieros para cumplir con sus crecientes obligaciones fiscales”, dijo Jens Bastian, un economista y miembro de un equipo de especialistas de la UE que ayudó a supervisar los rescates anteriores del país.

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Con pocas alternativas, dijo, “muchos están volviendo a caer en la economía informal”.

Hacer desaparecer esta economía informal es una prioridad para los acreedores de Grecia, aun cuando ambas partes se preparan para otro enfrentamiento, con Atenas y sus acreedores discutiendo sobre el rescate más reciente, con valor de 86,000 millones de euros (91,300 millones de dólares). Grecia pretende llegar a un acuerdo con sus acreedores cuando los ministros de finanzas europeos se reúnan en los próximos días en Bruselas para evaluar si Atenas ha hecho lo suficiente para reformar la economía ⎯ y combatir la evasión fiscal ⎯ con el fin de asegurar fondos de rescate.

Mezclado en esa ecuación está una discusión entre el Fondo Monetario Internacional y los países europeos sobre cuánta más austeridad solicitar a Grecia. El FMI quiere que los acreedores europeos reduzcan más la enorme deuda de Grecia, ahora en 180 por ciento de la producción económica, advirtiendo que, de otro modo, se saldrá de control.

La Unión Europea está haciendo malabares con diferentes crisis, incluidos el ascenso del populismo político y la retirada de Gran Bretaña del bloque, así que la posibilidad de otra crisis monetaria griega es alarmante. El país corre el riesgo de incumplir el pago de sus deudas en julio, reviviendo las preocupaciones sobre su lugar en la zona del euro.

Las empresas y los individuos, mientras tanto, están luchando para hacer frente a una economía que sufrió una devastadora sacudida en 2015, cuando el primer ministro Alexis Tsipras impuso controles de capital y llevó a Grecia al borde de la salida del euro. Pese a una recuperación moderada, la economía se contrajo de nuevo en el cuarto trimestre, dejando a muchos griegos escépticos de las promesas de crecimiento de Tsipras, cuya popularidad se ha desplomado.

Una pieza esencial del plan de recuperación de Grecia ha sido cobrar más impuestos a una población que desde hace tiempo se ha involucrado en la evasión fiscal. Se creó una autoridad fiscal independiente y se contrataron auditores, lo que ayudó a atraer unos 5,000 millones de euros más en ingresos de lo esperado el año pasado. Pero las empresas y los individuos dicen que tienen menos que dar para impuestos que siguen aumentando, y un creciente incentivo para evitar pagar.

El desempleo sigue siendo de alrededor de 23 por ciento, y para algunas personas la economía informal es un salvavidas. Otros la ven como una forma de evitar que un gobierno en el que no confían eche su dinero en un hoyo negro, que es la deuda nacional.

Electricistas, plomeros, peinadoras, periodistas, consultores de computación y una variedad de otros trabajadores autoempleados han dado el salto. En una tarde reciente, Yiannis, un joven diseñador de producciones televisivas, estaba de pie en una fila en una oficina gubernamental para cancelar su registro como consultor. De no hacerlo, dijo, su salario neto de este año representaría solo 30 por ciento de sus ingresos.

“Es como te obligan a volverte ilegal”, dijo Yiannis, quien, como muchas personas, se negó a dar su nombre completo por temor a atraer a las autoridades fiscales. “Por supuesto, voy a trabajar en el mercado negro. Necesito sobrevivir”.

Yiannis dijo que también había registrado una empresa en Bulgaria, donde la tasa del impuesto empresarial es del 10 por ciento, así que podía seguir emitiendo recibos por su trabajo independiente. Decenas de miles de griegos han estado registrando empresas en Bulgaria, Chipre, Luxemburgo y otros países de impuestos bajos para evitar pagar las más altas cuentas fiscales en casa; lo cual significa menos ingresos para las arcas de Grecia y crea una competencia injusta para los emprendedores que pagan impuestos y quienes potencialmente pudieran desempeñar un papel más grande en el renacimiento de la economía de Grecia.

Periklis Ladas, de 28 años de edad, abrió una pequeña empresa en 2014 para vender e instalar equipo de seguridad y sistemas de prevención de incendios. Pese a la crisis, la actividad de la empresa, Knox, creció vigorosamente. Pronto, sin embargo, Ladas enfrentó la competencia de operadores de la economía informal que ofrecían a sus clientes precios más baratos.

Cuando presentó una oferta por un contrato para proteger contra incendios un edificio nuevo, otra empresa propuso hacer el trabajo fuera de los libros por la mitad de su cotización. Ladas consiguió el trabajo porque ofrecía un seguro que el competidor no podía ofrecer. Pero tuvo que reducir su precio, perdiendo ingresos que quería para reinvertir en el negocio. Más ingresos se perdieron cuando los clientes compraron su equipo y contrataron a electricistas no registrados para la instalación.

“Estamos tratando de ser responsables”, dijo Ladas, quien quiere forjarse un futuro en Grecia en vez de partir, como han hecho sus amigos. “Pero es difícil competir contra otros que no pagan los mismos impuestos que tú”.

Los ingresos que percibe están siendo succionados constantemente. Cuando abrió, conservaba alrededor de 60 por ciento de sus utilidades, después de impuestos. Hoy, su parte es de alrededor de 30 por ciento, después de aumentos de impuestos aprobados por el gobierno griego para cumplir las metas de recortes presupuestarios y de ingresos establecidas por los acreedores.

“Quienes juegan cumpliendo las reglas son quienes están siendo castigados”, dijo Ladas.

Liz Alderman
© 2017 New York Times News Service