Los líderes europeos tranzan un futuro son los británicos

BRUSELAS. Los líderes europeos parecían estar atravesando las diversas etapas del dolor _ sobre todo ira _ al empezar este miércoles a trazar su camino hacia un futuro sin Gran Bretaña.

En una medida cargada de simbolismo, el primer ministro británico, David Cameron, regresó a Londres el miércoles por la mañana, después de haber informado en Bruselas a los demás líderes sobre el resultado del referendo celebrado en su país la semana pasada para salirse de la Unión Europea. Sin embargo, Cameron no echó a andar el mecanismo legal para iniciar el proceso de dos años para retirarse del bloque de 28 países, dejando esa decisión a su sucesor.

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La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, dejaron en claro que los británicos no podían esperar conservar los beneficios de pertenecer a la Unión Europea sin aportar al presupuesto del bloque y aceptar el principio fundamental del libre tránsito de los trabajadores.

Antes de dejar a los 27 jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea para que siguieran sus pláticas sin él, Cameron les dijo, durante una sombría cena, que la inmigración había sido una razón de peso para que los británicos decidieran ser los primeros en abandonar la unión, con una votación de 52 contra 48 por ciento.

Aun así, Cameron expresó su pesar por no haber podido ganar el referendo.

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El bloque se enfrenta a una apabullante gama de preocupaciones, más allá del inminente divorcio de Gran Bretaña: la constante crisis migratoria, las presiones en la eurozona, el resurgimiento de Rusia, la precaria economía en varios países, en especial Grecia, los ataques terroristas en la periferia del continente, como el que mató a varias decenas de personas en el principal aeropuerto de Turquía el jueves por la noche, y los movimientos populistas y anti-europeos que están enturbiando la política nacional a lo largo de una amplia franja de países.

Merkel declaró en una conferencia de prensa el miércoles, tras la conclusión de la reunión cumbre, que la salida de Gran Bretaña, la llamada “Brexit”, tendría consecuencias económicas, dado que el país tiene la quinta economía mundial y representa hasta 17 por ciento del producto interno bruto del bloque.

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“Se avizora un camino difícil para las relaciones comerciales y en muchas otras áreas”, advirtió la canciller. “Mientras más pronto eliminemos cualquier incertidumbre, obviamente va a ser mejor.” Merkel agregó que “esto ciertamente no causará mayor crecimiento” y que habría la necesidad de “compensar lo que perdemos aquí por el hecho de que la Gran Bretaña nos deje”.

Cuando Dalia Grybauskaite, presidenta de Lituania, llegó el segundo día de la reunión, les dijo a los reporteros que “necesitamos despertar y oler el café”. Instó a sus colegas a “priorizar nuestras metas principales, lo que la gente piensa que necesitamos hacer” y agregó .
que los líderes “necesitan escuchar” las preocupaciones de sus ciudadanos acerca de la inmigración y la economía.

El primer ministro belga, Charles Michel, les dijo a los reporteros que se necesitaba “una renovación del proyecto europeo” y aseguró que la retirada británica había sido una “señal de alarma” para el bloque.

El referendo en el Reino Unido renovó las inquietudes por una segunda independencia en Escocia. La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, llegó a Bruselas para tener pláticas con la Unión Europea. Los ciudadanos de Escocia, así como los de Irlanda del Norte, votaron abrumadoramente en favor de quedarse en la Unión Europea, mientras que los de Inglaterra y gales votaron para salirse.

“Yo dejé muy en claro el deseo de Escocia de proteger su relación con la Unión Europea”, reveló Sturgeon. “No quiero subestimar los problemas que nos esperan en ese camino. Esto es básicamente una serie inicial de reuniones en Bruselas, para que se entienda que Escocia no quiere salirse de la Unión Europea.”

De regreso en Londres, Cameron se enfrentó a un rudo cuestionamiento en el parlamento. Unas tres cuartas partes de los legisladores se oponían a dejar la unión y, al convocar al referendo, Cameron perdió una enorme apuesta.

“Queremos la relación más estrecha en términos de comerciar con la Unión Europea”, afirmó Cameron en el parlamento, mencionando la posibilidad de que las relaciones comerciales del país con el bloque terminen siendo similares a las de Canadá, Noruega y Suiza.

Cuando se le preguntó por la inquietud de Escocia, él respondió que “necesitamos seguir negociando el mejor acuerdo posible para el Reino Unido y la mejor relación posible, y eso también sería el mejor acuerdo para Escocia”.

Cameron aseguró que los demás líderes europeos insistieron en que “no habría negociación sin notificación”, en referencia al artículo 50, la cláusula del tratado que debe invocar un estado miembro para abandonar la Unión Europea.

“Hay un concepto calmado y maduro de que nos necesitamos uno al otro, de que necesitamos que esta negociación avance bien”, aseguró, aunque reafirmó que él no estaría a cargo de las pláticas.

En efecto, Cameron, primer ministro desde 2010, tiene pensado renunciar. Tiene la intención de seguir en el parlamento, pero como miembro ordinario.

“Voy a hacer todo lo posible, ya sea en este puesto o como parlamentario común, para mantener una fuerte relación con nuestros socios europeos”, declaró ante el parlamento.

En Bruselas, en respuesta a la pregunta sobre la dimensión de la crisis política, Merkel hizo la distinción entre el referendo y las crisis como la de la inmigración y de la eurozona.

“Ahora, por primera vez, nos vemos en la situación de que un miembro quiere abandonarnos”, indicó. “No estamos engañados al considerar que, desde un punto de vista cualitativo, esta es una tarea muy diferente.”

James Kanter and Andrew Higgins
© The New York Times 2016